miércoles, 31 de julio de 2013

Capítulo 35: Un delicioso postre.

-¿Ya?
 -Espera, cuidado con el escalón.  Subo el último escalón. Hemos subido como unos veinte. No sé a donde me lleva, pero, estamos al aire libre, o eso parece, porque, noto el frescor de la noche en mi cara y se oyen los grillos, eso también. 
-Vale, camina un poco más...
Me dice Dani, parece entusiasmado. Me gusta que esté así, parece un niño pequeño que quiere mostrarle a su madre un dibujo que ha hecho en la guardería. Sonrío solo de pensarlo. 
-Ya está. -Me quita el pañuelo- Abre los ojos. 
Abro los ojos y ante mí, veo una terraza que deja contemplar desde lo alto el más allá de la creación humana y natural, una mesa dispuesta con platos y cubiertos y una vela prendida. Es precioso. 
-Vamos. -Me conduce hasta la mesa, aparta la silla y la dispone para que yo tome asiento. 
Me siento, miro a mi alrededor, hay más mesas con velas y gente cenando, pero, estamos considerablemente separados de los demás. Miro a Dani, que ya está sentado enfrente de mí. 
-¿Donde estamos? 
-¿Te gusta? 
-Mucho. ¿Donde estamos? 
Me dedica una sonrisa. 
-Estamos en un hotel. 
-Qué hotel más raro...
Él se ríe. Parece estar lidiando con la situación de tener que explicarle a un niño de seis años, de donde vienen los niños. 
-¿Sabes qué Anna? 
Le miro. 
-¿M? 
-Que no me apetece nada contarte donde estamos. Quiero disfrutar esta cena observando cómo pruebas las ostras y el champán, quiero ver como te comes el emperador y cómo mojas las fresas en la nata y te la llevas a la boca. Quiero disfrutar eso. 
Su mirada abrasadora, me derrite por dentro. Me revuelvo en la silla. Él sonríe al ver mi reacción sobre sus palabras. 
Al momento, tenemos una fuente de ostras y dos copas servidas de un exquisito champán de color rosado. 
-Que lo disfruten señores. -Nos dice el camarero que nos lo ha servido todo, parece majo. 
-Gracias. -Responde Dani. 
El camarero se retira, fijo mi mirada en Dani y él fija su mirada en mí. Me pregunto cómo puede tener ese sexy tan natural. Es que el muy... ni se esfuerza por serlo, es tan natural... mis piernas ahora mismo son gelatina pura. 
-¿Te encuentras bien? -Me pregunta Dani sonriéndome muy amablemente. 
-Sí. 
Su sonrisa amable, se convierte en juguetona y traviesa. Sabe perfectamente, que estoy hecha un flan por él. Si esto fuera un juego de apuestas, apostaría todo, porque lo está disfrutando como un niño pequeño. 
-Que aproveche señorita. 
-Igualmente señorito... 
Me mira divertido. 
-Llámeme Dani, por favor. 
-Igualmente Dani. 
-Gracias señorita. 
-Llámeme Anna, por favor...
Me sonríe divertido. 
-¿Se burla de mí? 
Le miro, espero poner expresión de ofendida. 
-No me atrevería yo a hacer tal cosa. 
Asiente. 
-Creía yo...
Coge una ostra, chupa y la saborea. Le gusta. 
Yo le miro, él me mira. 
-¿Las has probado alguna vez?
-No. 
-Prueba las. 
Cojo una ostra y una rodaja de limón, le echo un poco de jugo, me la acerco a la boca y empiezo a chupar... mmm... delicioso. Miro con los ojos a Dani, que me mira serio con la copa de champán en los labios. Esta escena, me recuerda a esa fantasía que he tenido esta mañana. Quizás esa fantasía, se haga realidad. Dice Ann sonriente y esperanzada. Ojalá... 
-¿Te gusta? 
-Está muy rica. 
-Es un manjar. 
-Ya... -No sé que decir. ¿Vale? Dejadme en paz. 
Tras unas cuentas ostras, un par de copas de champán y el emperador a la no sé qué, que estaba muy bueno, Dani coge una de las pocas ostras que quedan en la fuente, le echa unas gotas de jugo de limón y me mira sosteniéndola con los dedos. 
-Acércate. 
¿Me la piensa dar él? Oh... solo de pensarlo, me recorre un cosquilleo en el estómago, y creed me que no es sensación de amor, flores, corazones y Cupido con su flecha. Me acerco un poco. 
-Abre la boca. 
Abro un poco la boca, él me pone la ostra entre los labios. 
-Chupa... 
-Mmm... -Hago lo que me dice y creo que ahora que él la ha tocado, está mucho más buena. 
Veo cómo él se pasa la lengua por el labio inferior. Eso hace que todo mi cuerpo se encienda y derrita todo lo que pilla a su paso. Dani levanta la mano, para hacerle una señal al camarero para que viniera a nuestra mesa. Este no tarda ni cinco segundos en plantarse a nuestro lado derecho... izquierdo en el caso de Dani. 
-Dígame señor. 
Dani lo mira. 
-Tomaremos el postre en la habitación. -Dice levantándose y colocándose bien la corbata. 
Oh Dios. Se solicita permiso parar morir ya. 
-Bien señor, se lo llevaremos a la habitación. 
-Gracias. 
El camarero se retira, creo que se ríe por dentro, se imagina un poco demasiado lo que vamos a hacer en esa habitación.... oh Dios. Dani me tiende la mano, yo se la cojo y me levanta. Nos dirigimos dentro del edificio, que tiene una arquitectura románica. Es espectacular, las luces bajas dejan una estampa preciosa. 
Entramos en un vestíbulo con una fuente iluminada, y enfrente de esta, un ascensor, Dani le da al botón y al instante, se oye el sonido del timbre y las puestas se abren, nosotros entramos y nos giramos dirección a la fuente, que dejamos de ver, porque las puertas del ascensor, vuelven a cerrarse. El silencio invade el pequeño espacio en el que nos encontramos Dani y yo. El ascensor, sube demasiado lento. Yo tengo la mirada fija, en el dorado metal de las puertas que permanecen cerradas durante el trayecto. La nada que recorre mi mente, es interrumpida por el inesperado movimiento de Dani. De estar de pié, estirada como un palo frente a unas puertas doradas, a estar entre los brazos del adonis que me ha metido una ostra en la boca. Una mano, me sujeta la cintura y la otra me sujeta la cabeza. Me atrae hacia él y echa mi cabeza hacia atrás al mismo tiempo. Me mira fijamente, acerca su boca a menos de un centímetro de la mía. No puedo ni respirar. Es... no lo sé, no puedo describir mucho yo ahora mismo. 
-No sabes las ganas que tengo de tenerte sola para mí.... -Tira de mi pelo, haciendo que mi cabeza se echa más hacia atrás. Noto su nariz, sobre mi cuello, inspira profundamente- Hueles tan bien.... -Me da un leve beso en la garganta, me aprieta más contra él. 
Noto el efecto que causo en él e trabés de las telas de nuestras ropas. Suelto un débil gemido, no puedo resistirlo. 
-Vas a ser mía... 
-Sí... 
Me va a besar, pero, el timbre suena, Dani me libera y solo me tiene cogida de la mano, las puertas se abren y una pareja de dos personas mayores, muy mayores, cogidas de la mano nos miran y sonríen, nos cruzamos con ellos. 
-Buenas noches. -Dice la señora, cuando salimos del ascensor. 
-Buenas noches. -Dice Dani en voz alta, mientras nos alejamos por el pasillo hasta nuestra habitación, que yo no sé cual es. 
Llegamos al final, nuestra habitación es la del fondo. Dani saca la llave del bolsillo y la encaja en la cerradura y abre. 
-Por favor... -Mantiene la puerta abierta mientras yo entro. 
No me da tiempo a dar un paso hacia delante, Dani, me coge en brazos. Yo grito y me río. 
-¡Dani! -Me río.
Él me sonríe y me mira.
-Qué...
Le miro, creo que ahora tengo una cara de idiota que no se puede ni descifrar.
-Te quiero.
Él me sonríe, me besa en la megilla.
-Yo a ti también te quiero.
Tocan la puerta, será el postre. Dani me pone de pié y abre. El camarero entra con un carro, con el postre. Lo prepara en la mesa que hay en la habitación. Dani lo mira.
-Acerca la a la cama por favor.
-Enseguida. -Acerca la mesa a los pies de la cama.
