viernes, 22 de noviembre de 2013

Capítulo 41: El octavo día.

Es muy pequeña, apenas se la puede ver con tanto cable y tubos que la mantienen con vida.
Uri está dentro con ella, cubierto por el gorro, la mascarilla, los guantes, la bata y las calzas, se le ve que tiene miedo de poder tocarla, es tan frágil y pequeña... Leila es frágil y pequeña. Yo me separo de la ventana y me voy a caminar por los pasillos del hospital. 
Falta una hora para poder entrar a ver a Dani y a Daniela, que están en la unidad de cuidados intensivos de la segunda planta. Están bien, tienen que estar bien, se van a recuperar y lo sabes. Son las palabras que me repito constantemente para no venirme abajo. Se van a poner bien, después de la tomermenta viene la calma. En verdad esa frase se puede interpretar de varias maneras. 
El silencio que hay en el pasillo es triste, todos los familiares y amigos de los pacientes que hay tras esa puerta que pone Unidad de cuidados intensivos, esperan a que la enfermera de el aviso de que podemos entrar, pero antes debemos ponernos el gorrito, la mascarilla, los guantes, la bata y las calzas, para no contagiarles nada a los enfermos. 
Miro a Uri que está de pie, apoyado en la pared. Está pasándolo realmente mal, tiene un brazo escayolado que lo limita de hacer diversas acciones (pero eso es lo menos importante obvio) a su novia y a su hija en un estado muy delicado, sabe que en cualquier momento del día o de la noche, puede sonarle el móvil y recibir una mala noticia, también sabe que de ese sorteo, él tiene todas las papeletas, y que muy pocas, son las de ganar el otro premio. 
Se abre la puerta, y una enfermera nos da el aviso de que ya podemos entrar, que vayamos con cuidado, en silencio y seamos ordenados. Uri y yo, entramos después que todos los demás, a pesar de que me encantaría entrar una de las primeras, tengo que ayudar a Uri a ponerse las prendas de plástico y latex para entrar a ver a los pacientes. 
-Entremos, ya no hay nadie. -Me indica Uri. 
Entramos y Uri se sienta, primero le ayudo a ponerse las calzas, la bata y un guante, el brazo escayolado está debajo de la bata, ya que no lo puede sacar. Él se ajusta bien el gorro y me espera. Yo procedo a ponerme todas las prendas. 
-La misma dinámica de siempre, ¿no?
-Sí. -Le respondo. 
Nos referimos a que primero vamos a ver a nuestras parejas, con las que pasamos la mayor parte del tiempo, y al final, nos cambiamos de habitación y pasamos a ver al otro.
Uri abre la cortina y caminamos hasta las pequeñas habitaciones donde se encuentran Dani y Daniela. Miro a Uri antes de entrar y luego entro a la que me corresponde a mí. 
Miro al frente y le veo ahí tumbado sobre la camilla, enganchado a una infinidad de cables, un tubo que lo alimenta y un bendaje en la cabeza. Me acerco despacio y me pongo a su izquierda. 
-Mi amor... hola. 
Arrastro con el pie una silla y la acerco para sentarme.
-Hoy es el octavo día que estás aquí. Los médicos dicen que estás fuera de peligro, que eres muy fuerte y que luchas por vivir... 
Muy despacio, acerco mi mano a la suya, se la acaricio muy delicadamente- 
-Sé que te vas a poner bien, aún tienes cosas pendientes que hacer conmigo, ¿sabes cuales? 
Tengo la esperanza obtener respuesta de una de mis preguntas, un gesto, un movimiento por débli que sea... no sé. De momento no ha habido ni una mínima respuesta por su parte. 
