domingo, 6 de julio de 2014

Capítulo 55: Millones de millones de millones de gracias.

No puedo creer lo que acabo de presenciar. No, no es posible, seguro que se trata de una broma. Pues qué mal gusto tiene el bromista oye, con estas cosas no se juegan. No. ¿Y si no es una broma? Claro que no, claro que no es una broma. Esto es verdad, está pasando de verdad, ahora mismo. 
No soy capaz de gesticular ni articular palabra. No puedo moverme siquiera, me he quedado completamente inmóvil. 
¿Papá? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? No. Esto no está pasando. No está pasando. No está pasando. No está pasando. Sí está pasando... sí está pasando... sí... está... pasando... 


El pequeño abraza una de las piernas de Dani, su padre. Es el único ajeno a todo lo que está sucediendo. No es consciente de lo que acaba de hacer. No es consciente de que acaba de desvelar el secreto de su padre. No sabe que su madre está aterrada por la idea de que todo el mundo se entere quién es el padre de su hijo. No sabe que acaba de romper la poca confianza que quedaba de Anna hacia Dani.
-Te ha llamado papá... -Dice Anna con la incredulidad arropándole el alma. 
Dani acaricia la cabeza del pequeño. Asiente lentamente con la cabeza. Siente que un puño de acero estruja su corazón. No tenía pensado contárselo de esa manera, bueno, ni siquiera se lo ha podido contar. ¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar? ¿Qué hará ella? ¿Se irá? Sabe que se va a ir. Tal vez no haya sido buena idea ir allí y querer contarle la verdad. No. Claro que ha sido buena idea, bueno, lo correcto. Ella tenía que saberlo. Tendría que habérselo dicho desde un principio. Idiota. Idiota. Idiota... Repite ese mantra en  m su cabeza mientras los segundos se hacen eternos. 
-Tienes un hijo... un niño... un hijo... un niño... un... 
-Sí. -La interrumpe. 
Dani mira a Helena que está junto a ellos sin saber muy bien qué pinta allí. 
-Nosotros mejor nos vamos. -Dice para escaparse de esa situación tan incómoda-. Jorge cariño, venga vamos a merendar. 
Le tiende la mano para que él se vaya con ella, pero no, niega con la cabeza y se abraza fuerte a la cintura de su padre. 
-Yo quiero jugar un ratito con papá. -Lloriquea. 
Helena mira a todas partes nerviosa. Sabe que la rubia va a explotar en cualquier momento y no quiere que su hijo lo presencie. 
-Jorge venga. Luego jugaremos con él. 
-¡QUÉ NO! -Patalea sin soltarse de su padre. 
Él se agacha a su altura y le acaricia la mejilla. 
-Ey campeón. Hazle caso a tu madre, ve con ella. Venga. 
Él niega con la cabeza. Dani intenta improvisar algo para convencer al pequeño cabezota de que vaya con su madre. 
-Pues si no te vas, no podré darte una sorpresa que te he traído. 
-¡¿Una sorpresa?! -Le ilusión queda reflejada un su inocente rostro. 
Dani sonríe al ver la reacción del niño. 
-Sí, una sorpresa, se me ha olvidado en el coche, así que tengo que ir a por ella, pero antes te tienes que ir con tu madre. 
Jorge duda unos segundos, pero al final accede. Le coge  la mano a su madre y empiezan a caminar. Ella va más rápido de lo habitual, quiere salir de allí cuanto antes. Jorge mira hacia atrás y dice a voces: 
-No tardes, ¿vale papá? 
Él le dedica una sonrisa. Hasta que no los pierde de vista, Dani no mira a Anna. Ahora tiene que enfrentarse a ella, a su error, las consecuencias de sus actos. Lentamente gira la cabeza. No es capaz de mirarla a los ojos. No puede. La sensación de los segundos eternos vuelve a invadirles. ¿Quién habla primero ahora? Ella está ahí, aún procesando todo lo que acaba de presenciar. Y éll sin saber qué hacer ni decir. 
Una bofetada es la primera en romper en silencio. Se la ha dado tan fuerte que hasta le duele la mano. Instintivamente Dani se pone la mano en la mejilla que ha recibido el golpe. Ha dolido, ha dolido mucho, unas lágrimas anegan sus ojos, pero no por el dolor físico, sino porque se acaba de dar cuenta de que la ha perdido para siempre. 
-Anna yo... 
-¡CÁLLATE! -Dice poseída por el dolor y la rabia de haber sido engañada como una tonta-. Ni se te ocurra hablar, -dice en voz baja- no quiero escucharte ni aunque me lo pidas de rodillas. Esto ha sido... ha sido... ¿Me lo pensabas contar alguna vez? No, ¿no? ¿Para qué? ¿Cómo he podido confiar en ti? ¿Cómo has podido hacerme esto? ¿Por qué Dani? ¿No confiabas en mí? Es que intento ponerme en tu situación, intento justificarte de alguna manera y no encuentro nada a tu favor. 
Ella empieza a temblar por las emociones que se mezclan por dentro. 
-No quiero saber nada más de ti.
Da media vuelta y empieza a caminar alejándose de aquel hombre de el que aún sigue perdidamente enamorada. 
-Anna por favor... no te vayas... -Dice deshaciéndose en lágrimas y cayendo de rodillas sobre el suelo del parque-. Te quiero joder... te quiero. 


Tres días más tarde... 


