-Espera, cuidado con el escalón. Subo el último escalón. Hemos subido como unos veinte. No sé a donde me lleva, pero, estamos al aire libre, o eso parece, porque, noto el frescor de la noche en mi cara y se oyen los grillos, eso también.
Él me sonríe y me mira.
-Qué...
Le miro, creo que ahora tengo una cara de idiota que no se puede ni descifrar.
-Te quiero.
Él me sonríe, me besa en la megilla.
-Yo a ti también te quiero.
Tocan la puerta, será el postre. Dani me pone de pié y abre. El camarero entra con un carro, con el postre. Lo prepara en la mesa que hay en la habitación. Dani lo mira.
-Acerca la a la cama por favor.
-Enseguida. -Acerca la mesa a los pies de la cama.
Yo estoy ahí plantada, sin saber muy bien qué hacer. Me da corte mirar al camarero, porque, supongo que él pues imaginará cosas. Qué situación más incómoda. Dani se acerca a mí, me coge de la mano y me la acaricia.
-Todo listo. ¿Desean algo más?
-No por mi parte. ¿Tú quieres algo cariño? -Me pregunta Dani.
-No. -Digo tímida.
-Bien, si necesitan algo, no duden en llamar a servicio de habitaciones, estamos disponibles las veinticuatro horas del día.
-Gracias. -Decimos Dani y yo a la vez.
-Que pasen muy buena noche. -Sale sonriente empujando el carrito y cierra.
Yo miro a Dani, él se encoge de hombros cómo excusándose.
-¿Postre?
Asiento.
-Bien, siéntate en la cama.
Me voy a donde está la mesa, me siento en la cama. Me quito los zapatos, quedándome descalza. Observo a Dani, que se acerca lentamente hacia mí, se siente a mi lado, también se descalza de los zapatos y los calcetines, me mira, le miro, nos miramos... Siento que quiero echarme sobre sus brazos y que me haga toda suya, pero, creo que si lo hago, me apartaría despacio, hoy quiere ir despacio, quiere jugar... jugar.
Aparta la tapadera de la bandeja y deja al descubierto un buen bol de fresas enteras, rojas, con esa pinta dulzona que hace la boca agua. Me pregunto si él me las va a dar. Coge el bote de nata, lo mira cómo si tramara algo con el. Me muerdo el labio. Venga, deja de pensar y mírame, tócame, algo. La Venus rubia que tengo en mi interior y Ann, están impacientes, cosa que yo también lo estoy. Que mueva ficha. Coge una fresa y se la mete en la boca, la saborea con un gustazo, que resulta efecto sobre mi cuerpo, quien fuera fresa...
-¿Vas a coger una o es que quieres que te la de yo? -Pregunta sin mirarme.
Vale. ¿A qué juega? Estiro mi brazo, cojo una, me la voy a levar a la boca, cuando él me coge de la muñeca y dirige mi mano con la fresa, hasta su boca. Se la come, y chupa mis dedos con cuidado.
-Deliciosa...
Yo lo estoy mirando, cómo un niño mira a un mago, cuando va a efectuar su número. Me encanta.
-Anda, prueba una. -Me suelta la muñeca.
Yo cojo una, y rápidamente me la llevo a la boca. Él pone cara de poker ante mi rápido movimiento y deja escapar una carcajada. Lo miro mientras mastico y deshago la deliciosa fruta roja en mi boca.
-Eres preciosa. -Sonríe y me acaricia la mejilla con ternura y cariño.
Cierro los ojos para disfrutar del contacto piel con piel, me gusta. Es señal de que lo tengo cerca, de que está a mi lado. Aveces, es lo único que necesito, saber que lo tengo cerca.
-Te quiero... -Digo aún con los ojos cerrados.
-Es mutuo... -Sus dedos, acarician delicadamente mis labios.
Contengo la respiración, nunca nadie me había hecho sentir cómo lo está haciendo él. Solo con tocarme, consigue hacer que se me erice el bello, que pierda el sentido, la noción del tiempo... que despegue del suelo.
Coloca su mano bajo mi barbilla, se acerca a mí, choca sus labios con los míos, los junta, me da un leve beso. Yo abro la boca, para que deje pasar su lengua juguetona, y pueda realizar con ella, movimientos indescriptibles. -Eres una chica muy especial Annita... -me dice con la respiración entrecortada. Yo lo miro suplicante, quiero más de él, necesito más. Me da miedo pensar, que yo pueda llegar hasta el punto de necesitar lo más que al aire mismo. Tengo miedo a que él se convierta en mi sol, en mi agua, mis sonrisas y lágrimas. Tengo miedo a que se convierta en mi vida.