-Me tienes que llevar a León, siempre hablas de esa ciudad como la octava maravilla del mundo, y si todo lo que dices es cierto, es la octava maravilla del mundo. Tienes que enseñarme tus lugares favoritos dentro de tu sitio favorito, me tienes que enseñar tu colegio, tu restaurante favorrito y donde te llevabas a las tías que te ligabas. -Sonrío- Me hablo con tus padres por WhatsApp, les he contado lo que te ha pasado, ahora mismo no pueden venir, tu madre tiene un buen resfriado, cuando mejore vendrán. Tu hermano ha venido aveces por las tardes, está muy liado trabajando, pero está muy preocupado por ti, al igual que todos tus amigos, todos te necesitamos de un modo u otro, por eso tienes que seguir y despertar, porque... si no recuerdo mal, tenemos que anunciar algo. -Agacho la cabeza solo de recordar esos últimos momentos felices con él, esos últimos momentos felices con todos. Los ojos se me inundan de lágrimas- Tenemos que anunciar nuestro compromiso, ¿recuerdas? Y tenemos que casarnos... por favor, despierta.

Oír su voz, su preciosa voz, es tan importante o más que el respirar para mí, quiero hacerle saber que la escucho y que me alegra la eternidad en este sitio. Su voz es dulce, Muchas veces, oigo a personas extrañas que dicen que soy un hombre afortunado por tener a una mujer que me quiere de verdad. Me quiere de verdad, quiere estar conmigo hasta el final y lo sé, ella es mi otra mitad, la que me hace sentir completo, la que me dice que pare cuando ya es suficiente, la que sin yo decirle nada sabe lo que quiero decir, ella se ha convertido en mi todo para poder vivir. El resto ya es secundario. Te quiero Anna. Te quiero Anna. Te quiero Anna. Repito una y otra vez. Quiero que esas palabras salgan de mi boca, para que ella las pueda volver a escuchar. 
-Por favor, despierta. -Me suplica ella. 
Noto que su voz se vuelve temblorosa, creo que va a llorar. No, por favor, Anna no llores, por favor. 
-Te quiero tanto mi amor... te necesito. 
Y yo a ti mi amor, yo también te necesito, y estás aquí. Te prometo que voy a volver contigo, que estaré a tu lado, te llevaré a León y te enseñaré mi lugar secreto y será nuestro lugar secreto por siempre. Voy a volver, tú por favor, espérame. 
-Hay una pregunta que quiero hacerte, ¿sabes tocar el piano? Tienes uno muy precioso en el salón de tu casa. 
Oh mi rubia, mi rubia preciosa, haces lo que está en tu mano para estimularme. Eres perfecta Annita, y bueno, no es que toque el piano bien bien, pero algo sé. 
Noto como su mano cubre la mía. Dios que ganas tengo de poder atrapársela y entrelazar sus dedos con los míos. 
-¿Te gustaría que me tiñera el pelo de negro?
Dejarías de ser mi rubia, ni se te ocurra hacerlo. 
-Sí, creo que tienes razón, no lo haré, soy guapa siendo rubia y contra más natural mejor. 
Muy bien princesa, sabes lo que quiero. 
-Te amo Daniel. 
Y yo a ti Anna. 

Miro el reloj, por desgracia no nos dejan estar mucho tiempo aquí, así que, tengo que salir ya, si quiero ver aunque sean dos minutos a Daniela. 
-Bueno mi amor, me tengo que ir ya. Te quiero, no lo olvides nunca nunca. 
Me levanto, no me gusta mirar atrás, porque me da mucha pena tener que dejarlo solo. Me quito los guantes, pues para entrar a ver a otro paciente, tengo que cambiarme otra vez. Por mucho que no me guste, echo la vista atrás y le contemplo durante unos instantes. Sé que vas a volver mi amor, nos quedan muchos momentos por vivir juntos tú y yo. 
Me quito todas las cosas y salgo de esa habitacíón.