Leila por fin se ha quedado dormida. La miro. 
-Está creciendo muy rápido. -Digo acariciándole la tripa-. ¿Sabes algo de Daniela? 
Uri que está al volante, asiente con la cabeza. 
-Hablo de vez en cuando con sus primas. Le envío fotos de Leila casi a diario. Quiero que sepa como es su niña.
-Iré a buscarla. Hablaré con ella. Tiene que ver a su hija, la tiene que coger en brazos... No se puede perder algo así, se arrepentirá en un futuro. 
-Deja que las cosas sigan su curso Anna. No quiero que ella se sienta forzada a nada. Si hace algo, que lo haga porque realmente quiere. -Dice serio. 
Pues también tiene razón. 
Me apoyo en el respaldo del asiento trasero del coche. 
Llegamos a la estación. Vamos  bastante justos de tiempo. El tren debe estar apunto de salir. Cargo con la maleta y una tripa bien gorda. Vamos todo lo rápido que podemos. Hay mucha gente que va y viene de un lado a otro. Cada uno lleva consigo su propia historia. Cada uno lleva consigo sus recuerdos, los buenos y malos momentos vividos con esa persona que les ha hecho temblar con simplemente estar en su pensamiento, un roce, una sonrisa, una palabra, un beso... Cada uno lleva consigo la alegría y el dolor dentro de su corazón. Cada uno lleva consigo la ilusión de un futuro mejor, un futuro sin dolor, un futuro con amor. Cada persona es un mundo dicen, pero todos coincidimos en lo que queremos: que alguien nos esté esperando con los brazos abiertos en la otra estación. 
Es hora de separarnos. Una empleada de RENFE, coge la maleta para ayudarme a subirla al tren. 
-Perdone, ¿puede esperarme un segundo? 
Pregunto amablemente a aquella joven de ojos grises. 
-Claro. -Sonríe.
Le correspondo con otra sonrisa. Miro a Uri a Leila. No sé cuando les voy a volver a ver. Los ojos se me llenan de lágrimas por enésima vez en tres horas. 
-Pequeñita... -Le acaricio la cara a Leila. 
Ella levanta una de sus manitas y me toca la muñeca. 
Me acerco y le doy un beso en la frente. 
-Cuida de tu papá, ¿vale? Se buena y no le hagas enfadar, ¿eh? Angelito mío... -Digo acariciándole la cara de tal modo que sonríe. 
Sonrío y miro a Uri.  Él me mira con los ojos llorosos. 
-Ojalá todo hubiera sido diferente... -Digo con la voz quebrada-. Prometo que volveré pronto.
Él se acerca a mí y me besa en la mejilla con cariño. 
-Todo va a salir bien, ya lo verás. -Me susurra. 
-Ave, con destino Barcelona Sants, vía 1, va a efectuar su salida. 
Esa voz repite lo mismo en catalán e inglés. Ahora sí que sí, es hora de separarnos de verdad.  
Ambos nos miramos y nos despedimos con un gesto. 
Antes de subir al tren, vuelvo la vista hacia Uri y Leila. Ella empieza a llorar desconsoladamente. Él la mece para calmarla mientras levanta el brazo que tiene libre y se despide de mí. 
-Adiós. -Susurro y subo al tren. 
Me acomodo en mi asiento., doy gracias a que el otro está vació. Dura muy poco esa pequeña alegría, pues un chico ocupa el otro asiento. 
-Hola. -Me mira y sonríe. 
Lo miro seria y le saludo. 
-Nico. 
-¿Cómo? 
-Mi nombre, es Nico. ¿Y el tuyo? 
-¿Intentas ligar conmigo? -Digo riéndome asqueada. 
Él niega con la cabeza y se ríe. 
-Por la tripita que me traes, dudo que tengas un pene con el que jugar. 
Me río como no lo había hecho durante estos días que a mí me han parecido siglos. 
-Anna. -Le tiendo la mano. 
Él me la estrecha. 
-Encantado. 
Dice sacando una botella de agua y un bocadillo de la mochcila. 
-¿Y a dónde vas Anna? Para viajar en tu estado hay que tener ganas. 
-Pues voy a casa de mis padres. Creo que tengo miedo de criar a mi primer hijo sola. 
-Ah pues te deseo toda la suerte del mundo. Seguro que vas a ser una mamá fuera de seria. 
-¿Y tú? ¿A dónde vas? 
Creo que al pensarlo se le ilumina la cara. 
-Voy a ver a mi futuro marido. -Dice ilusionado. 
Sonrío. 
-¡¿Te casas?!
-¡Sí, en una semana! 
Nos reímos por esa alegría repentina que sentimos. 
-Mira... -Saca el móvil y me enseña la foto de un chico bastante atractivo-, se llama Diego. 
-Creo que muchas chicas lamentarán que sea gay. 
Ambos nos reímos. 
-¿Quieres qué te cuente cuándo lo conocí y cómo lo conocí? Fue todo muy película romántica. 
Sonrío. 
-Vale. 
-Pues mira, era mi primer día en la peluquería y yo estaba muerto de nervios. Imagínate, no conoces a nadie, y nadie te conoce a ti, claro, yo tenía que dar lo mejor de mí... 



El Ave se va alejando de la ciudad donde empezó toda esta historia. Aunque nadie lo sepa, aún no ha llegado el final, pues muchas cosas les quedan por vivir a cada uno de nuestros protagonistas. ¿Qué les tiene escrito el destino a cada uno de ellos? 


Muchitas, muchísimas, muchísisisisisisismas, muchas gracias a todos los que habéis estado leyendo esta historia desde un principio y habéis seguido ahí viviendo cada capítulo como lo he vivido yo. infinitas gracias a todos los que os habéis ido enganchando y me habéis dado la oportunidad de leer las ideas que juegan en mi cabeza. Cuando empezamos esto, no creímos que fuera a llegar hasta donde ha llegado. Realmente no esperaba tanto. Pues que sepáis que vosotros lo habéis hecho posible y actos como el dar click a un enlace y empezar a explorar lo que hay dentro y seguirlo, pues os convierte en grandes. 
Dios mío, es que quiero dar os las gracias, pero es que no sé cómo hacerlo. De verdad, muchas gracias. Millones de millones de millones de gracias. ¡GRACIAS! 

@Tinnadelunna 

miércoles, 2 de julio de 2014

Capítulo 54: Imposible de Shontelle.

Salgo del apartamento cabizbaja, entre Dani y yo se ha roto algo y no me he enterado muy bien cuando ha sido. Estoy en el ascensor con una pequeña parte del armario y un taxi esperándome en la puerta. Me pongo las gafas de sol, no quiero que se note que he llorado, que estoy llorando. 
El señor taxista muy amablemente coge la maleta y la mete en el maletero mientras yo subo a la parte trasera del vehículo. 
-Usted dirá señorita. -Dice cerrando la puerta y abrochándose el cinturón. 
Me quedo unos momentos en silencio, pues realmente no sé dónde ir. 
-Usted tire para adelante que ya le voy indicando. 
-Muy bien. 
El señor taxista eleva el volumen de la radio y distingo la canción de Imposible cantada por Shontelle. Al cerrar los ojos un mar de lágrimas resbala por mi rostro. Espero que el señor taxista no se esté dando cuenta de nada. Y si lo está haciendo, hace bien en seguir conduciendo, que es para lo que está ahí. Oigo la vibración del móvil dentro del bolso, será un WhatsApp. Lo saco y abro la App. Es Dani... 


Dani: Sólo decirte que, te quiero... 


Suspiro, bloqueo el móvil y lo vuelvo a guardar. Ahora no estoy para nada ni para nadie. 
Después de estar como veinte minutos circulando sin rumbo por la ciudad, le digo al señor taxista que me deje en un hotel de tres estrellas que hay cerca del apartamento de Uri. 
Creo que es por compasión y lástima el porqué el señor taxista insiste tanto en acompañarme hasta la recepción cargando él con la maleta y sin pedir propina a cambio. De todos modos, le doy un billete de cinco euros y todos tan felices. 
La mujer que me atiende no es tan agradable, es arisca como ella sola. Me habré equivocado al elegir sitio donde pasar al menos una noche. Como siga hablándome así, pagaré mis platos rotos con ella y ni para la una ni la otra será algo agradable de vivir. 
-Déme su DNI. 
Se lo dejo encima del mostrador, ella lo coge como de mala gana. Si no tienes ganas de trabajar, ¿por qué no te vas un poco a la mierda y le cedes tu puesto a alguien qué realmente desea trabajar para poder llevar un mísero trozo de pan qué sus hijos se puedan meter en la boca? Es mejor que esa pregunta me la quede y no la comparta con nadie. Hoy el horno no está para bollos. Por fin la mujer antipática toma todos mis datos y me da la llave. 
-Habitación doce, en el primer piso, saliendo del ascensor hacia la derecha. 
Hombre gracias muy amable, esperaba que me arrojara la llave a la cara y me dijera que me buscara la vida para encontrar la habitación. 
Entro en la número doce. No está mal; es una habitación pequeña con dos camas, una mesa, una silla, un televisor de la Edad Media, dos mesillas de noche (o eso pretenden ser), y el armario. Luego a la entrada está el pequeño cuarto de baño con su lavabo, ducha y inodoro. Suficiente para el uso que le pretendo dar. Dejo la maleta y el bolso en medio, me descalzo con cuidado, me tumbo sobre una de las camas, no está mal, miro hacia la derecha y me doy cuenta de que unas grandes cortinas cubren toda la pared donde sólo hay una ventana normal y corriente. De repente Morfeo se tumba a mi lado y me abraza muy fuerte. 


