Me estoy arreglando para ir al museo esta tarde con Uri, Daniela, Dani y yo. Estoy muy ilusionada, porque tengo muchas ganas de explorar las infinitas maravillas del erotismo. Hay que añadir para el que no lo sepa, que el erotismo no es lo mismo que el sexo. No os confundáis.
-Oye Anna. Ayúdame con los zapatos. No me los puedo abrochar con la tripota. -se sienta y me mira sonriente.
Yo me afacho y se los empiezo a abrochar. Ella me mira como cuando una niña pequeña mira a su madre mientras esta le ata los cordones de sus deportivas nuevas.
-¿Te vas a recoger el pelo? -me pregunta.
-Pues aún no lo tengo pensado. No lo sé.
-Si quieres yo te lo puedo peinar y te hago una coleta hacia un lado y que te caiga por la parte derecha.
-Pues como quieras. -termino de abrocharle la evilla y me pongo depié.
Ella igual. Fijo la mirada en su vientre.
-¿Puedo...? -echo una mano hacia delante en señal de que quiero acariciarle la barriga.
Ella me sonríe y asiente.
-Claro.
Poso mi mano sobre su vientre que está cubierto por la fina tela de la blusa de estampado floral que se ha puesto para ir al museo.
-Tengo ganas de que nazca... -dice con una sonrisa tan preciosa que no se puede describir. Es esa clase de sonrisas que se dejan ver en las caras de las futuras madres, es esa clase de sonrisas que vienen cargadas de amor e ilusión, es esa clase de sonrisas que nos hacen sonreír a nosotros también.
-Creo que todos deseamos que nazca esta chiquitina. -le digo mientras le acaricio suavemente el vientre.
-Quiero ver su carita, tenerla entre mis brazos, cantarle nanas y decirle cosas bonitas... -sus ojos desprenden un precioso brillo azul. Me atrevo a ddcir que puede escapar una lagrimilla.
-Imagino... -es lo poco que me sale decir. Ahora este es su momento.
-Le hemos mirado la habitación, los muebles son blancos y rosa pálido, sobre la cuna le vamos a colgar florecitas, corazones y estrellitas... mi princesita.
Yo sonrío.
-Quiero que despertarme por las noches por su llantos, quiero cogerla, darle de comer, cambiarla o simplemente estrecharla entre mis brazos y tranquilizarla para que vuelva a tener un profundo, bonito y dulce sueño.
-Qué bonito. -sonrío- Yo también quiero uno.
Daniela me mira y sonríe.
-¿Quieres tener hijos?
-Pues sí, algún día.
-¿Con Dani?
-Es mi novio. Obviamente quiero tener hijos con él.
-¿Pero ahora?
-No, en un futuro.
Ella sonríe.
-Quiero que tengas hijos, así nosotras podríamos llevarlos juntas al parque y mientras ellos juegan, nosotras cotilleamos. ¿Te imaginas?
-Sería genial.
La verdad es que aún no me veo yo con hijos.
-Vente. Te voy a peinar.
Las dos nos vamos al baño. Daniela me hace sentarme en el taburete frente a la pila y al espejo. Empieza a peinarme.
Pocos minutos antes de las seis, Daniela y yo estamos sentadas en el sofá intercambiándonos pulseras, anillos y pendientes.
-Yo me voy a poner unos pendientes pequeños.
Coge unos pendientes de plata en forma de estrellas.
-Yo quiero los que me regaló Dani, pero no sé cuales coger.
Saco varias cajitas, ahora me doy cuenta de que Dani me ha regalado un montón de piendientes y no me he puesto ninguno. Daniela abre las cajitas y los contempla con admiración.
-Son preciosos.
-Sí. Son muy bonitos.
-Te regala muchas cosas.
-Sí, pero no me gusta que me regale tanto, yo con que me quiera y esté conmigo, me basta.
-¿Y tú le regalas cosas?
-¿Qué se le puede regalar a un hombre que lo tiene todo?