Uri sale al mismo tiempo que yo, su cara no reblea nada nuevo, así que, todo debe estar igual que siempre. Me pongo otra bata y lo demás, Uri hace lo mismo y entramos en las otras habitaciones, Uri en la de Dani, y yo el la de Daniela. Cierro la puerta tras de mí, la miro y se me saltan las lágrimas. No quiero que lo último que le dijera que ella escuchara fueran esas cosas tan horribles que le dije, eso quedará siempre ahí, hasta que no despierte, si es que despierta. Podría haber evitado esto. Me digo a mí misma. Es verdad, podría haberlo evitado. Si en vez de caminar junto a ellos, hubiera dicho alguna cosa, unas disculpas, algo, ellos habrían parado y ese coche habría pasado de largo y no estaríamos aquí en estos instantes. La culpa no devuelve nada. Me dice el otro yo que apenas sale a hablarme, por eso no tiene nombre. 
Me acerco a la camilla donde está acostada la que ahora no sé si soy su mejor amiga o no. 
-Hola Daniela, soy Anna. 
Ella como es habitual en estos eternos días, no reacciona. 
-Te echo de menos -hago una pequeña pausa- te necesito en verdad... -cierro los ojos para evitar que otros dos lagrimones resvalen por mis mejillas- eres mi mejor amiga. Sé que te lo digo todos los días, el que siento lo último que te dije, que no es verdad, que eres única en el mundo y que yo no debí atacarte de ese modo, pero si te lo repito tanto, es porque no quiero que te olvides de ello. Aquella noche no me comporté como una buena amiga. 
-Agua... 
Un sudor frío me recorre todo el cuerpo, levanto la vista y veo que tiene los ojos entornados, pero no me están mirando a mí, creo que está desorientada. 
-Daniela... 
La cojo de la mano con suavidad. Ella dirije su mirada hacia mí. Me aprieta lo máximo que puede la mano. 
-Por favor, quiero agua. 
-Vale, espera, voy a pedir agua... 
Le suelto despacio la mano, me doy la vuelta, abro la puerta y me asomo en busca de una enfermera. 
-Enfermera, por favor... enfermera...
Hago todo lo posible por contener la emoción y no gritar de felicidad, por respeto a los demás que están allí. Sé de de primera mano, como es esa envidia sana que nace cuando estás en la sala de espera y ves a algún familiar que sale con una sonrisa en la cara, porque su ser querido ha mostrado signos de recuperación, y tú estás ahí, esperando a que el tuyo también lo haga y no lo hace, más bien empeora. Esas son las dos caras de la moneda. La enfermera se acerca. 
-¿Qué ocurre? 
-Quiere agua. 
-¿Cómo? 
-Me ha pedido agua... se ha despertado. 
La enfermera me mira, se pone una mascarilla y unos guantes. Me aparto para dejarla pasar, se acerca a Daniela. 
-Daniela. 
-¿Me has traído el agua?
-Enseguida te la traigo. 
-Tengo sed. 
-Sí, te la traigo, un momento. 
Yo estoy a los pies de la camilla, estoy sorprendida por la fluidez con la que habla Daniela, y por lo que veo la enfermera también lo está. Aprieta un botón que hay al lado de la mesita y dice: 
-Por favor, traed un vaso de agua a la seis y llamad al doctor Montero, es  urgente. 
-Tengo mucha sed...
-Tranquila, te traerán el vaso de agua enseguida, no sufras por eso. -Le dice la enfermera- 
-Vale...
-¿Qué ocurre? ¿Ha pasado algo? 
Miro hacia la puerta y veo a Uri que se asoma, se ve que ha visto que la enfermera entraba y se ha preocupado por ello. Imagino la sorpresa que se va a llevar cuando sepa que ha despertado. 
-Ha pedido agua, varias veces. 
Le digo sonriendo bajo la mascarilla. 
-¿Cómo...?
-Que nadie me trae agua, ¿me la traes tú? 
-Da-daniela... 
-Quiero agua, por favor. 
Otra enfermera entra con un vaso de agua con una pajita, se lo da a su compañera y esta se lo dispone a dar a Daniela. 