Yo estoy ahí plantada, sin saber muy bien qué hacer. Me da corte mirar al camarero, porque, supongo que él pues imaginará cosas. Qué situación más incómoda. Dani se acerca a mí, me coge de la mano y me la acaricia.
-Todo listo. ¿Desean algo más?
-No por mi parte. ¿Tú quieres algo cariño? -Me pregunta Dani.
-No. -Digo tímida.
-Bien, si necesitan algo, no duden en llamar a servicio de habitaciones, estamos disponibles las veinticuatro horas del día.
-Gracias. -Decimos Dani y yo a la vez.
-Que pasen muy buena noche. -Sale sonriente empujando el carrito y cierra.
Yo miro a Dani, él se encoge de hombros cómo excusándose.
-¿Postre?
Asiento.
-Bien, siéntate en la cama.
Me voy a donde está la mesa, me siento en la cama. Me quito los zapatos, quedándome descalza. Observo a Dani, que se acerca lentamente hacia mí, se siente a mi lado, también se descalza de los zapatos y los calcetines, me mira, le miro, nos miramos... Siento que quiero echarme sobre sus brazos y que me haga toda suya, pero, creo que si lo hago, me apartaría despacio, hoy quiere ir despacio, quiere jugar... jugar.
Aparta la tapadera de la bandeja y deja al descubierto un buen bol de fresas enteras, rojas, con esa pinta dulzona que hace la boca agua. Me pregunto si él me las va a dar. Coge el bote de nata, lo mira cómo si tramara algo con el. Me muerdo el labio. Venga, deja de pensar y mírame, tócame, algo. La Venus rubia que tengo en mi interior y Ann, están impacientes, cosa que yo también lo estoy. Que mueva ficha. Coge una fresa y se la mete en la boca, la saborea con un gustazo, que resulta efecto sobre mi cuerpo, quien fuera fresa...
-¿Vas a coger una o es que quieres que te la de yo? -Pregunta sin mirarme.
Vale. ¿A qué juega? Estiro mi brazo, cojo una, me la voy a levar a la boca, cuando él me coge de la muñeca y dirige mi mano con la fresa, hasta su boca. Se la come, y chupa mis dedos con cuidado.
-Deliciosa...
Yo lo estoy mirando, cómo un niño mira a un mago, cuando va a efectuar su número. Me encanta.
-Anda, prueba una. -Me suelta la muñeca.
Yo cojo una, y rápidamente me la llevo a la boca. Él pone cara de poker ante mi rápido movimiento y deja escapar una carcajada. Lo miro mientras mastico y deshago la deliciosa fruta roja en mi boca.
-Eres preciosa. -Sonríe y me acaricia la mejilla con ternura y cariño.
Cierro los ojos para disfrutar del contacto piel con piel, me gusta. Es señal de que lo tengo cerca, de que está a mi lado. Aveces, es lo único que necesito, saber que lo tengo cerca.
-Te quiero... -Digo aún con los ojos cerrados.
-Es mutuo... -Sus dedos, acarician delicadamente mis labios.
Contengo la respiración, nunca nadie me había hecho sentir cómo lo está haciendo él. Solo con tocarme, consigue hacer que se me erice el bello, que pierda el sentido, la noción del tiempo... que despegue del suelo.
Coloca su mano bajo mi barbilla, se acerca a mí, choca sus labios con los míos, los junta, me da un leve beso. Yo abro la boca, para que deje pasar su lengua juguetona, y pueda realizar con ella, movimientos indescriptibles. -Eres una chica muy especial Annita... -me dice con la respiración entrecortada. Yo lo miro suplicante, quiero más de él, necesito más. Me da miedo pensar, que yo pueda llegar hasta el punto de necesitar lo más que al aire mismo. Tengo miedo a que él se convierta en mi sol, en mi agua, mis sonrisas y lágrimas. Tengo miedo a que se convierta en mi vida.
Su mano, llega hasta los botones de mi blusa, los va desabrochando poco a poco, sin dejar de besarme lentamente, cuando ha llegado a la mitad de la blusa, sube la mano y acaricia mis pechos con delicadeza. Yo suelto un gemido sobre su boca. Tira de mi pelo y echa mi cabeza hacia atrás. Pone su boca contra mi cuello. Se queda callado, quieto. Pasados unos segundos, habla.
-No me puedo creer que ahora mismo estés entre mis brazos... -Habla con la voz temblorosa.
Me encoje el corazón oírle decir eso, es que parece que vaya a llorar. No sé cómo explicarlo.
-Dani... -Sé que si seguimos así, acabaré llorando.
Él sigue hablando.
-Muchas veces, me pregunto si esto es real, si es verdad que ahora estoy con quien parece ser una fantasía, si es verdad que esto es lo que me tiene el destino reservado para mí... -Está temblando.
-Dani, por favor...
Me suelta, le cojo de la cara con ambas manos, le miro.
-Dime... -Dice con la mirada baja. Ahora parece tan indefenso, tan débil...
-Es real, todo esto es real. Es real que yo soy con la que estás ahora mismo, es real todo. No te lo preguntes más, deja de perder el tiempo preguntándote lo que ya sabes, y si no te lo llegas a creer, pues acércate a mí, y besa me, yo te responderé con otro beso. No hay nada más real que un beso...
Me mira fijamente, me acaricia el pelo.
-Te amo Anna...
Noto cómo unas lágrimas, amenazan con anegar mis ojos.
-Y yo a ti...
-No llores.
-No... -Una lágrima salta al vacío, resbalando por la mejilla derecha, pero, muere en manos de Dani.
-Te he dicho que no llores.
-Que no lloro... -Sonrío.
Él me devuelve la sonrisa y me abraza.
-Guapa. -Me besa el cuello.
Me río, me hace cosquillas.
Sus manos suben hasta mis hombros, que los va descubriendo bajando me la blusa, para despojarme de ella. Yo le ayudo, sacándome las mangas. Él me mira.
-Desnuda me.
Lo miro queriendo decir ¿Estás seguro? Él asiente. Pues habrá que hacerlo. ¿Por donde empiezo?
Le empiezo a desatar el nudo de la corbata, se la quito y la dejo encima de la cama, luego, empiezo a desabrochar le los botones de la camisa. Le acaricio el torso con los dedos, acerco mis labios a su pecho y empiezo a marcar un camino de pequeños besos hasta el ombligo, vuelvo a subir con otro camino de besos, hasta llegar a su boca y le beso despacio, no hay prisa.
-Anna... -Me acaricia el pelo, desliza sus manos por mi espalda y me tumba sobre la cama, teniéndole al instante, encima de mí.
-Dani...
Lentamente, baja sus manos hasta le cintura de la falda.
-Espero que no le tengas demasiado cariño a esta prenda... -Dicho esto, rompe la tela con bruscadad, haciendo que se abra por completo y descubra mis piernas.
Yo gimo de excitación, es demasiado deseo en un frasco tan pequeño.
-Y espero, que a esta menos... -Coge la costura de la braga y la rompe también.
Yo me quedo con la boca abierta, nunca había tenido esta experiencia, es bastante morbosa y excitante. Mi respiración es entrecortada, él me besa otra, esta vez, se le nota que está fuera de control, pues no es tan diferente a mí. Yo estoy perdida en un montón de sensaciones, lo noto todo muy confuso, pero, a la vez claro, es raro cómo me siento ahora. Lo que sí sé, es que por esta noche voy a ser toda suya, se nota que él sabe lo que quiere en lo que respecta al sexo, en cambio, yo voy unos pasos más atrás, y realmente, quiero aprender.
-No sabes lo bonita que resultas cuando estás derritiendo te por dentro, y sobre todo, si el motivo, soy yo.
Arrogante, cierra el pico y hazme el amor ya.
-Mmm... -Es lo único que me sale responder.
Me sonríe con una sonrisa triunfante. Se quita los pantalones y los calzoncillos, dejando libre su miembro viril. Ay madre.
Me coge de los brazos, me atrae hacia él y ambos quedamos mirándonos, nariz contra nariz.
-Mírame...
Le miro. Él se pone cómodo sobre el colchón, me coge del trasero, me levanta y al volver a bajarme ya lo tengo dentro de mí. Ambos soltamos un gemido. Empezamos a movernos, rítmica y lentamente, al compás del sonido de nuestros gemidos. Echo la cabeza hacia atrás, él me coge de la cara, la echa para delante, me besa.