-¿Entonces? ¿Qué haces?
-Pues ser ingeniosa. Muy ingeniosa. -sonrío.
-Ooh ya lo pillo. -se ríe.
-Chica lista. -elijo los pendientes azules- ¿Estos bien?
-Divinos.
Me los pongo.
Tovan al tiembre. Me levanto y abro. Uri y Dani entran.
-Buenas tardes princesas. -dice Uri acercándose a Daniela y rodeándola con los brazos y acariciánle la tripa.
-Hola. -sonríe y lo abraza.
Yo miro a Dani y él me rodea la cintura con los brazos.
-Preciosa... -me besa- ¿Te has puesto así de espectacular para mí? -me da un beso en el cuello.
-Pues la verdad es que me he puesto así por el barrendero de la plaza, pero tú también puedes deleitar tu visión. No está prohibido.
-Aah... bueno saberlo. ¿Estáis listas para salir?
-Sí, vámonos.
Uri rodea con el brazo el hombro de Daniela y Dani me coge de la mano. Todos salimos, y nos dirijimos al museo andando. No está lejos.
-Quiero un helado de avellana. -dice Daniela- Lo siento, pero estoy embarazada.
-¿Quieres un helado preciosa? -Le pregunta Uri mientras le acaricia el pelo.
-Por favor...
-Venga vale.
Dani me mira y me aprieta la mano.
-Yo también quiero uno... ruubiaa... porfi, quiero un helado. ¿Me lo compras? Pofi... -me mira con carita triste.
-No. -le digo de broma para ver como se pone.
Magnifica la cara triste.
-Pooofi anni... -tira de mi bolso.
-No.
-Poofi Anni... Anni Anni Anni Anni Aaaanniiiiiiiiiiiii... Anni.
Me río.
-Vale mi amor. Te lo compro. -le acaricio la mejilla.
-¡Bieeeen! Gracias... -me sonríe dulcemente.
Es que parece un niño pequeño. Es realmente adorable.
-¿De qué quieres el helado?
-De avellana.
Sonrío al ver que tiene la cara iluminada. ¿Se puede saber cómo es capaz de hacer que me muera de adorabilidad en unos momentos y de placentero erótico en otros momentos?
Estamos en el museo. Es realmente precioso. Dani me tiene cogida de la mano, no quiere soltarse de mi mano. Nos acercamos a una fotografía que refleja unas siluetas. Reflejan el acto en el que el hombre besa la garganta a la mujery ella está con la cabeza echada hacia atrás, con la boca entre abierta. Se muere de placer por ese simple hecho. Yo quiero vivir esos momentos intensos con el hombre que me tiene cogida de la mano. Lo miro y me está mirando.
-Anna, esta visita es muy didáctica e inspiratoria.
Sonrío.
-¿Y qué te inspira?
-Cosas.
-¿Qué cosas?
-Cosas.
-Dilas.
-Cosas.
-Pues vale.
-¿No quieres saber qué cosas son?
-Si no me las quieres decir.
-Claro que sí mujer.
-Pues dímelas.
-No.
Sonrío.
-Te quiero.
-Y yo.
Miro a Daniela y a Uri, que están riéndose. Uri la tiene cogida de la cintura y le acaricio el vientre. Yo sonrío.
-Que monos son... ¿Verdad? -le pregunto a Dani sonriendo.
Él me sonríe.
-Pues la verdad es que sí. Estos son novios ya. ¿No?
-Que va. Aún no, pero se les nota coladitos el uno por el otro. Los muy catetos no se atreven a dar el paso. ¿Y si planeamos algo para que se junten? -sonrío.
Él me mira con cara de desaprovación.
-Quita quita, deshazte de esa idea de la cabeza, no hagas de celestina, que ya sabemos como acaba el cuento.
-La celestina no es un cuento, es una obra romántica trágica que está ambientada en entre la época mediabal y renacimiento.