-¿Qué es eso? 
-Es una pajita. 
-Yo no quiero pajita, por favor, quítala. 
La enfermera hace lo que Daniela pide. 
-¿Crees que podrás bebértelo? 
-Sí. 
Se lo acerca a la boca, y ella empieza a beber. 
Uri y yo nos miramos, estamos que tenemos que contener el impulso de abrazarnos y pegar saltitos de alegría, por fin una buena noticia después de esta terrible semana, Daniela ha despertado y parece estar bastante bien. 
-¿Quieres más? 
Le pregunta la enfermera. 
-Un poco más, por favor. 
Oh Dios, que alegría. 
Se termina de beber el segundo vaso de agua, Uri y yo seguimos ahí plantados contemplando el maravilloso espectáculo que es el milagro de la vida. Gracias Dios por devolverme a mi amiga, y no dejar a una criatura sin su madre, confío en que seas piadoso con la pequeña Leila y no te la lleves, tiene que conocer a su madre, aprender a caminar, a hablar, a comer, beber, a amar... por favor, no te lleves a Dani, él ya sabe hacer todas las cosas, pero yo le necesito a mi lado, el tiempo que ha estado conmigo no es suficiente, no quiero hacer tratoss de ninguna manera, solo te pido que vuelva conmigo, con sus familiares y amigos, no seas injusto y me devuelvas la vida para luego quitármela, sabes que si te lo llevas a él me llevarás a mí también. En cuerpo no, pero en alma... por favor... 
Tal como ha venido esa alegría, se ha esfumado. No os confundáis: me alegro mucho de que Daniela se haya despertado, pero Dani, él es mi vida, ya lo sabéis, le necesito. Espero que nadie tenga que pasar por lo que yo estoy pasando, no se lo desearía ni al peor de mis enemigos. 

-No nos recuerda, no recuerda nada... 
Uri está sentado en una de las sillas de la sala de espera, por suerte nos encontramos solos y podemos hablar libremente de el nuevo problema que nos ha surgido: Daniela, no recuerda absolutamente nada, y Uri está desesperado. 
-Uri, el doctor ha dicho que es normal, es algo común que después de un accidente así el paciente sufra amnesia. Va a recuperar la memoria. 
-¿Y si no la recupera? 
Levanta la cabeza y clava sus marrones ojos en mí, es obvio que no me cree. Yo intento consolarle, aunque sé de primera mano, que en estas circunstancias ninguna palabra de consuelo es creíble, solo te basas en los hechos, en lo que ves. 
-Dime, si no la recupera, ¿qué? -Vuelve a insistir. 
Yo le miro. 
-Es más probable que Dani tenga amnesia, que Daniela... -no sé como continuar explicándome, mis mismas palabras me han acuchillado el alma- Dani se dio un fuerte golpe en la cabeza, no sabemos que secuelas puede tener... 
Vuelvo a callarme, me paso la mano delicadamente por los ojos para evitar que se me salten las lágrimas, quiero aparentar fuerza, no quiero que Uri acabe consolándome a mí. 
-Cuando despierte, tenga las secuelas que tenga, yo voy a estar ahí, con él, y si no recuerda, pues yo recordaré por los dos y le crearé nuevos recuerdos, siempre voy a estar con él. Siempre. 
Tras estas palabras, el silencio se sienta junto a nosotros. 
-Tienes razón... 
Me dice Uri. 
-No es razón... es lo que de verdad siento. 
-Pues yo también voy a estar con ella, le daré todo el amor que no le di anteriormente. Se lo merece. 
Sonrío, le cojo de la mano y se la aprieto cariñosamente, él me devuelve el apretón. 
-Deberíamos bajar a comer. 
Me vuelve a apretar y esta vez un poco más fuerte. 
-No tengo hambre.
-Ya, nunca tienes hambre, pero necesitas comer, estás cada vez más delgada. 