Cuando termina de recogerlo todo, Dani sale del apartamento para dar un paseo por si pudiera despejarse aunque sea sólo un par de minutos. Desde que Anna entró en el dormitorio y empezó a hacer la maleta, los demonios lo devoran por dentro. La está perdiendo, está perdiendo a Anna. Ella se ha ido por tiempo indefinido, tal vez unos días, tal vez semanas, meses... para siempre... No, para siempre no. No está dispuesto a creer que esta historia se ha acabado para siempre, hay un bebé en camino. 
-Me cago en la puta. ¡Me cago en la puta! -Da un golpe fuerte en la pared. 
Su culpa, todo esto ha ocurrido por su culpa. Tendría que haberle contado la verdad a Anna, si total, tarde o temprano ella se tendría que enterar de todo, hay cosas que no se pueden ocultar de por vida. ¿Por qué se lo ha tenido qué ocultar? ¿Por qué no se lo contó cuándo debía? Por qué. Por qué. Por qué. Ya no merece la pena perder el tiempo en buscarle respuestas a preguntas que debería haberse hecho hace ya bastante tiempo. Ahora lo que tiene que hacer es encontrar una solución al problema cuanto antes. Tiene que recuperar a Anna y su confianza, tiene que hacer que ella vuelva a estar al cien por cien con él. Como antes, como hace apenas un día, como antes... 
Se sienta en un banco de un pequeño parque en el que tres niños juegan mientras dos madres charlan entretenidas en otro banco. Saca el móvil del bolsillo, busca el número que ha derrumbado el castillo de naipes que había construido con Anna. Le da a la opción de llamar y se lo pone en la oreja. Tras cuatro tonos de llamada, una voz femenina responde al otro lado de la línea: 
-¡Dani! -Parece sorprendida. 
-Helena... -Dice serio. 
-¿Qué... qué ocurre? 
-Tenemos que hablar...
-Ah, pues adelante. 
-No Helena, tenemos que vernos. 
-¿Vernos? No, esta tarde me es imposible, tengo cosas que hacer. 
-Lo sé. 
-Pues quedamos mañana por la... 
-Helena, -la interrumpe él-, esta tarde. 
En el otro lado de la línea sólo se escucha en silencio sepulcral. Dani es consciente de que la ha dejado sin palabras, cosa que entiende perfectamente, pues lo que le ha pedido, es algo fuera de lo normal. 
-¿Estás seguro? 
-Sí. 
-A las seis y media estaré en el parque de la fuente, ¿sabes cuál  te digo no? 
-Sí, lo sé. 
-Pu-pues ahí nos vemos... si cambias de idea, dímelo. 
-De acuerdo. 
-Hasta luego Dani. 
-Hasta luego Helena. -Cuelga. 
Ya está. Lo va a hacer. 
Un golpe lo abstrae de sus pensamientos y hace que mire al frente. La niña más pequeña de los tres pequeños que jugaban, se ha caído del columpio y llora sin consuelo hasta que su madre la coge en brazos y la va tranquilizando. Menuda leche, piensa Dani levantándose del banco y retomando el paseo. 


Me despierto sobresaltada por un portazo que han dado fuera. Ahí se pillen los dedos. Me acaricio el vientre. Oigo el timbre del WhatsApp dentro del bolso. No le hago caso. A los pocos minutos lo vuelvo a oír. Ni caso. Esta vez son dos seguidos. Tal vez sea importante, algo urgente, a saber. Me levanto de la cama, cojo el bolso y saco el móvil. Veo varios mensajes y varias llamadas perdidas de Nacho y de Tina. Pues no me he enterado. ¡Ay Dios mío! ¡Los premios! ¿Dani habrá ido? ¿Qué les habrá contado? Les habrá dicho que me encuentro indispuesta, será por eso por lo que me envían los WhatsApps.


Nacho: Anna, ¿dónde estáis? Os estamos esperando. 
Nacho: Anna, ¿cuándo llegáis? 
Nacho: ¿Por qué no cogéis el móvil? 
Nacho: Nos estamos empezando a preocupar. 
Nacho: ¿Estás?


Veo los de Tina. 


Tina: Os estamos esperando. 
Tina: ¿Dónde estáis? 
Tina: Dani no nos coge el móvil y tú tampoco. ¿Qué pasa? 
Tina: Nos estáis empezando a preocupar. 


¿Y ahora qué les digo yo? Si Dani no les ha dicho nada, no estamos en plan de que yo les cuente nada. 
La trompetita del WhatsApp me alerta de que me acaba de llegar uno de Nacho. Mierda, ha visto que estoy en línea. Cierro la aplicación, pongo el móvil en silencio y lo dejo en la mesilla. Al menos que no vea que he leído su último mensaje. Madre mía, ¿y ahora qué hago? ¿Llamo a Dani? Su familia no va a ser la única que se extrañe de su repentina audiencia, pues muchos de sus amigos y compañeros lo esperaban. Sorprendente sería que mañana esto no fuera un tema de conversación. La pantalla del móvil empieza a encenderse y apagarse constantemente, eso significa que alguien me está llamando. Lo miro. El nombre de Dani aparece y desaparece con la luz de la pantalla. ¿Lo cojo? ¿Qué querrá? No, mejor no lo cojo, hoy mejor no hablar con él. Pero la curiosidad aprieta demasiado fuerte y termino por contestar. 
-Dime... -Digo en tono seco. 
-Anna... -Algo me dice en su voz que no esperaba que se lo fuera a coger en el primer intento. 
-Dime. 
-Tenemos que vernos. 
-¿Para qué? 
-Quiero contarte la verdad. 
-¿La verdad? ¿Qué verdad? 
-Te lo tengo que contar en persona. 
Juraría que está asustado, eso me conmueve y me aterra mucho. 
-¿No lo has podido hacer antes cuándo te lo pedí ayer o esta mañana? 
-Anna, estoy dispuesto a contártelo, ¿es que no te basta con eso o qué? 
Se está desesperando, lo estoy desesperando, pero él también me está desesperando a mí. ¿Qué se trae ahora entre manos? 
-Vale Dani vale. Dime. 
-Dime dónde estás, que voy a recogerte. 
-¿A dónde vamos a ir? Puedo ir a tu casa sola. 
-No Anna, iremos a otro sitio. 
-Dime dónde. 
-Está a las afueras de la ciudad, tenemos que ir en coche. 
-Ah.
-Dime dónde estás que voy a por ti. 
Le doy el nombre del hotel y la dirección. 
-Bien, prepárate, en veinte minutos estoy allí. 
-Dani, tu hermano y tu madre intentan contactar con nosotros. Por lo que veo no vamos a ir a la entrega de premios. 
-Ya, les llamaré y me inventaré una excusa. Ahora tengo cosas mucho más importantes en las que pensar. Venga, prepárate que voy a por ti. Un beso. -Cuelga. 
Me quedo un par de minutos sentada en la cama sin hacer absolutamente nada. ¿Qué será lo qué me tiene que decir Dani? Si no es infidelidad, ¿qué es? Un chaparrón de ideas de todo tipo inundan mi cerebro. 
Sobre unos veinte minutos más o menos recibo una perdida de Dani que significa que me está esperando abajo. 
Veo a Dani apoyado en la puerta del copiloto, va con gafas de sol, no querrá que nadie lo reconozca. Me acerco a él. 
-Hola Anna. -Me abre la puerta del coche. 
Le miro seria. 
-Dani. -Subo al coche. 
Tengo la sensación de que no nos vemos desde hace mucho tiempo, y apenas han pasado unas horas. 
El trayecto es eternamente largo, incómodo y silencioso. Me fijo en la canción que está sonando en la radio y otra vez es Imposible de Shontelle. 
-Ya estamos llegando... -Dice Dani cuando entramos a un pueblo. 
Entonces una tsunami de intriga y nervios arrasa con todo lo demás y ocupa todo lo que soy. 
-¿Por qué me has traído aquí? 
Él se queda unos instantes sin decir nada. 
-Enseguida lo verás. 
Joder que no me diga eso que me pongo más nerviosa. 
-Dani, ¿qué está ocurriendo? 
Sus manos rebelan que él también está nervioso.
-Dani... -Digo con el corazón en Euskadi. 
-En un minuto lo sabrás. 
Aparca el coche. Salimos del coche. No sé qué pintamos aquí. 
-Dani... 
-¡Anna por favor cállate ya! 
Realmente está nervioso. Se apoya en el coche con ambas manos y respira hondo varias veces. 
-¿Estás bien? -Pregunto asustada. 
Él se tranquiliza. Se acerca a mí, me coge de la mano con ambas manos y la pone contra su pecho. Noto que el pulso va demasiado acelerado. Pobrecito, esto debe ser grabe o fuerte... ay no sé... 
-Anna, quiero que sepas que yo a ti nunca te he querido hacer daño. Quiero que sepas que tú has sido lo mejor que la vida me ha podido regalar. Quiero que sepas que gracias a ti he descubierto la felicidad y el poder amar de verdad. Ahora lo que te voy a mostrar, va a cambiarlo todo. Sólo espero que algún día, puedas perdonarme el error que he cometido al ocultarte algo tan importante como esto. 
-Dani... me estás asustando de verdad... -Apenas puedo hablar por el mido. 
-En nada lo sabrás... Vamos. -Dice cogiéndome de la mano mientras empezamos a caminar. 