@YourDanna




lunes, 29 de julio de 2013

Este papel, no me lo esperaba metido en el cajón.

Ojos que ven:

Un papel que demuestra lo crítica que era...

Creo en Diós, pero no en el catolicismo

El papel arrugado que estaba dentro del cajón, que no debí guardar.


Otro papel escondido por el cajón.


TÓCATE EL CORROÑO QUE YO ESTABA ENAMORADA.... 

Yo te quiero tener tan cerca, tan cerca... 
te quiero besar como loca en tu boca, 
te quiero ofrecer la locura en tu piel. 
No quiero dejar de estar a tu lado, 
porque, sin ti yo soy como un juguete abandonado, 
sería como el ángel caído que cayó despacio. 
Nadie sabe de nuestro amor, 
nadie sabe de las noches de pasión, 
nadie sabe de la que te hace sentir el cielo en tus manos, 
no, nadie lo sabe. 
Esos labios tuyos al besarme, 
me dejan indefensa ente tu esencia. 
Si tus besos fueran notas musicales, 
no habría melodía que pudiera superarse. 

Un papel que me encontré dentro de un cajón.



MIRAD LO QUE ME HE ENCONTRADO, EN MIS ESCRITURAS DEL PASADO. 



Si yo tengo todo lo que más quiero, 
no intentes nada, no quiero cambiar. 
Si después de todo lo que he sufrido, 
me vas con perdones, no te perdonaré. 
Si quieres volver a estar conmigo, 
no lo intentes, fracasarás. 
Si lo que vas a hacer es martilizarte, 
ten mucha suerte, pero vete ya. 
No haberme hecho tanto daño, 
por que ahora estás sufriendo, y lo vas a pagar. 
Ahora que mi vida tiene sentido,
y tu no estás en ella, te puedes marchar. 
Nada me va hacer cambiar, por que todo seguirá igual. 

Si te arrepientes de todo lo que hiciste, pues muy bien por ti, porque, yo ahora, sé vivir sin tu amistad. 

Ya ha pasado un tiempo desde que te fuiste, 
te echo de menos, que le voy a hacer. 
No se nada de tu vida, 
¿Donde estás? Ya no estás aquí. 
Hoy me he levantado, 
he visto el periódico, no lo puedo creer. 
Un accidente te ha matado, 
ahora me siento sola, pues ya te perdoné. 
Demasiado tarde, para rectificar, no te dije nada, no hay nada más. 

Estoy sentada, en mi cama, delante de un bote de pastillas,  que contigo, me van a llevar. 
Ya no tengo ganas de seguir, pues tú  no estás aquí. 
No vale la pena estar en esta vida, si contigo yo no la puedo compartir.  
Aunque me ayas hecho daño, yo ya hace tiempo que te perdoné. Solo espero que tú, desde el cielo, también me puedas perdonar. 

sábado, 27 de julio de 2013

Capítulo 34: Camino hacia sea donde quiera que me lleve .

Estoy dn la cocina, preparánxole un pastel a Dani. Tengo unas ganas de verle, tocarle y besarle... sobre todo, después de ese "pequeño" sueñecito que he tenido en el trabajo, me encanta.
-¿Qué haces? -Me pregunta Daniela, cuando entra en la cocina,
-Estoy preparando un pastel de chocolate para esta noche. Dani, me ha invitado a cenar a su casa.
-Quiero ese pastel.
Yo la miro .
-No, es mío, lo estoy haciendo yo para mi novio.
-Pues llévate el bote de nocilla y te lo untas en el chichi y lo disfrutará igual o más, que comiéndose un pastel.
A esta chica, se le va la fresa.
-No.
Ella se cruza de brazos, pone cara de pena.
-Eres mala...
-Sí, una bruja.
Mi móvil, empieza a sonar. Salgo de la cocina, voy a mi cuarto, lo saco del bolso y lo cojo.
-¿Diga?
-Digo.
Es Dani. ES DANI. Sonrío al escuchar su preciosa y seductora voz.
-Hola cariño.
-Me gusta que me llames cariño.
-Me gusta llamarte así. -Mi cara ahora, es un emoticono de WhatsApp. Ay, lo amo. ¡LO AMO!
-Anna. ¿Te paso a recoger?
-No, ya voy yo a tu casa. No te preocupes.
-Es que te quiero recoger yo.
-Tranquilo, voy yo.
-Mmm... -Creo que no le hace mucha gracia, pero, no sé por qué.
-Te quiero.
-Y yo a ti.
-Te echo de menos.
-Y yo a ti. 
-Para de decir eso.
-¿El qué?
-Nada, déjalo.
-Buenk, pues luego nos vdmos.
-Vale amor, te quiero.
-Te quiero princesa.
Sonrío. Soy su princesa. Ay, me encanta.
-Yo también te quiero, un besito amor.
-Besos guapa.
-Chao...
Se hace un silencio entre nosotros dos, ninguno colgamos.
-Hola... -Me dice Dani.
Yo aguanto la risa. Dios, me encanta.
-Hola. -Sonrío.
-¿Has visto a mi novia?
-No lo sé. ¿Cómo es? -Sonrío.
-Pues es rubia, ojos azules, tiene una sonrisa preciosa, jn cuerpo que me pone mucho... ¿Te suena?
-No.
-Se llama Anna.
-Pues ni idea. 
-Vale, muchas gracias señorita desconocida.
-Bien, de nada, cuIdese.
-Hasta luego.
-Que le vaya bien.
-Un placer.
Otra vez nos quedamos callados. Creo que los dos nos estamos aguantando la risa.  Pasan unos segundos y esta vez empiezo yo la conversación.
-Hola.
-Hola.
-¿Qué tal?
-Bien, aquí estamos, esperando a que los niños salgan del colegio. ¿Y tú?
No puedo aguantar la risa y empiezo a reírme. Él también se ríe conmigo.  Me encantan esos momentos. -Bueno, Annita, cuelgo ya que aún me faltan cosas por hacer.
-Vale amor, luego te veo. Te quiero.
-Te quiero nena.
Ambos colgamos, dejo el móvil en la mesita y voy a la cocina. Al entrar, me dncuentro con que ya no queda pastel. Creo que voy a matar a Daniela. Salgo de la cocina, no sé donde está. Toco en la puerta de su cuarto.
-Daniela, has cogido mi pastel.
-Estoy embarazada.
-Joder.
-Si te sirve de consuelo, estaba muy bueno, vamos una esquisitez.
-¿Ya te lo has comido?
-Todo.
-Madre mía.
-Estoy embarazada...
-Bueno, pues nada, adiós postre...
Daniela sale abre la puerta, me mira.
-Tía, voy a engordar mucho en el embarazo.
-Bueno, pues camina, eso te vendrá bien.
-Pues sí, pero, yo sola me aburro.
-Pues yo te acompaño tonta.
-Pero, tú estàs con Dani...
-Ya, pero, es que tú eres mi amiga, o sea, eres mucho más que una amiga, eres como una hermana para mí.
Ella me mira con los ojos brillantes.
-¿Enserio?
-Pues claro.
-Es que bueno, yo no me quiero quedar sola... Uri está conmigo, pero, es que no es lo que yo esperabao sea, es que no me quiere como yo le quiero a él.
-Claro que te quiere.
-No, no me quiere, no me ama.
-Pues yo creo que sí, yo creo que está colado por ti, pero, el chico, pues no se atreve.
-Pues que se atreva.
-¿Y por qué no lo haces tú?
-Pues es que yo tampoco me atrevo.
-Ah, pues es hora de que alguien de el paso, porque, si no, estaremos así toda la vida, y.yo no quiero verte así toda la vida.
-Ya.
-Venga Daniela, anímate. No quiero dejarte sola sabiendo que estás así.
-Tranquila, estaré bien, ahora llamaré a Uri para que se venga a ver una peli esta noche.
-Vale.
-Anna, te quiero mucho.
-Y yo a ti.
Nos abrazamos. Espero que Daniela no esté más mal de lo que aveces deja ver. La verdad, es que es complicado que ella, muestre su tristeza, siempre intenta aparentar fortaleza, pero, creo que el embarazo, le rompe el caparazón. Tengo miedo a que se derrumbe y que no srpa ayudarla.
Se separa de mí, me acaricia el pelo.
-Voy a llamar a Uri.
-Yo voy a prepararme para ir a casa de Dani.
-Vale, te quiero.
-Y yo a ti.
He salido de la ducha, estoy en mi cuarto, eligiendo ropa interior. Sí, habéis leído bien, ropa interior. A ver, entendedlo, tengo que elegir ropa bonita, para resultarle atractiva y sexy a Dani. Este hombre, ha disparado mi tarjeta de crédito en ropa, complementos, cosméticos y lencería. Quiero estar guapa para él y ya de paso, también para mí.