Tiene razón, me pesé ayer y había perdido tres kilos. 
-Venga, vamos. 
Se levanta, tira de mí y voy detrás. 
El ascensor llega a la planta baja, las puertas se abren, y nos encontramos a Florentino Fernández de frente. Él se queda de piedra al vernos, su rostro palidece de inmediato, retrocede unos pasos y se aparta para dejarnos salir, Uri y yo salimos. 
-¿Cómo está Dani? 
Giro la cabeza hacia él, le miro, veo que dejar marchar el ascensor. 
-Pues... -No sé que decirle. 
-Tranquila, si no quieres no es necesario que me respondas, sé que es duro -agacha la cabeza- espero que se recupere, lo digo de todo corazón. Me he planteado muchas veces ir a verle, pero... -niega con la cabeza delicadamente- no tengo valor de hacerlo... tengo miedo a verle ahí sin decir nada... es... 
Le cogo del brazo suavemente para tranquilizarle. 
-No pasa nada, tranquilo. No se preocupe. 
-Es que... 
Ay Dios, pobrecillo, se va a derrumbar. 
-¿Tiene algo que hacer? 
-Tengo que ver a mi suegra, pero no, no tengo prisa, ¿por qué? 
-Por si quería venirse a comer algo y hablar. 
Él se quita las gafas, se pasa las manos por los ojos, seguramente para quitarse las lágrimas. Pues sí que era importante Dani para él. 
-De acuerdo, luego nos vemos a las dos, ¿te viene bien? -Me pregunta. 
-Claro, a las dos en cafetería. 
-Bien. 
-De acuerdo, hasta luego. 
Nos dedicamos una débil sonrisa, me doy la vuelta y me dirijo con Uri a la cafetería. 
-Aunque hayas quedado a las dos, tienes que tomarte algo. -Me advierte Uri. 
-Vale, está bien. 
Entramos en la cafetería, nos sentamos en una mesa más apartada del barullo de gente que entra, sale y habla. Uri me mira esperando que pida algo. 
-Zumo de naranja natural recién exprimido. 
-Daniela también pedía eso...
-Lo sé, las dos tenemos gustos en común. 
-¿Crees que aún querrá? Si se lo llevo... 
-Pues a lo mejor sí, a lo mejor ese pequeño detalle le ayuda a recordar. -Le digo mientras una sonrisa llena de esperanza se dibuja en mi cara. 
-¿Tú crees?
-Claro, estoy segura, en estos casos, hay que ser positivos, si no, poco podemos hacer. 
-Ya, créeme que lo intento, pero, recuerdo la situación y... me hundo. 
-Lo sé cielo... pero debes de ser fuerte, por las dos. 
Él me mira, yo le tiendo la mano para que me la coja y pueda desahogarse, él me la coge y me da un apretón. 
-¿Qué tal con los padres de Dani?
-Creo que en unos días vendrán, no puedo creer que los vaya a conocer de esta manera. 
-¿Cómo? ¿Aún no los conoces?
Niego con la cabeza. 
-Seguro que agradecen que estés con su hijo. 
-No quiero que me lo agradezcan, lo hago porque Dani es mi novio, estoy realmente enamorada de él, y cuando digo eso de "con él hasta el fin" es con él hasta el fin. 
-Eso es verdad, ¿sabes? Eres de las pocas personas que conozco que demuestran estar incondicionalmente enamorada de alguien, en este caso, de Dani. Él no sabe la suerte que tiene de tenerte. 
Sonrío. 
-Sí que lo sabe. 
-No, él piensa que tiene suerte de que tú seas su novia, no entiende muy bien porqué estás con él, no entiende qué ha hecho para que te fijes en él, no se lo explica. 
-¿Cómo...? ¿Te lo dijo él?
-Sí, una vez que bebimos varias copas de más. 