Su mano, llega hasta los botones de mi blusa, los va desabrochando poco a poco, sin dejar de besarme lentamente, cuando ha llegado a la mitad de la blusa, sube la mano y acaricia mis pechos con delicadeza. Yo suelto un gemido sobre su boca. Tira de mi pelo y echa mi cabeza hacia atrás. Pone su boca contra mi cuello. Se queda callado, quieto. Pasados unos segundos, habla.
-No me puedo creer que ahora mismo estés entre mis brazos... -Habla con la voz temblorosa.
Me encoje el corazón oírle decir eso, es que parece que vaya a llorar. No sé cómo explicarlo.
-Dani... -Sé que si seguimos así, acabaré llorando.
Él sigue hablando.
-Muchas veces, me pregunto si esto es real, si es verdad que ahora estoy con quien parece ser una fantasía, si es verdad que esto es lo que me tiene el destino reservado para mí... -Está temblando.
-Dani, por favor...
Me suelta, le cojo de la cara con ambas manos, le miro.
-Dime... -Dice con la mirada baja. Ahora parece tan indefenso, tan débil...
-Es real, todo esto es real. Es real que yo soy con la que estás ahora mismo, es real todo. No te lo preguntes más, deja de perder el tiempo preguntándote lo que ya sabes, y si no te lo llegas a creer, pues acércate a mí, y besa me, yo te responderé con otro beso. No hay nada más real que un beso...
Me mira fijamente, me acaricia el pelo.
-Te amo Anna...
Noto cómo unas lágrimas, amenazan con anegar mis ojos.
-Y yo a ti...
-No llores.
-No... -Una lágrima salta al vacío, resbalando por la mejilla derecha, pero, muere en manos de Dani.
-Te he dicho que no llores.
-Que no lloro... -Sonrío.
Él me devuelve la sonrisa y me abraza.
-Guapa. -Me besa el cuello.
Me río, me hace cosquillas.
Sus manos suben hasta mis hombros, que los va descubriendo bajando me la blusa, para despojarme de ella. Yo le ayudo, sacándome las mangas. Él me mira.
-Desnuda me.
Lo miro queriendo decir ¿Estás seguro? Él asiente. Pues habrá que hacerlo. ¿Por donde empiezo?
Le empiezo a desatar el nudo de la corbata, se la quito y la dejo encima de la cama, luego, empiezo a desabrochar le los botones de la camisa. Le acaricio el torso con los dedos, acerco mis labios a su pecho y empiezo a marcar un camino de pequeños besos hasta el ombligo, vuelvo a subir con otro camino de besos, hasta llegar a su boca y le beso despacio, no hay prisa.
-Anna... -Me acaricia el pelo, desliza sus manos por mi espalda y me tumba sobre la cama, teniéndole al instante, encima de mí.
-Dani...
Lentamente, baja sus manos hasta le cintura de la falda.
-Espero que no le tengas demasiado cariño a esta prenda... -Dicho esto, rompe la tela con bruscadad, haciendo que se abra por completo y descubra mis piernas.
Yo gimo de excitación, es demasiado deseo en un frasco tan pequeño.
-Y espero, que a esta menos... -Coge la costura de la braga y la rompe también.
Yo me quedo con la boca abierta, nunca había tenido esta experiencia, es bastante morbosa y excitante. Mi respiración es entrecortada, él me besa otra, esta vez, se le nota que está fuera de control, pues no es tan diferente a mí. Yo estoy perdida en un montón de sensaciones, lo noto todo muy confuso, pero, a la vez claro, es raro cómo me siento ahora. Lo que sí sé, es que por esta noche voy a ser toda suya, se nota que él sabe lo que quiere en lo que respecta al sexo, en cambio, yo voy unos pasos más atrás, y realmente, quiero aprender.
-No sabes lo bonita que resultas cuando estás derritiendo te por dentro, y sobre todo, si el motivo, soy yo.
Arrogante, cierra el pico y hazme el amor ya.
-Mmm... -Es lo único que me sale responder.
Me sonríe con una sonrisa triunfante. Se quita los pantalones y los calzoncillos, dejando libre su miembro viril. Ay madre.
Me coge de los brazos, me atrae hacia él y ambos quedamos mirándonos, nariz contra nariz.
-Mírame...
Le miro. Él se pone cómodo sobre el colchón, me coge del trasero, me levanta y al volver a bajarme ya lo tengo dentro de mí. Ambos soltamos un gemido. Empezamos a movernos, rítmica y lentamente, al compás del sonido de nuestros gemidos. Echo la cabeza hacia atrás, él me coge de la cara, la echa para delante, me besa.
@YourDanna