No tardamos en llegar a un parque donde hay una fuente enorme en medio. Nos paramos en la entrada. Una mujer morena con el pelo rizado se levanta de un banco y se acerca a nosotros. Parece que también está nerviosa, o eso supongo yo al ver la cara que pone al vernos entrar. Él me suelta de la mano y da un paso hacia adelante como para acercarse a ella. La mujer se detiene a un metro más o menos de él. 
-Dani... 
-Helena... 
Unos momentos muy incómodos cubren en ambiente, hasta que una pelota cae al lado mía. Un niño pequeño, de unos cinco o seis años corre hacia ella. El pequeño levanta la vista y al ver a Dani se le ilumina la cara. 
-¡Papá! -Corre hacia Dani-. ¡Has venido! 
¿Cómo...? Esto no puede estar pasando. Esto no puede... estar... pasando. 



DIOS MÍO ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ESTE CAPÍTULO QUE ME HA COSTADO TANTO ESCRIBIR. LA IDEA YA LA TENÍA CLARA DESDE HACE TIEMPO, PERO A LA HORA DE EXPRESARME ME HA COSTADO UNA ETERNIDAD HORRIBLE. MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA PACIENCIA Y VUESTRO APOYO. GRACIAS POR LEER LAS IDEAS QUE RONDAN MI CABEZA. GRACIAS POR TODO, DE CORAZÓN OS LO DIGO. GRACIAS. 
POR CIERTO, PERDONARME SI HAY ALGUNA FALTA DE ORTOGRAFÍA, LO HE HECHO LO MEJOR QUE HE PODIDO. GRACIAS. 

@Tinnadelunna

jueves, 22 de mayo de 2014

Capítulo 53: Lo peor de cada uno.