-Sea lo que sea, el final no me gusta y no quiero que eso pase.
Miro a Dani, la verdad es que ahora no sé qué leches le tengo que decir. Abro la boca, cierro la boca y asiento con la cabeza.
-Okey, tranquilo. No haré nada.
-¿Sabes Annita bonita?
-¿Mmm?
-Que no me fío de ti.
-Uy lo que me ha dicho...
Creo que estamos manteniendo una conversación no seria. Es decir, que no es relevante. Es decir, que el valor de las palabras solo sirven como los billetes del monopoli, para nada.
La visita al museo, nos ha encantado, ha sido fantástica.
-Estoy decepcionado. -dive Dani- Esperaba ver más culos y tetas.
Le doy una colleja.
-Igualita que mi madre. Enserio, creo que me he vuelto tonto por las collejas que recibí de niño.
-Deberías mirártelo, al igual que tu adicción al sexo. -le comenta Daniela entre carcajadas.
-Eh eh eh, yo no soy adicto al sexo, solo que tengo una novia que tiene un cuerpo y una forma de llevarme a la luna impresionante.
-No sabía yo que Anna fuera un cohete. -le dice Uri.
Todos nos reímos. La verdad es que es divertido pasar el rato con los mejores amigos del mundo y con el novio perfecto, que por cierto, nos estamos ríendo a su costa y no está acostumbrado a dllo. Seguramente, el muy pillo, quiera que esta noche yo le compense los daNos y perjuicios causados en estos momentos, con lo aprendido en el museo. Solo de pensarlo me recorre un escalofrío por todo el cuerpo y se me pone la carne de gallina y creo también que mi cara se ha vuelto color escarlata brillante y una sonrisa se ha escapado. Ahora el cuadro soy yo.
-Enserio, vosotros dos ahora mismito estáis muy graciosillos. Parecéis estar los dos hechos el uno para el otro.
Oh Dios mío Daniel. ¿Y eres tú mi príncipe azul que yo soñé? Disculpad, esa no era la pregunta. Perdonad, perdonad, no se sulfursn. Errores humanos los cometen cualquiera, si no miren a Bárcenas, un señor muy honrado que por equivocación se cobró veintidós millones de euros en cuentas bancarias en Suiza. Todos cometemos errores gente. A ver, volvamos al tema... ¿Enserio eres tú el que me ha advertido de que no sé qué de la celestina ni que ocho cuartos? Ustedes ya me entienden a donde yo quiero llegar a parar.
Uri y Daniela se vuelven tomates como yo hace unos instsntes, pero con ls diferencia de que a mí nadie me ha visto y nosotros a ellos sI. ¡PILLADOS!
BUENO BUENO MIS QUERIDOS LECTORES, TENGO VARIAS COSILLAS QUE COMUNICARLES Y DECIRLES.:
PRIMERA: GRACIAS POR DEDICAR VUESTROS MJNUTITOS DE VUESTRAS VALIOSAS VIDAS, LEER ESTE RELATO QUE ESCRIBO DESDE EL CORAZÓN Y DESDE EL MÓVIL CON GRAN DIFICULTAD. TKDO HAY QUE DECIRLO.
SEGUNDA: ESPERO QUE A LOS QUE HAYAN TENIDO RECUPERACIONES DE ASIGNATURAS SUSPENDIDAS EN EL PASADO CURSO, TENGAN MUCHÍSIMA SUERTE Y MUCHO ÁNIMO POR LO QUE PUEDA PASAR. SUERTE Y POSITIVIDAD POR FAVOR.
TERCERA: QUE POR FAVOR ANNA SONIA (ELLA SABE QUIEN ES) QUE SE PONGA EN CONTACTO CONMIGO, PORQUE HE PERDIDO SU WA Y QUIERO VOLVER A HABLAR CON ELLA, O SEA, CONTIGO HERMANA.
CUARTA: NICOLE, KAROL, OS ECHO DE MENOS Y OS QUIERO.
@YourDanna