No me lo puedo creer, quiero saber que le dijo, pero por otra parte no, no quiero saberlo, creo que me hará sentir peor, miro a Uri y él sigue hablando: 
-Fue hace unas semanas, os acabábamos de dejar en casa, Dani y yo decidimos tomarnos unas copas en la azotea de su bloque... 
-¿Emborracharos en la azotea? -Le interrumpo. 
-Es que hacía frío. -Se excusa. 
-¿Y... qué te dijo?
-Pues empezamos a beber y mientras nos reíamos, pues me empezó a contar eso, que no entendía el porqué te tenía como pareja. 
-Pues no entiendo muy bien, porqué piensa eso. 
-Tal vez, porque él no se ve como tú le ves. 
-¿Qué quieres decir? 
-Pues que cada uno tenemos una forma de vernos y ver a los demás. Tú puedes verte como una chica normal y nosotros te vemos como alguien increíble. 
Sonrío y él me devuelve la sonrisa. 
-Es cierto, eres preciosa, eso es lo que yo quiero decir, que tú no te ves preciosa, pero eres preciosa. 
Esas palabras me dan que pensar, ¿qué pensaba Dani de si mismo? 
-Dani es por quien yo moriría, muero y moriré. 
El camarero nos trae a mí el zumo y a Uri el café con leche. 
-Más que morir, luchas por él. -Dice Uri cuando el camariro se va. 
-Exacto. 
Cojo el vaso de zumo, empiezo a beber, está buno, pero no puedo, no me apetece nada comer, beber, ni ingerir nada, pero tengo que hacerlo por mi bien, sé que si enfermo por falta de fuerzas no podré ir a ver a Dani y si despierta verá que yo no estoy ahí y pensará que no me importa, y eso no es verdad, me importa más que mi propia vida y por eso me voy a beber ese puto zumo que cada segundo que pasa pierde vitamina C. 

-¿Crees que se va a poner bien? Aunque no sea el mismo, puede volver a ser él. 
La conversación que estoy manteniendo con Flo me da mucho que pensar, son cosas que no quiero pensar, porque sé que luego no podré dormir ni mínimamente bien pensando en ellas. 
-No lo sé, no sé qcomo va a estar, no sé si va a ser el mismo o no, pero le ayudaré a lo que sea necesario para que tenga una calidad de vida lo más buena posible. 
Él abre los ojos impresionado por algo que no sé que es. 
-Es impresionante como estás afrontando un tema tan delicado y duro como este, hay quienes se vienen abajo y no son capaces de pensar de ese modo como tú, de verdad, es admirable.
-Es lo mejor que puedo hacer por él y por mí, necesita todo el apoyo del mundo, y yo se lo voy a dar. 
-Eres muy dulce, suerte que se ha topado contigo. 
-Yo no entiendo porqué todos me decís eso. 
-¿Perdón?
-Pues que todos me estáis diciendo que Dani tiene suerte de tener una novia que lo cuida tanto, que es afortunado, que si tal y cual, pues yo no lo veo así, yo creo que todos en una situación similar tenemos que apoyar lo máximo posible a los afectados por un accidente o problemas de salud, creo que es algo instintivo, luego está la excepción que confirma la regla que son aquellos que son gente falsa que cuando ven las cosas difíciles y sus sentimientos son de mentira, pues se dan media vuelta y si te he visto, no me acuerdo, pero también están aquellos que estas situaciones les viene demasiado grande, les hunde el mundo, les arrebata la felicidad, las ganas de luchar... yo no les echaría nada en cara, hay quienes son más sensibles y tienen una fortaleza increíblemente bulnerable. Yo por ejemplo, podría haberme derrumbado por todo esto, pero por suerte hay algo que me empuja a levantarme cada mañana, aunque yo no soy la fortaleza en persona que es lo que todos no paráis de repetirme, pues me cuesta mucho beberme un simple vaso de leche o de lo que sea a la boca, me cuestta mucho coger aunque sean diez o cinco minutos seguidos de sueño, eso es lo que nadie ve y la pura realidad. 