Me quedo totalmente inmóvil en medio del pasillo. Dios mío, no. Me doy la vuelta lentamente, veo a Dani en medio del salón, la luz de la lámpara baña su figura. Está en pie con un brazo apoyado en el respaldo de la silla,  su mirada es inexpresiva. Se ha enfadado, y mucho. Bien, Anna, mantén la calma. Me acerco despacio al salón,  me siento en el sofá. Ahora no sé qué responder. Espero unos segundos, él sigue en silencio, está claro que quiere que le conteste. 
-Sí. 
Es lo único que me sale de la boca. Él no dice nada durante unos eternos segundos. 
-¿Por qué? 
Pregunta titánicamente serio. 
Ahora no sé qué responderle. Debería ser yo quien se tendría que poner en plan interrogativo e intimidatorio, no él.
Ambos seguimos en silencio durante no sé cuanto tiempo, sigue queriendo que yo lo rompa. 
Levanto la cabeza y le miro. Esta vez ha cambiado de posición, sigue en pie en el mismo sitio que antes, pero esta vez está apoyado en el mismo respaldo de la silla con los brazos cruzados, con cara de Poker Face. 
-Estabas en la ducha, te avisé de que te estaban llamando, pero no me oíste, supongo... como no me dio tiempo a cogerlo lo dejé estar, pero llegaron como tres mensajes seguidos, parecía algo urgente así que lo cogí y vi esos mensajes. -Hago una pausa para tragar saliva y armarme de valor para enfrentarme a él-. No sé porqué me estás haciendo este interrogatorio como si yo hubiera hecho algo horrible, pues no es así, yo no he hecho nada horrible. ¿Y tú? ¿Puedes decir lo mismo? 
No puedo creer lo que le acabo de preguntar, y por lo que veo él tampoco. Sus ojos destellan sorpresa mezclada con... creo que decepción. 
-Estás sugiriendo que te estoy siendo infiel.
Pregunta sin preguntar. 
-Eso no lo sé, dímelo tú. 
-¿Enserio Anna? ¿De verdad? 
-¿Qué pensarías tú si te encontraras con lo que me he encontrado yo? 
Se queda callado, sin saber qué decir. 
-Ya, eso mismo opino yo. -Digo levantándome del sofá. 
No me apetece seguir discutiendo ahora mismo no estoy en situación de enfrentarme a este problema. Creo que no puedo, no puedo hacerlo. Necesito meterme en la ducha y llorar, necesito llorar mucho para verlo todo más claro.
-¿Cómo puedes pensar eso de mí Anna? ¿Enserio me crees capaz de ponerte la cornamenta? Joder, ¿es qué no te he demostrado a diario lo mucho que me importas? Siempre estoy a tu entera disposición para todo lo que necesites, ¡y lo sabes joder! 
Me hierve la sangre. Me doy la vuelta y le miro fulminante. 
-¡Pues si tan buen novio eres, ¿por qué no te dignas a contarme qué te traes entre manos con esa persona? ¿Por qué no me dices quién es? ¿Eh? ¿Quién es? Cuéntame por qué no la tienes guardada como contacto! 
Estoy gritando demasiado. 
-¡No te estoy poniendo los cuernos, ¿vale?! ¡Dejemos el tema ya! 
-¡No me grites! 
-¡No me grites tú!
No. No. No. Debemos parar esto antes de que se nos vaya de las manos. 
-¿Y mi bolso? -Pregunto casi en un susurro. 
-En el coche. -Responde él con el mismo tono. 
-Bien, pues dame las llaves o acompáñame a por el por favor. 
-¿Qué? ¿Para qué? 
-Porque es mi bolso y ahí lo tengo todo, me das las llaves o me acompañas, pero quiero mi bolso. 
-Bien... de acuerdo. Vamos. 
Entramos en el ascensor, me apoyo en la pared. Dani da al botón, las puertas se cierran y empezamos a descender. Yo mantengo la cabeza agachada, no me atrevo a mirarle, ambos nos mantenemos en silencio, un silencio rico en incomodidad. El ascensor para en el garaje, nos vamos hacia el coche. Dani lo abre, saca el bolso y me lo da. Lo cojo exageradamente despacio. No quiero ser brusca por mucho que lo necesite, quiero estar tranquila, ahora es lo mejor. Nos vamos al ascensor. Dani va a apretar el botón del rellano, pero yo me adelanto y pulso el B. 
-¿Qué haces? -Pregunta alarmado. 
-Me voy. -Digo con toda tranquilidad. 
-¿Qué te vas? ¿A dónde Anna? Es muy tarde, no te puedes ir.
Se ha puesto nervioso. 
No respondo, en verdad no sé a dónde iré, pero de lo que estoy segura, es de que no quiero dormir aquí. 
-Anna por favor. -Suplica. 
-Dani, déjame. 
Las puertas del ascensor se abren, me dispongo a salir, pero Dani pone el brazo en la puerta para no dejarme a salir. 
-Nos vamos para arriba. -Vuelve a apretar el botón. 
-Dani quita. 
Intento apartarle el brazo, pero es más fuerte que yo y mis esfuerzos son inútiles. 
-Por favor. 
-No Anna, no. Nos vamos para arriba, sino quieres dormir conmigo me parece muy bien, pero fuera de casa ni soñarlo. 
-¿Te tienes qué salir tú siempre con la tuya? -Pregunto exasperada-. Déjame en paz por lo menos esta noche, Dani por favor. 
-No es salirme con la mía Anna, me preocupo por ti y por nuestro bebé, no te olvides de eso. Si quieres que te deje en paz, te quedas aquí y yo me voy, pero tú aquí. 
-¡Joder qué no me mandes! ¡No eres mi padre, ¿vale?! 
¿Quién se cree él para mandarme así? 
-No seré tu padre, pero soy el padre de la criatura que llevas dentro de ti, a si que estoy en todo mi derecho a cuidarte para cuidarla. 
-¡Pues haberlo pensado antes de haberme engañado! 
-¡Qué yo no te he engañado! -Dice dando un golpe a la pared del ascensor muy cerca de mi cara. 
Aquello me sobresalta, el miedo invade cada centímetro de mi cuerpo. Dios mío. Levanto la vista y veo que la furia domina su expresión facial y sus ojos.  
-Vamos... -Me coge del brazo con fuerza y me arrastra al apartamento. 
Me hace daño, me está haciendo daño.
Me suelta del brazo tras cerrar la puerta con llave. Ahora mismo estoy bastante asustada, verle furioso no es algo que ma agrade en absoluto. 
-Dime, ¿dónde quieres dormir? 
Me pregunta enfadado. No sé qué decirle, el habla se ha quedado en el ascensor junto a mi valentía y coraje. 
Él sigue en silencio, otra vez esperando mi respuesta. 
-No sé... -Digo con un débil hilo de voz. 
Me siento pequeñita delante de él, es como si yo fuera una hormiguita frente a un niño que la va a aplastar con el pie. 
-¿Qué no lo sabes? Antes estabas decidida a marcharte Dios sabe donde, ¿y ahora dices que no sabes? 
Levanto la vista hacia él. 
-¿Por qué me tratas así? 
No puede ocultar su sorpresa al oír mi pregunta, pues a mí también me ha sorprendido la verdad. 
-Duele, ¿eh? 
Le miro sin entender. 
-Así me estás tratando tú al acusarme de serte infiel sin pruebas. -Añade. 
-Tampoco es que te hayas molestado en explicarme qué es lo que te traes entre manos. 
Estoy cansada, por favor, te lo suplico Dani, por favor. 
-Anna, ¿de verdad no me crees? ¿Enserio me crees capaz de engañarte con otra? Responde honestamente por favor, esta vez no te guíes por los mensajes que hayas visto, por favor. 
Parece más tranquilo, y eso me consuela mucho. 
Estoy demasiado cansada y abrumada para ponerme a pensar en ello. 
-Anna, te veo agotada, pero por favor, respóndeme a esto, ¿de verdad me crees capaz de engañarte con otra? 
Me quedo en silencio un buen rato. Mi mente se ha quedado totalmente en blanco. Estoy muy cansada como para reflexionar en todo lo sucedido y darle una respuesta. 
-Está bien. Anda ven. -Me coge delicadamente del brazo.
No opongo resistencia, estoy bloqueada. Creo que todo lo que he vivido hoy ha sido demasiado para mí. Mi mente no da para más interrogatorios, no da para más discusiones, simplemente, no da para más. 
-A la ducha y a la cama. 
Dani me va quitando pacientemente cada prenda de ropa. Esto me recuerda a aquella noche en la que me bañó, fue muy bonito, ¿lo va a volver a hacer? Cierro los ojos, estoy muy cansada. 
-Por favor... -Se me caen esas palabras de la boca. 
Él me coge de la barbilla y con las yemas de los dedos me acaricia con cariño. 
-¿Qué pasa? -Pregunta en un susurro para tranquilizarme, creo. 
-Métete conmigo... 
¿Cómo? No, pero si estoy enfadada. Ya, pero ahora lo que necesitas es calor humano, ahora lo que necesitas es simplemente a él. 
-Claro. Asiente con la cabeza. 
Me siento en el taburete, apoyo la cabeza en la pared agotada, abro un poco los ojos y veo como él se desnuda. Una débil sonrisa se dibuja en mi rendido rostro. 
Qué guapo es, y se va a meter en la bañera conmigo, sí, es mío. 
Al terminar de desnudarse, abre el grifo para llenar la bañera. Se acerca a mí, me coge con cuidado de los brazos y me ayuda a levantarme. 
-Muy bien, vamos.
Me ayuda a meterme en la bañera. Él se mete detrás, de mí, se sienta con cuidado y poco a poco, con mucho cuidado me ayuda a ponerme entre sus piernas. El agua está caliente... mmm... placer. 
-Ponte cómoda. 
Apoyo la cabeza en su pecho, cierro los ojos y entrelazo las manos encima de mi vientre. Él me rodea con los brazos, entrelaza sus manos con las mías. 
Nos quedamos en silencio los dos. Sólo se oye nuestra respiración, y eso me relaja bastante. 


Estamos tumbados en la cama. Yo boca arriba con las manos entrelazadas entre el vientre y los pechos y él tumbado de lado acariciándome distraído el vientre por encima del camisón. 
-¿Estás mejor? -Pregunta acariciándome el pelo con la otra mano. 
-Sí, lo que ahora necesito es dormir. 
-Ambos necesitamos dormir corazón. Mañana cuando estemos bien despejados y calmados, podremos hablar con tranquilidad. 
-Vale... -No estoy en condiciones de discutir. 
¿Me ha llamado corazón? Me ha llamado corazón. Oh, qué bonito. Me encanta. 
-Buenas noches amor. -Le digo ya apunto de resbalar  por el precipicio del sueño profundo. 
-Buenas noches mi dulce belleza rubia. -Me susurra acercándose a mí y dándome un tierno beso en la mejilla-. Te quiero. 
Es lo último que noto antes de sentir que mi alma cae al vacío, estoy soñando. 
Me  quiere. Me quiere, ha dicho que me quiere... 


Abro los ojos y los vuelvo a cerrar por la claridad de luz natural que entra en la habitación. Me doy la vuelta con cuidado y veo que estoy sola. Dani no está. Vale, ¿qué hora es? No tengo el móvil a mano y Dani se habrá llevado el suyo. No querrá que se lo vuelva a mirar. ¡Ay no! ¡Joder! La discusión de ayer... me tapo la cara con ambas manos como queriendo protegerme de la realidad. Me quedo no sé durante cuánto tiempo en la cama. Oigo el giro de la cerradura de la puerta de la calle. Mmm... alguien viene, o se va... la puerta chirría al abrirse y oigo que se cierra. Pues creo que viene... no sé.... Oigo bolsas. Confirmado, viene. Oigo pasos que se pierden en la cocina. Es Dani, será Dani... recuerdo que antes tenía compañeras de piso, hace tiempo que no sé nada de ellas. ¿Qué será de ellas? Ay no sé, no me apetece pensar. Sacudo la cabeza para apartar los pensamientos que la abordan. Dejadme en paz, no quiero pensar, ¿vale? ¡No quiero pensar! 
Oigo los pasos de Dani que se acercan a la habitación, cierro los ojos y entrelazo las manos entre el vientre y los pechos para hacerme la dormida. Abre la puerta y creo que se queda ahí plantado. 
-Anna... -Dice con suavidad. 
No, no quiero levantarme aún. No estoy preparada para enfrentarme a ti, bueno, ni a ti ni a nadie. Sigue ahí plantado esperando a que yo me despierte, me mueva o algo. Tengo que hacer esfuerzos titánicos para contener la risa. Vete Dani, vete por favor. En pocos segundos se mueve, deja entornada la puerta y se va a la cocina. Creo. 