Dani: Te estoy esperando abajo.
Yo: Pero, si iba a ir yo a tu casa.
Dani: Es que no vamos a mi casa.
Yo: A donde vamos??
Dani: Baja.
Yo: Es que no me he vestido todavía.
Dani: Pues ábreme.
Yo: Voy.
Cojo la toalla, me cubro el cuerpo con ella y voy a abrirle. Dejo la puerta medio abierta.
-Daniela, sube Dani, dile que estoy en mi cuarto, que me espere aquí.
Ella me mira.
-Vale.
Yo me voy a mi cuarto, dejo la toalla sobre la cama, cojo un tanga negro, me lo estoy poniendo, cuando Dani abre y entra a mk cuarto. Se me queda mirando con los ojos como platos.
-Madre mía...
Me subo el tanga, estoy de espaldas a él. Madre mía qué vergüenza. Cojo el sujetador. Siento como Dani se acerca a mí.
-Pero, qué culito tan bonito tiene mi novia por Dios. -Me da una palmada en la nalga derecha.
Ay Dios, excitante.
-¿Qué haces aquí?
-Daniela me ha dicho que te esperara en el salón, pero, es que bueno, quería verte. Y uuhuff si te he visto... -Se ríe.
Yo me sonrojo.
-Oye, estás muy buena. La suerte que tengo mi madre...
-Eres un salido. -Me pongo el sujetador.
-Bueno, soy humano, tú estás tremenda y pasa lo que pasa.
-¿Me ayudas a elegir lo que me pongo?
-Claro, a ver...
-¿Pantalón o falda?
-Falda o vestido, lo que quieras...
Le miro, y veo que sus ojos y su sonrisa, ocultan algo, no sé lo que es, pero, oculta algo.
Cojo una falda negra que me llega hasta las rodillas y una blusa blanca sencilla. Me pongo ambas cosas.
-Estás preciosa, siempre estás preciosa.
Se ponde detrás de mí, coge el cepillo y me lo pasa delicadamente por el pelo. Coge uno de mis mechones y se lo pasa por la nariz. Aspira pronfundamente.
-Tu pelo es único Anna, me encanta su color, su textura y su olor.
Mis ojos se clavan en los suyos por el espejo. Parece encandilado. Cierra los ojos.
-Te quiero. -Le digo.
-Yo también te quiero. -Me coloca bien el pelo, se separa de mí- ¿Estás lista para irnos?
-Sí.
-Bien, vamos.
Él abre la puerta, me mira y me sonríe.
-Señorita, pase por favor.
Yo sonrío y salgo. Él va detrás de mí. Dsniela nos mira.
-Adiós pareja.
-Adiós cielo.
Las dos nos sonreímos.
-Adiós Daniela, cuídate. -Le dice Dani.
-Gracias Dani, pasadlo bien.
Dani y yo salimos, cerramos la puerta y salimos. El coche lo tiene aparcado no muy lejos de aquí, Dani me abre la puerta, lo miro, me está sonriendo, parece que le gusta tratarme ckmo una princesa. Dani sube al coche, cierra la puerta, se pone el cinturón y arranca. Nos ponemos en camino a no sé donde. Estamos en silencio, miro a Dani que apenas es visible por la oscuridad de la noche, solo las luces de las farolas que vamos dejando atrás lo iluminan con su tenue luz. -¿Me está observando señorita?
Sonrío.
-¿Cómo lo sabes?
-Yo lo sé todo. 
Me río.
-Que va, tú no lo sabes todo.
-¿Me está llamando tonto?
-No directamente.
-Me ofende su fe en mí.
-Pero, te quiero.
-Y yo a usted señorita, yo también la quiero.
-Para de hablarme de usted. No me gusta.
Se ríe.
-Vale.
-¿Cuando llegamos a sea donde sea?
Él se ríe.
-No falta mucho.
-¿A donde me llevas?
-A una casita abandonada, donde nadie nos dncontrará, allí te encerraré en un sótano, te ataré con unas cadenas, te desnudaré y te haré mía contra tu voluntad. 
-Bien, ahora dime a donde me llevas.
-Cuando lleguemos, lo sabrás.
Al rato, llegamos a un sitio muy lugar apartado de la ciudad. Dani baja del coche, cierra y me abre la puerta.
-Prdciosa...
Salgo del coche, él cierra tras de mí, me coge de la mano, caminamos hasta un arco, él me para.
-Espera.
Le miro.
-¿Qué pasa?
Dani saca un pañuelo de seda negro.
-Date la vuelta y cierra los ojos.
-¿Qué?
-Haz lo que te digo.
Hago lo que me dice. Noto como mis ojos son cubiertos por la tela del pañuelo. No puedo dvitar sonreír.
-¿Qué haces?
-¿Es que no lo sabes?
-Ya sabes, preguntas tontas.
-Bien, vamos reina.
Me coge de la mano y empezamos a caminar. Estoy nerviosa. ¿Donde me lleva?

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO ESTS CAPÍTULO DE HOY. SIDNTO QUE SEA MENOS DE LO QUE ESPERABAIS, PERO, ES QUE DESDE EL MÓVIL YO NO PUEDO HACERLO MEJOR. GRACIAS POR TODO AMORES. OS QUIERO MUCHO DE VERDAD. FELIZ VERANO.

@YourDanna

martes, 16 de julio de 2013

Sentimiento Ponte a prueba.

Porque gracias a ellos, yo soy como soy.
Porque gracias a ellos, tengo lo que tengo.
Porque gracias a ellos, yo sé lo que quiero.
Porque gracias a ellos, mi vida es mejor.

La primera vez que les escuché, creo que fue cuando dejé de ser una niña y comencé mi camino para ser una mujer.
No sé como expresar todo lo que este equipo ha hecho por mí. Es que han estado ahí cada noche para regalarme una sonrisa y enseñarme a superar cada piedra del duro camino que es la vida.
Josep: Gracias por arrancar y levantar un sentimiento como este.
Uri: Gracias por esa preciosa voz que ha inundado mi corazón de amor y ternura, gracias por esa visión tuya de la vida y gracias por salvar mis noches de dolor, con un solo click en mi reproductor.
Venus: Gracias a ti DIOSA por esa fortaleza, ese ejemplo y ese TODO que tú nos has transmitido. Has demostrado que de cualquier caída, nos podemos levantar. Gracias por ser como tú eres. Te debo la vida.
Laura: Mi LM, a ti es que no sé cómo voy a agradecerte esa forma de ser, esa visión de la vida que tú tienes, ese humor... TE QUIERO LAURA.
Daniela: Mi princesa, gracias por abrir puertas ante mis ojos, para poder entrar y explorar dn otros mundos paralelos que antes ni sabía que existían. Te adoro.
Patri: Estuviste poco tiempo, pero supiste acompañarme cada noche con esas voz de andaluza y divina persona que eres.
Víctor: A ti no te agradezco nada, que no me has pasado la lista de canciones que te lleco pidiendo como toda la vida... no, en verdad te doy las gracias por esas carcajadas de fondo que son la mejor música que has llegado a poner nunca.
Valentina, Irene, Marta, Alberto, Kike, Hade  y compañía: Gracias por ese granito de arena que han puesto para empujar a crecer esre sentimiento.
OYENTES: Gracias a cada uno de ustedes, por estar ahí pegados a la radio en el sofà, en la cama, en la cocina, en el trabajo, en el coche, en el hospital... pero, unidos por las ondas.
Hemos reído, hemos llorado, hemos sufrido y nos hemls alegrado. Solo ustedes han provocado esto en mí.
Solo decir con mucho orgullo, YO SIENTO PONTE A PRUEBA.

lunes, 15 de julio de 2013

Capítulo 33: Fantasía.

El doctor nos mira. Está serio. A lo mejor es así siempre. ¿No? 
-Anna, usted tiene anemia. El hierro lo tiene por los suelos. Debe controlar su dieta más estictamente, le recetaré un medicamento que debe tomarse una vez al día y le haré un volante para el especialista y que le haga revisiones cuando él lo crea conveneniente. Por lo demás, todo está correcto. ¿Alguna pregunta?
-¿Es grave? Es decir...
-Es considerable, pero como para hacer una transfusión, no. Deve de seguir una dieta alta en hierro y tomarse la medicación adecuada. Si lo hace, retomará los niveles normales.
-Bien, gracias doctor. -Dani se levanta, me tiende la mano y yo hago lo mismo.
-Muchas gracias. -Le sonrío.
La verdad, es que no puedo explicar mi estado de ánimo en estos momentos. ESTOY ALIVIADA de que no sea nada grave, no sé... una enfermedad rara o algo así. Esto hay que celebrarlo en la cama... ah no, que estoy resfriada. Mierda.
-Gracias a Xios que estás bien y que no ha sido nada peor... -Dice Dani mientras conduce de vuelta a casa.
-Quiero sexo... -Lo miro.
Tiene los ojos abiertos, fijos a la carretera. Lo he dejado pasmado. Me encanta. Estoy contenta. ¿Vale? Tengo que expresarme... espero que no tengamos un accidente de tráfico ahora que volvemos tranquilos a casa. Sería un buen chiste volver por tercera vez en menos de doce horas, al hospital. Sería un chiste muy gracioso.  Sí. ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Oigo grillos... SOIS IDIOTAS. YO SOY MUY GRACIOSA. ¿VALE? ... Y sigo oyendo grillos...

Estoy en el trabajo, hoy estamos a tope. No paro de satisfacer los caprichos de la gente que se cree lo que no es. Sospecho que no me entendéis. ¿Verdad? Bueno, pues vale.
Entro al almacén y oigo el pitido del WhatsApp. ¡AY QUE ES DANI! Corro hacia mi bolso, lo abro, saco el móvil, lo miro y ES DANI.
Dani: Tú. Qué tal el día?
Yo: Te echo de menos.
Dani: Y yo a ti mi amor.
Yo: ME ENCANTA QUE ME LLAMES AMOR.
Dani: Te he llamado MI amoe, pero bueno...
Yo: Lo mismo es.
Dani: Oye, que esta noche te vas a venir a dormir a mi casa.
Yo: Ah sí?
Dani: Sí, vas a venir. Tengo una sorpresa para ti.
Yo: No me fío. Qué sorpresa?
Dani: Pues algo que te gustará.
Yo: Bien. Vale. Iré.
Dani: Ponte guapa, sexy...
Yo: NOCHE DE SEXO?!!!
Dani: Seguramente.
Yo: Ay que ganas.
Dani: Últimamente estás que te sales.
Yo: Sí, eso mismo pienso yo. Pero, no quiero evitarlo, también te lo digo.
Dani: Estoy en una reunión y la verdad... ME DESCENTRAS DE MIS OBLIGACIONES LAVORALES.
Yo: Tú me has hablado primero...
Dani: Es que me aburría...
Yo: Entonces? De qué te me quejas?
Dani: No sé. De qué estamos hablando?
Yo: Tacones o plataforma?
Dani: Tacones.
Yo: Por?
Dani: Porque te ves muy sexy con ellos puestos... no hay nada que me guste más que tú en ropa interior con unos taconazos altos desfilando por una pasarela privada, solo para mi deleite a la vista y otros sentidos.