-Ya, pero mira -señala el vaso de zumo que antes me había bebido- te lo has tomado, aunque no tuvieras ganas, y estoy seguro de que lo has hecho por él. 
-Cierto sí, pero odio que me repitan de que Dani tiene suerte de tenerme, a lo mejor soy yo la que tiene suerte de tenerlo a él. 
-Creo que eso depende de distintos puntos de vista. 
Yo asiento y le miro fijamente, quiero proponerle algo, pero a lo mejor no se siente con fuerzas ppara hacerlo. El no ya lo tienes, tú inténtalo. Ann como siempre tan lista. 
-Tú y Dani erais buenos amigos, ¿no?
-Sí, teníamos una muy buena relación. 
Sonrío y él me devuelve la sonrisa. 
-Cuando nos conocimos nos llevamos bien desde el primer segundo. 
-¿Y eso? Si no te importa contármelo. 
-No, claro que no me importa contártelo. Conocí a Dani en una reunión para un nuevo proyecto de televisión que llevamos a cabo, pero que no resultó muy bueno a vistas de la audiencia, él cuando me vio se quedó impresionado porque iba a trabajar conmigo, al parecer yo era uno de sus referentes en esta profesión, enseguida nos caímos estupendamente y todo eran piques y bromas entre nosotros, no era mi mejor amigo, pero sí un gran amigo en el que confiar, parece muy tonto a la vista de cualquiera, pero es bastante inteligente y es un tío con el que puedes contar para lo que sea, pero eso tú ya lo sabes. 
Sonrío y asiento. 
-Es un cielo de hombre. 
-¿Quieres que brindemos por él? -me propone. 
-Vale, ¿con qué?
-Pues con lo que quieras, pide que invito yo. 
-Vale, ¿qué quieres?
-A mí pídeme una coca-cola. 
-Okey. 
Me levanto y pido una coca-cola para él y un batido de chocolate para mí, sé que no son horas, pero es que ya que me apetece pues voy a pedírmelo. No tardan ni tres minutos en traer las bebidas, Flo y yo las echamos sobre las copas (he tenido el detalle de pedir que nos trajeran copas para el brindis, ya que un brindis no es un brindis si no se brinda en copas) Flo y yo las cogemos, las alzamos y las chocamos diciendo unas palabras: 
-Por Dani. 
-Por Dani. 
Nos las llevamos a la boca y pegamos un buen trago. 

Me he sentado en el sofá para descansar un rato, he conseguido coger el sueño hasta que la vibración del móvil y el sonido del timbre del WhatsApp me lo quita. Abro los ojos y me incorporo, cojo mi móvil y veo que no tengo ningún mensaje, será el de Dani, lo cojo y abro la aplicación, es su madre: 
Tina: Hola Anna, cómo está Dani? 
Yo: Está igual.
Tina: No te dicen nada nuevo?
Yo: Que es fuerte, que está fuera de peligro y que es todo un luchador. 
Cosa que realmente odio que me digan los doctores y las enfermeras, solo quiero oír que mejora, que reacciona y que sale da la UCI, pero no, no oigo eso. 
Tina: Son bonitas palabras, pero no me bastan. 
Yo: Lo sé, a mí tampoco me son suficientes...
Tina: Y tú cómo estás? 
Yo: Pues estoy bien, ahora descansando un rato.
Tina: De verdad, siento que tengas que pasar por esto tú sola. 
Yo: No se preocupe de verdad, estoy bien. 
Tina: Fernando está mirando los billetes para ir a Madrid, en un par de días estaremos contigo. 
Yo: Muchas gracias, prepararé la habitación para que estéis lo más cómodos posibles. 
Tina: Gracias, de verdad gracias por todo. 
Yo: No hay de que. 

-Daniela Blume. 