Entro a la cocina, me he tomado mi tiempo, más de el necesario en levantarme. Dani está entretenido haciendo la comida, ¿qué está preparando? Se da la vuelta, me mira. 
-Arroz con pollo. 
Ah, es eso, pues espero que sepa tan bien como huele. 
-¿Qué hora es? 
Sigo sin saber qué hora es... para que esté haciendo la comida ya tiene que ser tarde. 
-La una y poco, no sé. ¿Quieres qué te prepare un zumo de naranja? 
¿Está actuando cómo si nada hubiera pasado? Que me da a mí la impresión, nada más. 
Me quedo en pie junto a la mesa de la cocina mirando el frutero. Plátanos, naranjas, mandarinas, manzanas, peras. Plátano, naranjas, mandarinas, manzanas, peras. Plátano, naranjas, mandarinas, manzanas, peras... ¿Qué tienen de diferentes las naranjas de las mandarinas? 
-¡Ey! -Dani chasquea los dedos delante de mis ojos. 
Me sobresalto. 
-Dime...
-¿Zumo de naranja?
-¿Qué diferencia hay entre la naranja y la mandarina? 
Dani me mira desconcertado. 
-La piel, creo... pero, ¿qué te pasa Anna? 
-Nada, es que tenía curiosidad... 
-¿Zumo? 
-Sí. 
-Bien. 
Se separa de mí, coge varias naranjas, las parte por la mitad y las va exprimiendo. Me siento en la silla y lo observo. Qué guapo se ha puesto, lleva sus Converses negras, unos tejanos y una camisa a cuadros amarilla y naranja. Esa camisa no la conocía yo, ¿de dónde la ha sacado? ¿Cuándo la ha adquirido? ¿Y si no lo ha hecho? ¿Y si la camisa se la han regalado? ¿Y si se la ha regalado ese contacto? No. No. No, eso no. Ay dios, ¿y si sí? 
-Bonita camisa. -Digo disfrazando mis palabras con el traje de la indiferencia. 
Voy a probar a ver si le saco algo que me pueda servir de información. 
-¿Ah sí? Vaya, gracias. 
-Es muy llamativa, tiene el color del zumo de naranja. 
-¿Sí no? -Coge el vaso de zumo y me lo deja en la mesa-. Para ti. 
Me sonríe con ternura. 
-Gracias. 
Me lo tomo casi de un tirón. Me encanta este zumo, es mi favorito. 
-Bueno, ¿esta noche al final te vienes a la entrega de premios? 
Oh... 
-No lo sé Dani. -Digo molesta. 
Se sobreentiende que es por los puñeteros mensajes. 
Él se queda en silencio delante de mí. 
-No me respondiste ayer...
-¿Cómo? -Digo levantando la vista hacia él. 
Esta vez me siento más fuerte, siento que puedo enfrentarme a cualquier desafío y a cualquiera que me desafíe. 
-Ayer, te hice una pregunta, te dije que si de verdad me crees capaz de serte infiel, te dije que no respondieras basándote en esos mensajes, sino en lo demás, en todo lo demás. No me respondiste. 
Me quedo en silencio, reflexionando en todas las cosas que hemos vivido desde que nos conocimos, reflexionando en todas aquellas veces en las que me ha ayudado, en todas aquellas veces en las que ha acudido a mi llamada fuera la hora que fuera, en todas aquellas veces que me ha dicho que me quiere no con palabras, sino con hechos... No valoramos lo suficiente lo que tenemos a diario. La verdad es que él ha dado un montón de cosas por mí, se ha sacrificado por mí, se ha esforzado por hacerme feliz... 
-Dime Anna. -Insiste paciente. 
Niego con la cabeza, como si así pudieran quedárseme las ideas más claras. 
-Pues es que no sé qué pensar Dani, es que sí, es cierto que me has demostrado infinidad de veces que te importo, que me quieres, pero eso no quita que aún no me has justificado esos mensajes. Aún no me has contado de quién se trata, no me has dicho qué os traéis entre manos. Vale que sueno como una obsesa controladora, posesiva y celosa novia, pero entiéndeme... 
-¿Qué tengo qué entender Anna? -Pregunta irritado y molesto-. ¿Quieres que te deje mi móvil y así poder verlo todo? ¿Quieres que te mantenga informada de todo? ¿Te tengo que contar todo lo qué hago a diario? ¿Con quienes hablo y con quienes no? ¿Lo qué les digo y lo qué me dicen? ¿Quieres saberlo todo? ¿Eh? 
-Bueno, tampoco es para ponerse de esta manera, ¿vale? -Digo en mi defensa. 
Esto ya me suena, esto ya lo he vivido antes, es un Dejá Vu. 
-¿Y cómo quieres qué me ponga? Dime, a ver. ¿Qué es lo qué la señorita quiere? 
-¡La verdad joder! ¡Quiero la verdad! 
-¡La verdad es qué no te estoy siendo infial me cago en la puta! 
El ambiente se ha caldeado ya demasiado, esto va a explotar en cualquier momento, pero creo que ninguno de los dos tenemos el control para deter lo que es inminente. 
-Querrás que te crea, ¿no? -Digo bajando el tono de voz, pero cabreada como yo sola. 
-¡Joder Anna ya está bien! 
Me sobresalta dando un golpe tan fuerte en la mesa que hace que el vaso donde antes había zumo se precipite al suelo y quede hecho añicos que quedan esparcidos por todo el suelo de la cocina. 
Me quedo inmóvil, cuando se pone así me impresiona de tal manera que me arrebata el habla. 
No, no, Anna, no. Ahora no, lo que tienes que hacer es plantarle cara, no dejes que él te gane la batalla, y menos de esta manera. No puedo permitirle este comportamiento. 
-Ni ya está bien ni nada Dani, con lo sencillo que sería contarme la verdad... vamos por el amor de Dios, si ni siquiera te esfuerzas en inventarte una mentira con la que cubrir la verdad, te prefieres callar y cerrar en banda antes que mentirme más de lo que ya lo haces, y yo me pregunto, ¿por qué? Y yo misma me respondo: porque se siente culpable de engañarme y no quiere sentirse aún más culpable por tapar su pecado con otro pecado, eso provocaría un círculo vicioso. 
-¡Qué te calles joder! 
Las lágrimas amenazan con resbalárseme de las mejillas, mi ánimo amenaza con tirarse en paracaídas, todo mi ser amenaza con derrumbarse. 
-¿Cómo puedes ser tan bruto Dani? -Le digo casi en un susurro. 
Me coge fuerte de las mejillas y hace que le mire. Todo su ser emana  rabia, furia... está realmente cabreado. Me aprieta las mejillas con fuerza. Joder, que me duele. ¡Me duele! 
-Anna... tú... sacas... lo peor... y lo ... mejor... de mí... ¿entiendes?
Por su forma de hablar, juraría que está haciendo duros esfuerzos por contener la ira y creo que las lágrimas. Supongo que también se puede llorar de rabia y frustración. Ahora que lo pienso, es lo que hacen los niños cuando no consiguen lo que quieren, lloran y patalean.
-Suéltame... -Digo muy bajito, para no llorar. 
Él me mira fijamente, en sus ojos se refleja el espanto y el miedo. Me suelta de inmediato. Se echa hacia atrás como si yo fuera un tigre hambriento. Nos miramos en silencio. En sus ojos se refleja el miedo, la angustia, y el arrepentimiento. 
Mis manos van directas a mi vientre como si lo quisieran proteger de... no... de Dani no, él nunca me haría daño, él nunca nos haría daño. No. Me niego siquiera a pensarlo. No, no. no.
Seguimos mirándonos sin saber qué decir ni qué hacer. Parpadeo un par de veces luchando contra las ganas irrefrenables de llorar. Él está ahí de pie, apoyado en el banco de la cocina, me mira desconcertado, la palidez ha invadido su casi siempre dulce, divertido y travieso rostro. Levanta ambas manos y se las mira confundido, como si estas fueran armas blancas manchadas de sangre. Sus ojos se vuelven a clavar en mí, luego en sus manos, otra vez en mí, y otra vez en sus manos. No soy capaz de moverme, no puedo moverme, siento como si algo me presionara contra la silla. ¿Qué ha pasado? ¿Cuándo ha pasado? ¿Por qué ha pasado? Dios mío... Dios mío... Dios mío... 