Aveces dice unas cosas que... me dejan tonta. Estas conversaciones espontaneas me gustan mucho. Ahora me viene a la mente una larga pasarela blanca, con muchoas luces y focos iluminando la estrecha y larga plataforma, asientos vacíos, una música que desprende erotismo a los oídos, y justo al final del todo, está Dani sentado en un sofá negro de cuero, con un traje negro, camisa blanca, corbata negra y unos zapatos negros. En la mano sostiene una copa de algo, no llego a ver lo que es. Parsce Gin Tonic, sostiene la copa con una elegancia que me corta la respiración, se la lleva a los labios, le da un sorvo, en cuanto la deja en la mesita, su lengua sobresale de su boca chupándose los labios. Dios mío, no puedo respirar, es tan terriblemente atractivo...
Yo empiezo a caminar lentamente, entro en la pasarela, el foco más grande y luminoso se enciende y me empapa con su luz. Dani levanta la vista, sus labios no hacen ningún amago de sonrisa, ni de seriedad. Se abre de piernas, antes las tenía cruzadas, entrelaza sus dedos y me mira fijamente. Yo estoy plantada en el principio de la pasarela con una fina bata granate con lentejuelas, está abierta y deja al descubierto mi cuerpo y la ropa interior que llevo puesta, un sujetador negro transparente y unas braguitas a juego, y unos tacones negros al diseño romano con piedrecitas plateadas en las tiras y en lo que es el tacón.  El pelo lo llevo suelto, la cara apenas maquillada, los ojos arreglados con unas lestañas kilométricas y los labios pintados de un rojo más vivo que la sangre. Dejo caer la bata a mis pies, dejando al descubierto mi cuerpo a los ojos del hombre más sexy del mundo. Empiezo a caminar muy despacio sobre la pasarela. La postura inmóvil de Dani, no muestra ni satisfaccion ni desaprobación. Pero, sus ojos, están clavados en mí, me persiguen allá donde voy. Sigo caminando hasta llegar al final. Hay unas escaleras que dan directamente al sofá donde está sentado Dani. Bajo los escalones con cuidado de no caerme. Madre mía, que cerca está de mí y yo de él... Me paeo enfrente suyo.
-Date la vuelta. -Me dice con un tono de voz sexy, seria, pero muy sexy.
Yo hago lo que me dice. Sus dedos me acarician suavemente la espalda, un escalofrío me recorre el cuerpo. Noto que su cuerpo está muy cerca de mí. No puedo respirar. Joder que hombre. Me acaricia el pelo, lo echa hacia un lado y deja el cuello al descubierto. Me coge da la cintura, me da la vuelta y hace que lo mire. Coge la copa del Gin Tonic, bebe un trago y con la mano libre, me coge de la nuca, me atrae hacia él y me besa pasándome el líqudo para que me lo beba. Se separa de mí a escasos centímetros.
-Eres preciosa...
Lanza la copa por los aires, esfa se rompe en pedazos a una distancia considerable de nosotros, apenas me deja tiempo a sobresaltarme ya que me coge de la cintura y de la nuca de nuevo, me tumba en el sofá, se pone encima y me besa apasionadamente.

El pitido del WhatsApp, interrumpe el momento. Mierda. No. Mierda. ¡MIERDA! ¡NO! Ha sido una fantasía, he tenido una fantasía... oh... Impresionante.

ESTE CAPÍTULO QUIERO QUE LO COMENTÉIS. SI NO OS HA GUSTADO, OS DEVUELVO EL DINERO... A NO, QUE NO ME PAGÁIS, PUES OS JODÉIS.

@YourDanna

viernes, 12 de julio de 2013

Capítulo 31: El pañuelo.

Estoy acostada en la cama, tengo algo de fiebre, lo sé. Suena el móvil, estiro el brazo, lo cojo y descuelgo. Creo que es Dani.
-Hola... -digo con la voz ronca por el resfriado.
-Annita. ¿Cómo estás? ¿Te encuentras mejor?
-Mi amor... -sonrío- Ahí voy. Me acabo de despertar.
-¿Has ido al médico?
-Te acabo de contar que me acabo de despertar. ¿Qué no has entendido de eso?
-Ey, no te pongas así. ¿Eh?
-Cuando llegue del rodaje, te llevaré al médico.
-Dani, de verdad, que no es necesario. Eso se me pasa.
-Anna, llevas enferma días. Luego te llevaré al médico quieras o no.
La verdad es que llevo como tres días en cama, a ver, os pongo en situación: llevo tres días sin salir de casa de mi novio, que es Dani, o sea, lo adoro. Bueno, que me desvío del tema... Puede que ahora esté bien con Dani, pero es que no he hablado con mis padres, ni con mis amigos, ni con nadie... es que no me apetece.  Estoy enferma y deprimida, lo de mis padres me ha dejado tocada. Ahora que lo pienso, Daniela estará enfadada conmigo. Mierda. Me tapo con las sábanas enfadada conmigo misma. Cojo mi móvil y llamo a Daniela. Da llamada. Descuelga.
-Hola. -Oh no, su voz es seca. Mierda.
-Daniela, lo siento. Siento no haberte podido llamarte antes, es que he estado...
-¿No has podido o no has querido? -Me interrumpe.
-Daniela, que he estado enferma...
-Y yo preocupada. No te ha dado la gana llamarme. Aveces eres un poco egoísta.
-Yo no soy egoísta, solo necesitaba desconectar de todo un poco y Dani ha estado conmigo.
-Yo te echo de menos.
-Volveré en cuanto me recupere. ¿Tú cómo estás? ¿Qué tal el embarazo?
-Se lo he contado a Uri, bueno, lo sabía...
-¿Cómo que lo sabía?
-Pues que me dejé un test en el baño una mañana en su casa y lo vio.
-¿Y cómo se lo ha tomado?
-Se lo ha tomado muy bien. Es más, no para de comprar ropa y juguetes para el niño o niña. -Se ríe- La verdad es que tendrías que verlo. Es todo un amor.
Me ilusiono un poco.
-¿Y ya sois...? Ya sabes... sois...
-No. No lo somos. Vamos, ojalá.
-Jo que pena. 
-Bueno, tampoco, ahora nos hablamos más, nos entendemos, o eso intentamos y tenemos una mejor relación. Me gusta que vayamos a ese ridmo.
-Eso está bien, bueno Daniela, de verdad que me da mucha pena, pero es que no me encuentro bien. Te dejo. ¿Vale? Te iré llamando. ¿Vale?
-Vale. Pero... ¿Estás bien? ¿Te encuentras bien? ¿Qué te pasa?
-Pues que me constipé la noche en la que me fui.  Y bueno, Dani me ha estado cuidando todo este tiempo. Es más, SOMOS NOVIOS. -Toso como una loca. Nota mental, no gritar estando enferma.
-Oh. ¿Enserio? Me encanta. Cuando estés mejor, me llamas y me lo cuentas todo.
-Vale. Bueno, te quiero.
-Y yo.
Las dos colgamos. Me tumbo. Joder, me encuentro fatal. Noto como la temperatura de mi cuerpo aumenta y no penséis mal, es fiebre. Mierda no, como tenga fiebre, Dani me llevará de cabeza al médico.
Ha pasado un rato, creo que me he dormido. El tintineo metálico de las llaves me despiertan. Dani ha llegado. Me incorporo rápido y me toco la frente. Mierda, tengo fiebre. Me va a llevar al médico. Mierda. Mierda. MIERDA.
-Anna. ¿Qué tal estás?
-Muy bien. -Digo con voz fingida- Estoy muy bien. Estoy mucho mejor.
Dani entra en la habitación, abre la luz y me mira. Se apoya en el marco de la puerta, se cruza de brazos y se queda en silencio. Creo que no me cree, que lo veo, que no me cree. Mierda.
-Estás roja...
-Es que es verte, y bueno... me pongo como me pongo.
-Al médico.
-De acuerdo...
Me mira y asiente. Yo voy al armario y cojo unos vaqueros, un cinturón dorado, una camiseta rosa y unas converses blancas para ir al médico.
-Reposo, reposo y reposo. ¿Me has oído?
-He oído al médico sí y a ti también.
-Bien, pues ahora te prepararé la cena, un baño y a la cama.
-Ey, que no es necesario. Que a ver, que no me encuentro bien, pero... yo sola puedo hacer de todo.
-Ya, pero es que ahora tú eres mi princesa y yo quiero tratarte como tal. Porque tú eres mi princesa.
-Dani, mi amor... no es necesario que seas perfecto. No quiero un príncipe azu.  Yo solo te quiero a ti. O sea, quiero que estés conmigo. 
-Sabes que ese rollo me la pela. ¿Verdad?
-Al menos lo he intentado...
-Al sofá. 
-Vale... -Me siento en el sofá.
Me pongo la televisión y me quedo traspuesta. Dani me despierta con unos toquecitos en la cara.
-Anna, mi amor, que está la cena lista. Joder, tienes fiebre. Te traigo la cena. Y la medicina.
-Odio la medicina. No quiero. 
-Claro que la quieres... -Se va a la cocina y me trae una bandeja con la cena y un vaso con la medicina. Odio esa puta pastilla. Sabe asquerosa. Cojo el vaso, lo miro asqueada. Dani me mira divertido.
-Venga, para dentro.
-Es que no me gusta... -Me da angustia.
-Bébetelo. Venga.
Dejo de respirar y me bebo el contenido de un trago. Empiezo a toser y siento angustia. Dani me tiende un vaso de agua que me la bebo con un gusto impresionante.
-¿Mejor?
-Sí...
Me viene un ataque de tos. Cojo un pañuelo.  el sabor de mi boca no es nada agradable, joder, parece que me haya tragado metal líquido. Dejo el pañuelo en el bolsillo de mi pantalón. Dani palidece en un momento.  Lo miro. 
-¿Qué ocurre?
-El pañuelo...
-¿Qué?
-Sácalo.  -Dice serio.
Lo saco.
-¿Qué pasa con él?
Él lo coge y lo abre. Lo mira y su preocupación aumenta titánicamente.
-Es sangre... -Me enseña el pañuelo.
Es sangre... es sangre.

ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL CAP DE HOY. LAMENTO QUE SEA TAN MALO, PERO ES QUE DESDE EL MÓVIL ME CUESTA MUCHO ESCRIBIR.
OS QUIERO GENTE. GRACIAS POR LEERME.

@YourDanna












miércoles, 10 de julio de 2013

Capítulo 32: Segundos eternos.

Estamos sentados en las frías sillas de la sala de espera. Dani busca con su mano la mía, entrelaza sus dedos con los míos, coge mi mano y la posa sobre sus labios. Le da varios suwves besos. Lo miro. La preocupación se le nota a kilómetros de distancia, incluso me atrevería a decir a años luz. Reconlzco que yo también estoy preocupada y asustada. Tengo miedo de los resultados de las pruebas que hace un rato me han hecho. Os contaré lo que ha sucedido,: Cuando hemos visto que expulsaba sangre por la nariz y por la boca, pues nos hemos asustado y Dani enseguida ha dicho de volver al hospital, y bueno, aquí estamos, a las tres y media de la madrugada, en una sala de espera, con padres preocupados y enfadados con sus hijos adolescentes que se han pillado un coma etílico. 
-Tranquilo... -Le digo a Dani.
Es lo único que le puedo decir al verle tenso, impaciente y lo que parece ser que se contiene las lágrimas.  Madre mía, no puedo verle así, me duele verlo tal cual está ahora, así de callado, de inmóvil y preocupado... esas cosas duelen más que cualquier golpe.
-Te quiero Anna... -Dice de repente, cuando levanta la cabeza y sus ojos se clavan en mí como dos puntiagudos cuchillos- Te quiero con locura. Lo sabes. ¿Verdad? ¿A qué lo sabes?
-Claro que lo sé Dani, yo también te quiero y mucho.
¿A qué viene todo esto? Tengo miedo a preguntarle, tengo miedo a su respuesta.
Me da unos besos en la megilla. Está nervioso, se lo noto.
Una enfermera sale del pasillo de consultas.
-Zanna Simon...
Dani y yo nos levantamos de un salto, nos damos la mano y nos dirigimos hacia ella.
-Consulta doce, al fondo a la izquierda. Entrad y el doctor enseguida os atenderá.
-Vale, gracias.
Pasamos por la puerta, miro al frente, el pasillo es larguísimo, o al menos eso me parece a mí. Tengo la impresión de que todo transcurre más lento de lo normal. Dani me coge de la mano y empezamos a caminar. Vamos cruzando el pasillo, el miedo va aumentando por cada paso que damos. La consulta doce, está abierta, entramos y nos sentamos en las dos sillas ante la gran mesa del doctor. Dani me aprieta la mano. Los segundos siguen siendo eternos. Siento que tengo el corazón apunto de salírseme por la boca. De repente, entra el doctor. Siento que voy a vomitar el mismo corazón.
-Buenas noches. -Dice serio.
Lo miro y veo seriedad en su expresión facial. Espero que sea un amargado y que no traiga malas noticias.
-Bien... -Toma asiento, busca mi nombre e imprime mis resultados.
Dani y yo nos cogemos aún si se puede, más la mano.

LAMENTO QUE SEA TAN CORTO, PERO DESDE EL MÓVIL YO COMO QUE NO PUEDO HACER MUCHO. OTRO DÍA MÁS PEQUEÑOS SOLES. OS QUIERO.

@YourDanna

martes, 2 de julio de 2013

Capítulo 30: Mi amor.

-¿Anna...?
Camina despacio hacia el columpio ocupado por esa silueta delgada y erguida. La tenue y débil iluminación naranja de la farola más cercana, alumbra su largo pelo rubio, empapado, que cae sobre sus hombros.
-Annita... -Se pone de cuclillas delante de su mirada perdida.
Ella no se mueve, no dice nada, no hace nada, ni un gesto, ni un parpadeao, nada.
-Vamos, aquí hace mucho frío y te vas a coger un resfriado monumental. -Se pone en pie y la carga en sus brazos.
La lleva sobre  su hombro tal cual un saco de patatas, camina lo más rápido que puede, para que la lluvia no cale más en su gélido cuerpo. Mientras cruza la calle, el zapato se le desprende del pie y queda tirado en medio de la carretera. Ninguno de ellos se de cuenta. La sube al apartamento, la lleva directamente al baño, la siente en el taburete que había en este, le desabrocha los botones de la blusa, que estaba cargada de agua, la deja en el cesto de la ropa sucia, que estaba vacío gracias a Dios. La mira.
-Tienes que entrar en calor, estás helada...
Decir esas palabras, le recuerdan, que tiene que empezar a llenar la bañera de agua calienta. Se separa un segundo de ella, abre el grifo y lo gradúa de tal manera, que salga agua caliente y haga que el baño se cubra por el bao, para que ya empezara a entrar en calor. Vuelve junto a ella, se agacha y le quita el zapato.
-¿Y tu otro zapato? -La mira.
Ella lo miraba, pero estaba demasiado cansada como para poder dar respuesta a esa pregunta.
Dani la coge de la cintura, para ponerla cuidadosamente en pie y poder desabrochar le el pantalón, los desliza sobre sus piernas hasta los tobillos y loo mismo hace con las bragas. Se pone él también en pie y le desabrocha el sujetador hasta dejarla completamente desnuda. La coge en brazos y la va metiendo poco a poco en la bañera. Coge la esponja y le echa un poco de gel después de sumergirla y se la empieza a deslizar por todo el cuerpo, menos en la cara.
-Espero que el agua caliente te siente bien. No quiero que te constipes ni que te pongas enferma, aunque si lo haces, yo me quedaré contigo para cuidarte y consentirte en todo lo que me pidas. Créeme que te daría todo por que seas feliz. -Le desliza suavemente la esponja por los hombros y la espalda- Anna... yo no sabía que estabas tan mal, no lo sabía... -Sigue marcando pequeños círculos por su espalda con la esponja hasta que va haciendo espuma- Tú no te mereces que te torturen de esta forma, y menos cuando te está saliendo bien... bueno, es verdad que has cometido errores, pero es que de eso se trata el vivir, de cometer y cometer y cometer cientos de errores cada día a cada hora.
Ella parpadea y lo escucha atenta.
-No me sé expresar muy bien yo en estas cosas, pero quiero que sepas que tienes mi apoyo, infinito. -Deja la esponja flotando en el agua y coge el champú, se echa un poco en la mano y se lo aplica con cuidado en el pelo. Sonríe- Me encanta tu pelo. Me gusta jugar con el cuando estás distraída y ni te das cuenta. ¿Te acuerdas cuando te pedí que me dejaras cortarte un mechón para atarlo en un lazo rojo y guardármelo debajo de la almohada? Te me quedaste mirando como si fuera un psicópata loco, pero sabes que yo en verdad nunca te haría daño. Tú me pedías una razón por la que yo quería un mechón de pelo y yo no sbía responderte, solo te decía que porque sí y me reía... es de entender, que tú no me tomabas enserio y no lo hiciste. Pero, ahora algo ha cambiado. Y es que ya lo sé, sé el motivo de el porqué quería un mechón y no una camiseta, o una pulsera o alguna pertenencia tuya, y es porque el pelo, es realmente tuyo, porque me gusta su tacto, su color y ese brillo que tiene... y lo más importante... porque te echo de menos en los días que no nos vemos... es que... te necesito mucho Anna... -La voz se le va quebrando poco a poco, las lágrimas le nublan la vista.
Ella abre completamente los ojos, aprieta los labios, no sabe bien que decir, pero lo que sí tiene claro, es que está profundamente enamorada de él.
-Te quiero Anna... te quiero de verdad.