La voz del doctor nos hace pegar un salto de la silla y entrar en la consulta. 
-Buenas tardes -nos saluda el doctor Montero- ¿qué tal el brazo Uri?
-Pues ahí va mejorando, ¿qué tal está Daniela?
-Como es evidente ha despertado, no tiene problemas a la hora de hablar, beber y comer sola, aún tiene traumatismos en las piernas y tres costillas fracturadas. Lo único "alarmante" la pérdida de memoria, han venido nuestro equipo de especialistas a verla y han llegado a la conclusión de que es una amnesia temporal, poco a poco irá recuperando la memoria, no os preocupéis por ello. La subiremos a planta si todo sigue como va mañana por la mañana
Los dos nos miramos y no podemos evitar darnos un abrazo a pesar del brazo de Uri. 
-Gracias. 
Dice Uri bastante aliviado, en la sala de espera estaba muy nervioso por si Daniela había vuelto a dormirse y no volvía a despertar. Se había montado cada película... aunque reconozco que yo también tenía mis paranoyas, pero no son ciertas, a si que habrá que celebrarlo. 
-Muchas gracias de verdad, no sabe la alegría que me da oirle decir esas cosas, gracias por todo lo que han hecho por ella, gracias. 
Pobre Uri, es uno de los hombres más buenos que he conocido en mi vida, es quien menos se merece sufrir, está siendo muy fuerte también, muchos dicen de mí, pero es que él tiene a dos de las personas más importantes de su vida en el hospital, bien que una de ellas está mejorando favorablemente, pero la más débil depende de máquinas para poder vivir minuto tras minuto. Él si que es fuerte. Por eso me fastidia tanto que la gente me diga esas cosas, pues no me ayudan en absoluto, todo lo contrario, y no me preguntéis porqué. 
-No tienes que darme las gracias por nada, es nuestro trabajo, además que no esperábamos que despertara hoy, ha sido un giro tremendo en su estado de salud, somos científicos y no solemos decir estas cosas, pero ha sucedido un milagro... 
Se produce un silencio bastante incómodo, el doctor me mira de reojo y se da cuenta de que no debería haber dicho eso. Me alegro mucho por Daniela que está bien, pero entonces la envidia sana que duerme en mi interior se despierta y golpea furiosamente mi persona. Es que el milagro podría haber caído sobre Dani, ¿no? Él lo necesitaba más que ella. No puedo creer que se me pasen estas cosas por la cabeza. Dios, está claro que la falta de sueño, me está empezando a afectar de verdad. 
-Anna... Anna... 
-¿Qué le ha pasado? ¡Dios mío Anna di algo! 



LO SÉ. LO SÉ. LO SÉ. ESTE CAPÍTULO ES   RARO, PERO LO HE HECHO TODO LO MEJOR POSIBLE QUE HE PODIDO, HE TENIDO QUE CORREGIRME MILLONES DE FALTAS ORTOGRÁFICAS, PORQUE EN ESTAS SEMANAS ANDO MUY DESPISTADA Y TODAS LAS MOVIDAS QUE CONLLEVAN EL TENER EXÁMENES CHUNGOS, TRABAJOS CHUNGOS Y UNA VIDA CHUNGA DE POR SÍ. DAROS LAS GRACIAS A TODOS LOS QUE MALGASTÁIS VUESTRO VALIOSO TIEMPO EN LEER MI MIERDA, GRACIAS A TODOS POR HACERME CREER QUE SOY BUENA EN ALGO. NO ES HUMILDAD, SINO SINCERIDAD. SI ES POSIBLE RECOMENDADME ENTRE VUESTROS AMIGOS Y AMIGOS, NOVIOS Y NOVIAS, AMANTOS Y AMANTAS.... BUENO ESO ME LO HE INVENTADO. EL CASO ES QUE ME RECOMENDÉIS. GRAAACIAAAAAAAAS. 


@_TinaGarcia