¡MUCHAS GRACIAS POR HACER ESTO POSIBLE! ¡GRACIAS! ¡LES ADORO! 

@_TinaGarcia  😘😘😘

domingo, 11 de mayo de 2014

Capítulo 52: Montaña rusa.

Estoy sentada en el asiento del copiloto observando como Dani cruza por delante del coche con aire despreocupado. Jugueteo con los dedos pensando en cómo puedo hacer para ocultar mi mal estar durante la cena con Tina y Fernando a la que vamos a asistir en el hotel donde se alojan. 
Dani sube al coche. Saca el móvil del bolsillo de sus tejanos y lo conecta al coche. 
-Elige lo que quieras oír. -Dice abrochándose el cinturón de seguridad. 
A mí se me seca la boca, cojo el móvil como si fuera una frágil bomba que si se me cae revienta el planeta. Lo desbloqueo y veo que no hay notificaciones en mensajes de texto, pero el Twitter y WhatsApp lo tiene a rebosar, aunque ahora es lo que menos me importa. Me meto en lista de reproducciones, escojo Total Eclipse Of The Heart. Dani me mira de reojo y niega con la cabeza divertido. 
-¿Total Eclipse Of The Heart? 
-Total eclipse Of The Heart. 
-Bien. 
No ha abierto los mensajes, aún no los ha abierto, pero es cuestión de pocas horas de que lo haga y que explote la burbuja. ¿Quién será la persona del número? ¿Por qué lo hará? ¿Por qué no me lo cuenta? ¿Y si me estoy montando yo sola una película que no tiene nada que ver con la realidad? Pero, ¿y si no es así? ¿Y si es más real que el ahora? Sólo de pensarlo me recorre un escalofrío que me hiela la sangre. 
-La tía parece afónica, debieron grabar la canción tres días más tarde, hasta que a la muchacha se le pasara el catarro. 
Comenta Dani para enfrascarnos en una entretenida conversación. 
Parpadeo un par de veces para entrar en el ambiente cálido que ahora mismo Dani me ofrece. Le miro y le dedico una sonrisa que tapa temporalmente todas mis dudas y malos pensamientos. 
-Aveces me pregunto qué ideas te rondan el cerebro para que llegues a la conclusión a la que has llegado. 
Se encoge de hombros. 
-Es verdad. 
Me río. 
-Pero la canción es bonita. 
-Bueno, las hay mejores. 
-A ver, ¿cuales? 
Rebusca en su top ten mental de lista de reproducciones. 
-Bailar pegados. -Hace una pausa-. Me encantaría bailar esa canción contigo... -Se le ilumina la cara al confesar su deseo. 
Sonrío como una colegiala al recibir un excelente de su profesor de plástica que le tiene robado el corazón. 
-Me muero por conocerte. 
Dice así sin más. 
-¿Cómo? No entiendo... -Digo sin saber de qué habla. 
-Otra canción. 
Ah ya, cierto. 
-Ya, esa es muy bonita. -Digo bastante distraída. 
-Anna, ¿estás bien? 
-¿Eh? 
-¿Qué pasa? Te noto distraída. 
Posa su mano sobre mi muslo y me lo acaricia. 
-Cuéntame... 
No, ahora no es buen momento para empezar lo que de seguro va a ser una enorme discusión. Ahora no. 
-Nada, es el cansancio. 
-¿Cómo? ¿No te encuentras bien? Anna, si es necesario cancelamos la cena y volvemos a casa. Mis padres lo entenderán. 
-Tranquilo Dani, que estoy bien, son gajes del oficio. -Digo para suavizar el asunto. 
-Anna... 
-Dani ya. -Digo tajante para que deje el tema. 
-Sólo me preocupo por ti. 
-Soy consciente de ello Dani, pero es irracional tu preocupación. Estoy bien, ¿vale? Estoy bien. 
Él asiente rendido. 
Estas cosas me dan que pensar, parece realmente preocupado por mí, pero una cosa no quita la otra, me digo a mí misma. Miro por la ventanilla y observo como los coches avanzan cada uno hacia su destino. 
-Nothing Else Matters. -Dice. 
Sonrío. 
-Missing. -Suelto. 
Él me mira de reojo y niega con la cabeza ¿cómo? ¿Disgustado? No lo sé. 
-Love The Way You Like. 
Me río. 
-¿Enserio? -No me lo esperaba. 
-¿Qué pasa? -Pregunta con solemnidad. 
Dejo de reír por si acaso le he ofendido. 
-Ay, es que es una canción un poco... bastante masoquista. 
-Yo por ti lo sería. 
¿Perdón? 
-¿Cómo? 
Él me mira. 
-Por ti haría lo que fuera Anna. 
Habla con toda sinceridad. Se me encoge el corazón. ¿Será verdad? ¿Hablará enserio? 
-Lo haría sin dudarlo... -Dice más para si mismo que para mí. 
Cierro los ojos intentando digerir todo esto. Si tanto me quiere y haría cualquier cosa por mí, ¿por qué me oculta cosas? No lo entiendo. 
-Yo también lo haría Dani... haría todo lo imposible por ti. 
Intento hacer todo lo posible para que no se me escape ni una sola lágrima. Por favor, ahora no. 
-Nos queremos mucho, ¿eh? 
Yo asiento. Sé que si abro la boca no podré evitar echarme a llorar, y como he dicho hace un momento, ahora no. 
-Pienso en todo lo que hemos vivido juntos... -Hace una breve pausa ¿conteniendo la emoción?- Lo hemos pasado mal, pero aquí estamos, atravesando duros caminos, rompiendo barreras, y todo para luego morir... pero si muero quiero que sea a tu lado, contigo cogiéndome de la mano. 
-Oye, que estoy embarazada, nos vamos de cena con tus padres y estamos en carretera. Creo que este tema no casa ahora con la situación. No me gusta. 
-Vale, lo siento. -Me dice ocultando una sonrisa divertida. 
¿Se está divirtiendo? ¿Se está riendo de mí? Una parte muy grande de mi cabeza y otra igual de mi corazón me sugieren que sí, que se está riendo de mí, pero no exactamente en este preciso momento. Ahora estoy como en una montaña rusa, de repente estoy bien con él, pero cuando me viene a la mente el puñetero número bajo a toda velocidad y estoy mal, y el estar embarazada no ayuda nada. 