_____

El pulso se me acelera al oírle decir esas cosas tan bonitas. Dios mío... me quiera, me ha dicho que me quiere.
Encojo las rodillas, y giro la cabeza para mirarle.
-Dani... -Se me encoge más el corazón al verle.
-Está con la esponja en la mano, arrodillado e el suelo, apoyado sobre el borde de la bañera, con la cabeza agachada y con los ojos entrecerrados y las lágrimas resbalándose por sus mejillas.
Despacio me doy la vuelta y me quedo de rodillas dentro de la bañera, me acerco a él.
-Por favor no llores, por favor Dani... no llores mi vida...
Esto hace que a mí también me estén entrando ganas de llorar. Le quito la espoja de la mano y se las meto en el agua. Meto la otra también y las entrelazo con las mías.
-No hay nada más que me duela en este mundo que verte así... -Le rodeo el cuello con el brazo izquierdo y con la mano derecha le levanto la barbilla para que me mire- Eres lo más bello que las estrellas e lanzado a este planeta. Y yo... yo también te quiero, también te echo de menos cada día que no nos podemos ver y también me pones mucho... Sé que eso no lo has dicho, pero es que es verdad... me pones.
El chico más guapo del universo se ría por mi comentario. ¡Bien! ¡Soy graciosa!
Me dedica una amplia sonrisa y yo le voy enjugando las lágrimas. Me acerco a él.
-Así mejor.... -Sonrío- Me gusta que sonrías, estás mucho más guapo así.
Su sonrisa se vuelve tímida de repente y eso me encanta, me produce una ternura increíble.
Le desabrocho la camisa que por cierto, está empapada. Dios, debe estar helado ahora mismo.
-Métete conmigo.
Me sonríe, se levanta y se quita la ropa. Joder, está temblando de frío... Quiero abrazarle y darle todo mi calor.
Cruza el bordillo y yo me hecho a un lado, para dejar que se acomode bien. Se sienta, coge la esponja para darse él mismo y yo se la quito.
-Déjame a mí. Quiero hacerlo.
Me mira y me sonríe.
-Venga vale.
Yo sonrío, le hecho una gota de gel, le empiezo a frotar la espalda con delicadeza y dulzura.
Él sonríe.
-Madre mía, pero que gustito...
Me río.
-Quiero que estés relajado y agustito.
Le doy un beso en el cuello. Él se estremece bajo mis labios.
-Te gusta... ¿Eh?
-Mucho...
Sonrío. Sigo frotándole con la esponja por algunas partes del cuero, otras solo con las manos.
No sé cuanto tiempo ha pasado, pero estoy bien así, que se detengan las rotativas, quiero disfrutar eternamente de este momento.
Estamos en la cama, yo estoy recostada sobre el cuerpo de Dani y él me acaricia el pelo con ternura, creo que ya ha amanecido, pero las nubes no nos dejan ver la brillante luz del sol.
-¿Ya estás mejor?
Su pregunta interrumpe el silencio, que ha estado presente durante todo el rato.
-Sí... -Digo relajadamente por esas caricias que me va haciendo en el pelo y espalda.
Me viene a la mente una duda. ¿Los demás saben que estoy con él o creerán que sigo desaparecida?
-Le he envidado un mensaje a Uri, diciéndole que estás bien, que no se preocupen por ti, que luego más tarde te llevaré de vuelta a casa. -Dice como si supieran en lo que yo estoy pensando.
Me incorporo rápidamente.
-¡No! ¡No! ¡No Dani! Por favor...
Él se incorpora alarmado y me coge de los hombros para que me calme.
-Ey, ey ey... tranquila... vale, no, no lo haré. Tranquila... -Me coge y me abraza. Me aprieta fuerte contra su cuerpo- Tranquila... tranquila... cálmate. -Me da un beso en el hombro.
Yo me relajo casi de inmediato. Yo misma me he sorprendido por mi reacción, imagínate él como estará.
-¿Mejor? -Me pregunta pasados unos momentos.
-Sí.
Se separa de mí y me mira preocupado.
-Cuéntamelo.
Lo miro.¿Y cómo le cuento yo que me siento como una mierda?
-¿Es necesario?
-Sí. Venga, confía en mí, si no, no podré ayudarte. -Coge en mechón de mi pelo y juguetea con él- Cuéntamelo.
Cojo aire por la nariz, respiro profundamente y expiro.
-Desde que yo era pequeña, mis padres han tenido la ilusión de que yo estudiara derecho como mi padre y mi hermana mayor, no sé desde cuando, pero ya tenían todo listo para que cuando terminara el instituto e hiciera la selectividad, pues ingresaría en la facultad de derecho y me sacaría la carrera. Ya aprobada la selectividad, pues como de la noche a la mañana cambié de opinión y opté por el periodismo, pero no se lo dije a mis padres hasta apunto de comenzar el curso. Cuando se lo conté, pues el cabreo y el enfado fueron monumentales y bueno... tenía ya todo arreglado para mudarme a Madrid con mi compañera Daniela y así hicimos. A los pocos meses, empezó a faltar el dinero y mis padres insistían en que me dejarían volver y me lo pagaban todo, si yo estudiaba derecho, pero en vez de eso me busqué trabajo y empecé a estudiar desde casa y solo voy a clase, cuando tenemos que hacer algo muy muy importante o exámenes. Digamos que eso no era lo que mis padres querían para mí. No se sienten orgullosos de mí, y siempre que nos vemos pues... mi madre sigue con lo mismo y acabamos discutiendo... y así va la cosa.
-¿Y tú padre?
-Mi padre hace ya mucho que dejó el tema como perdido y solo se calla. Se mantiene al margen del y ya está. Y lo que pasó con mi ex... pues ya incrementado ese enfado. Supongo que piensan que soy una inepta y una tonta por los errores que he cometido.
-Ese error ya se ha deshecho, eso es algo que ya ha pasado, ya no es excusa ni para ellos ni para ti. Para reconciliaros digo.
-Lo sé, pero sigue sin gustarles el que esté aquí y que no haga lo que quieren.
-Pues eso ya no depende de ti, depende de ellos. Verás que cuando termines la carrera, verán que los que estaban equivocados eran ellos y se arrepentirán de haberte metido esa presión, pero eso requiere tiempo y paciencia.
-Ya, pero mientras tanto... tengo que aguantar sus críticas, y ya estoy harta.
Dani me coge y me besa la cabeza.
-Tranquila mi amor... yo si que voy a estar ahí para apoyarte en todo lo que tu quieras hacer. Yo estoy contigo, y Daniela y tus amigos también están contigo. -Me da un beso en la mejilla.
Yo sonrío.
-Repite lo que me has dicho. -Sonrío como una idiota.
-Que nosotros estamos contigo... -Me vuelve a besar la mejilla.
-No, eso no, lo anterior... -Sonrío.
Él me coge la cabeza y la coloca en su hombro, me besa el cuello.
-¿Lo de mi amor? -Sigue besándome en el cuello y me acaricia el vientre.
-Eso... -Digo mientras me desvanezco entre sus brazos, sobre su cuerpo...
-Mi amor... -Me susurra al oído- Te quiero preciosa...
Me río. Este hombre me hace feliz.
-Y yo a ti...
-¿Tú a mí qué? -Sus manos me acarician los muslos.
-Que te quiero...
De pronto, me veo tumbada en la cama y él encima de mí, mirándome fijamente a los ojos.
-¿Quieres ser mi novia oficialmente?
Sus labios están a escasos centímetros de los míos. Eh, un momento... ¿Me acaba de preguntar lo que yo creo que me acaba de preguntar?
-Sí, quiero ser tu novia oficialmente. -Sonrío.
Me sonríe y a las milésimas de segundo, lo tengo besándome con fuerza y puede que euforia en la boca.
¿Estás segura de que este es el hombre que quieres en tu vida? Me pregunta Ann. Ya ha habido otro antes y no salió que digamos bien. Tienes razón Ann, tuve una relación que fue realmente un desastre y que casi acaba con mi vida, pero es que el hombre que me está besando apasionadamente, que me está acariciando por todo el cuerpo y que está apunto de hacerme el amor, me salvó la vida y ha estado ahí para todo y no lo pienso perder, no me da la gana. Lo quiero con todas mis fueras y ni tú ni nadie me va a impedir ser feliz con él.


ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO EL CAP DE HOY. OS TENGO QUE CONFESAR ALGO, ESTOY BASTANTE DEPRIMIDA ÚLTIMAMENTE. LA VIDA ES COMPLICADA PARA ALGUNOS MÁS QUE OTROS, Y YO YA ESTOY ALGO CANSADA DE ESTAR CADA DÍA MAL Y OTRO, Y OTRO Y OTRO... ESTOY CANSADA. POR ESO QUIERO DAROS LAS GRACIAS A CADA UNO DE VOSOTROS, POR HACERME CREER QUE SOY ALGO EN ESTA VIDA Y QUE NO EN TODO SOY UNA DECEPCIÓN. GRACIAS POR LEER CADA CAPÍTULO DE ESTE RELATO. OS QUIERO.

@YourDanna




lunes, 1 de julio de 2013

Capítulo 29: ¿Donde estás Anna?

Los minutos pasan y todo sigue igual, ella siguen sin aparecer, sin dar señales de vida. El tik tak del reloj, es la lenta penetración de la preocupación de todos los que la buscan y la esperan.
Dani baja del coche en un parque, va a entrar dentro para ver si se había metido por allí. Empieza a hacer frío, las nubes van cubriendo el cielo de la noche y amenazan con dejar caer una buena lluvia, empieza a soplar el viento y se empiezan a escuchar las primeras lejanas tormentas, que no tardarán mucho en llegar a la ciudad.
-¡ANNA!
Empieza a buscarla entre caminos y bancos, árboles y fuentes secas, el parque, estaba vacío.
-¡ANNA!
Sus gritos, cada vez son menos potentes, cada vez reflejan un tono más triste, desesperado.
-¡ANNA!
La lluvia amenaza con empapar la cuidad, las lágrimas amenazan con empapar el alma de un hombre preocupado y desesperado, por encontrar a la mujer, que lo dejó enamorado.
-¡ANNA!
Y como ya no es de sorprender, nadie responde a ese nombre.
No se sabe el tiempo que ha pasado, la de vueltas que ha dado a pie por el parque buscándola y no ha habido suerte. No la ha encontrado. Vuelve al coche, sube y se quita las gotas de agua que le han caído del chispeo que empezaba a apretar, no va a tardar en empezar a caer una buena. Arranca y va a nadie sabe donde a buscarla. Cada minuto que pasa, la desesperanza, se va apoderando de él. No. No va a dejar de buscarla, tiene que encontrarla, tarde lo que tarde, tiene que encontrarla.
-Por favor Anna. ¿Donde estás?

Daniela, está sentada en el sofá, mira el móvil atenta, no ha recibido ni una sola llamada ni mensaje, con novedades de Anna. Los párpados, se le van cerrando, el cansancio, cada vez se va apoderando más de ella.
-Vete a dormir Daniela, nosotros nos quedaremos aquí esperando noticias. -Dice el padre de Anna.
Ella abre los ojos de golpe, lo mira, está agotada.
-No hace falta, estoy bien.
-Anda, ve a la cama, intenta descansar, te avisaremos con cualquier cosa, anda ve a dormir.
-Estoy bien, se lo aseguro.
-Hazle caso, vete a dormir, aquí te dormirás y lo único que conseguirás es que te duela el cuello. Vete a la cama. -Le aconseja la madre de Anna.
-Bueno... -Se levanta- Está bien, por favor, por lo mínimo, avísenme.
-Descuida, lo haremos.
Se va a su cuarto, directamente se tumba en la cama,. Está tan cansada, que no es capaz ni de destapar el edredón. Apaga la lamparilla y escucha el sonido del silencio, que es interrumpido por la lluvia que ya empieza a saludar. Se pone de lado, cierra los ojos, la tormenta azota el alrededor. Pensar donde puede estar su amiga, sola ahí fuera, con el frío que debe de estar haciendo... y lo que es peor: pensar en cómo se debe estar sintiendo por la charla con sus padres...
Abre los ojos, se levanta de la cama y se asoma a la ventana, observa la lluvia caer sobre la hierva del jardín, sus ojos se empañan y gotas de lágrimas resbalan libremente por sus mejillas enrojecidas. Se toca el viente con las dos manos, dentro crece una vida, dentro está creciendo su hijo y el hijo del hombre de el que ha estado enamorada, desde que lo conoció.
-Por favor Anna, te necesito... -Susurra- Vuelve...
Camina hacia atrás hasta chocar con el colchón y se deja caer sobre el y se queda tumbada boca arriba con als manos en el vientre y la cabeza a un lado.
-Daniela... Daniela, ey...
Uri está en el dormitorio de Daniela. Ella duerme tal cual ha caído sobre la cama. Él la coge cuidadosamente en brazos, destapa la cama, la tumba y la arropa. En cuento ya está, ella abre los ojos.
-Uri...
Él la mira.
-Te he despertado. Lo siento.
Ella se incorpora.
-¿Qué haces aquí?
-Dani me ha contado lo de Anna, y he decidido venir aquí para ver como estabas, sus padres me han dicho que te habías ido a dormir, les he visto cansados y me he quedado yo aquí a relevaros a todos para que descanséis
Ella lo mira.
-¿Qué hora es?
-Son las cinco y media de la madrugada.
-No se sabe nada. ¿Verdad?
Él niega con la cabeza.
-¿Y Dani?
-Sigue buscándola...
-Dios mío... ¿Pero donde se ha metido? -Se le saltan las lágrimas- ¿Donde está?
-Ven...
Uri la estrecha entre sus brazos y le acaricia el pelo.
-Tranquila, tranquila... ya verás cómo aparece... zzz tranquila.
Ella lo abraza todo lo más fuerte que puede.
-Venta, túmbate y a descansar.
La suelta despacio y la tumba sobre la cama.
-¿Te puedes quedar conmigo...? -Le pregunta.
-Claro.
Se quita los zapatos y los calcetines y se tumba a su lado, pero sin taparse.
Los dos se ponen de tal manera, que quedan mirándose el uno al otro.
-Deja de llorar... verás que en nada está de vuelta.
Le enjuga las lágrimas.
-Eso espero...
Lo mira. ¿Será el momento de contarle lo del embarazo? Se lo tiene que contar tarde o temprano. No puede dejarlo pasar más tiempo.
-Uri...
-Dime.
No tiene el valor de contárselo, no sabe como contárselo, es algo demasiado importante y delicado.
-¿Qué pasa?
-Es que...
Él la mira esperando.
-Ay algo que te tengo que contar, pero que no me atrevo....
Él parpadea.
-¿Y qué es? ¿Es malo?
-Pues... no lo sé...
-Pues cuéntamelo y lo averiguamos.
-Es que... yo... eh... -No se atreve.
Uri la mira pacientemente.
Ella se queda callada, no sabe cómo decírselo.
-Es que... -Empieza a sudar, se pone nerviosa.
Uri la miraba, se da la vuelta, coge el móvil y le enseña una foto de un test de embarazo que da positivo.
Ella abre mucho los ojos. Ahora sí que se ha quedado sin habla.
-Te lo dejaste en mi casa una vez...
Ella sigue mirándolo sin saber qué decir.
-Es mío. ¿Verdad?
Ella asiente.

-¡ANNA!
Dani mira para todos lados, no la ve por ninguna parte. Abre la puerta del coche y sube. Mira la hora en su reloj las 5:47 está desesperado. Se tapa la cara con ambas manos y se le saltan las lágrimas.
-¡JODER! ¡JODER! ¡JODER! ¡JODER! -Golpea el volante.
Se apoya en el asiento y hecha la cabeza hacia atrás. Ya no sabe por donde más buscar, no tiene ni idea de donde puede estar. La culpa le seca la piel mojada por la lluvia, que no ha cesado en horas que él lleva buscándola. Se siente culpable, él había traído a sus padres para darle una buena sorpresa y resultó que la sorpresa ha acabado en su desaparición. De repente, así sin previo aviso, una idea le ronda por la cabeza. ¿Y si está en su casa? A lo mejor, se sentía tan sola y desconsolada, que ha ido en busca de él y lo está esperando. Esa idea enciende una chispa de esperanza en él, que se abrocha el cinturón y arranca en dirección a su casa. Las calles están vacías y empapadas, las farolas parecen ir a contra corriente de donde va él, los parabrisas limpian y despejan la luna del coche. Dani está cada vez más esperanzado de encontrarla allí, espera encontrarla allí. Ella tiene llaves del apartamento, y como Karol se ha ido a pasar unos días a casa de su hermana, pues nadie le ha avistado, tal vez haya perdido horas y litros de gasolina buscando por donde no debía, quizás...
Aparca el coche en la acera de enfrente del portal de su casa, que da a un parque infantil. Sale del coche y va corriendo al portal, saca las llaves y abre, sube corriendo las escaleras hasta llegar al sexto piso, que es donde se encuentra su apartamento, abre la puerta y se lo encuentra tal cual lo dejó antes de salir. Busca por las habitaciones a Anna, pero ya tenía claro que ella no había estado allí. La desilusión cae sobre él como un jarro de agua fría. Ya sí que no sabe donde buscarla, tal vez haya cogido un billete de bus y se haya ido a casa de alguna amiga que no conozca nadie... eso es casi imposible, pero si se ha dejado el bolso en casa, no llevaba dinero encima. Se sienta en el suelo, apoya la cabeza en la pared y se queda mirando al piano de cola blanco que hay en el salón. A Anna le encanta ese piano, ella no sabe tocarlo, dice que nunca ha ido al conservatorio, pero ella se sienta en el la banqueta y se pone a acariciar las teclas maravillada por el sonido que producen. Esas imágenes le invaden a Dani la cabeza. Se levanta, coge las llaves del plato de la entrada y sale caminando lentamente del apartamento. Bajas las escaleras y sale del patio, mira al frente, la farola ilumina los columpios, en los columpios hay alguien que no se está balanceando. ¿Y si es ella? Cruza la calle y se dirige hacia esa persona que está sentada de espaldas a él. Se para a escasos metros de donde está.
-¿Anna? ¿Eres tú?