En el vestíbulo del hotel esperamos sentados a Tina y a Fernando que deben estar al caer. Estoy bastante tensa porque Dani está enfrascado con el móvil. Le observo con cautela por si en su rostro aparece algún gesto de sorpresa, indignación, disgusto... no sé... Se podría liar una muy buena si viera que le he mirado el móvil. No somos de esas parejas que se dan las contraseñas de su correo ni sus redes sociales y miramos sus cosas... se supone que confiamos ciegamente uno en el otro viceversa. 
Levanta la vista hacia mí y se queda mirándome como si tuviera monos en la cara. Bloquea el móvil y se lo guarda en el bolsillo. 
-¿Admiras lo guapo que soy? -Me dedica una arrogante pero sexy sonrisa. 
Niego con la cabeza divertida. 
-No te lo tengas tan creído Martínez, pues acabo de ver a un botones bastante agradable de observar. 
Chúpate esa. 
Se acerca, pone la mano sobre mi muslo y la sube lentamente hacia zona prohibida. 
-¡Dani! ¡¿Qué haces?! 
Le intento apartar la mano con la mía, pero con la otra me la coge y me impide moverme. 
-Ey, quieta. 
Noto como la temperatura sube a trescientos mil grados en mi interior y mi cara se tiñe de escarlata. 
-Dani por favor... -Suplico. 
-Mírame...  
-Ni hablar. 
Su mano se desliza hasta el interior de mis muslos por debajo de la falda. 
-Anna.. -Dice a modo de advertencia. 
¡Y CUANDO HABLA CON ESE TONO DE CHICO SESYMENTE MALVADO ME DERRITO Y ÉL LO SABE!
-Por favor... 
Con mi mano libre le cojo la que tiene posada sobre mi muslo, se la cojo confiada de poder apartarla de ahí, pero me la aprisiona entre mi pierna y su mano. 
-Chica lista, pero no tanto como yo. Ahora tienes dos opciones; una es que nos quedemos así tal cual estamos en este momento cosa que sé que no te agrada mucho porque es bastante incómodo para ambos, y la segunda es que me dejes hacer contigo lo que no dejarías hacer a ese botones agradable de observar y disfrutar de esta excitante experiancia que recordarás toda tu vida y sonreirás como una idiota al hacerlo pille en el lugar donde te pille. ¿Qué decides mi dulce belleza rubia? 
Noto como me arden las mejillas.
-Contéstame. 
Contéstame tú a esto, ¿cómo haces para convertirte en el ser más excitante del universo? 
-Anna... 
-Puedes... puedes soltarme las manos... -Digo en apenas un susurro. 
Noto como las lágrimas inundan mis ojos. Advierto, no es de tristeza esta vez, es de... excitación. 
-Buena elección. -Dice liberándome las manos. 
-Apóyalas en el sofá. -Ordena con frialdad. 
¿Por qué me hace esto? 
-Dani, hay gente. 
-Su mano derecha sigue circulando entre los interiores de mis muslos, y con la izquierda me acaricia el vientre. 
-Dani, la gen-te... -Digo conteniendo la respiración. 
¿Alguno he experimentado el llorar de risa? Porque yo no. ¿Y han experimentado el llorar de placer y excitación? Porque yo lo estoy haciendo en estos mismos instantes. ¡Dios! 
-La gente tiene mejores cosas que hacer que mirarnos a nosotros dos. Al botones agradable de observar, por ejemplo. 
Dice deslizando las yemas de los dedos tortuosamente despacio a zona prohibida, pero se detiene en el límite. Eso me frustra muchísimo. Joder.
-Vaya, vaya, vaya, pero si la señorita recatada quiere más... -Dice con arrogancia y pasándose la lengua por el labio inferior. 
El timbre del WhasApp suena en su bolsillo. Aparta las manos de mi cuerpo, se sienta bien y mira el móvil. 
-Es mi hermano, que ya vienen. 
Se levanta del sillón, me tiende la mano. Me levanto y me la coge. Me arrima a su cuerpo. 
-Sé que te ha gustado, sé que esas cosas te gustan, sé que yo te gusto, sé que todo lo que te haga yo, te gusta... -Me da un beso en el pelo-. Vamos. 
Tina y Fernando salen del ascensor. Dani me aprieta la mano con complicidad. 
-¿Preparada?
Me río. 
-Lo dices como si fuera a saltar en paracaídas. 
-Estar con mis padres es peor que saltar en paracaídas. 
-Eso tú no lo sabes, nunca has saltado en paracaídas. 
-Como si tú lo hubieras hecho... 
-Pues claro que lo he hecho, hace 3 años, listillo. 
Me mira sorprendido. 
-¿De verdad? 
-Pues claro, soy más valiente que tú. -Me río. 
Él clava sus ojos verdes en los míos y veo que toda calidez desaparece y su mirada se vuelve capaz de helar el sol. 
-Luego te quejas de que te haga cosas que en el fondo te pierden...
Trago saliva sin saber bien qué decir ni qué hacer. 
-Que guapos estáis los dos. 
Agradezco que Tina haya interrumpido el ambiente que se respira entre Dani y yo. 
-Cielo, pero qué guapa estás. -Me dice Tina acercándose a mí y plantándome dos tiernos besos en las mejillas. 
Sonrío encantada por el trato que me da esta amable mujer. 
-Muchas gracias. -Digo sonriendo-. ¿Cómo estás? 
-Cada día más vieja. -Responde Dani en su lugar. 
Ella lo mira y le da una colleja que resuena en todo el vestíbulo. 
No puedo evitar reírme. 
-¿Es qué no puedes decir nada amable a tu propia madre? 
Él se toca donde ella le había dado. 
-Como si hubiera dicho alguna mentira... 
Ella le da otra colleja. 
-¡Ay! Duele... -Dice lloriqueando. 
-Y a mí que me digas esas cosas, con lo que hemos dado por ti y así lo agradeces. -Dice ella con bien fingida seriedad. 
-Mira que tripita tiene Anna, ahí está tu nieto o nieta. 
Dice para distraerla. Es su truco infalible. 
Ella vuelve la mirada hacia mí, se le ilumina la mirada. 
-¿Puedo...? 
Asiento. Sé que se refiera a tocarla. 
Posa su mano delicadamente sobre mi vientre y me lo acaricia con cariño. 
-Madre mía, cada vez queda menos. 
-Vas a ser abuela. 
Dani como siempre rompiendo el encanto del momento. Yo tengo que hacer esfuerzos titánicos para contener la risa. No quiero que nadie de los presentes se sienta ofendido. 
-Pues claro que voy a ser abuela, y voy a mimar demasiado a mi nieto. ¿O es nieta? ¿Es niño o niña? -Nos mira interrogativa. 
-Pues es que no lo sabemos. 
Responde Dani. 
-¿Cómo? Pero si a estas alturas ya lo deberíais saber. 
-Es que en verdad no lo queremos saber. 
-Pero si tenéis muchas cosas que preparar y para eso tenéis que saber el sexo del bebé. 
-Eso no es necesario. 
-Pero... 
-Ya está bien mujer, si ellos no quieren saberlo, están en todo su derecho, son los padres, cada uno es dueño de sus propias decisiones. No les agobies. -Dice Fernando acariciándole el hombro cariñosamente. 
-Bueno, lo siento. 
-Tranquila, no es nada. -Digo para quitarle hierro al asunto. 
Fernando me mira con cariño y me sonríe. 
-¿Cómo te encuentras Anna? -Pregunta. 
-Muy bien, gracias. -Respondo acercándome y dándole un beso en la mejilla que lo pilla por sorpresa. 
-Ya te veo ya, estás estupenda. 
Sonrío. 
-Bueno vale ya. Es mi chica, ¿vale? Devolvédmela. 
Dani me rodea la cintura con el brazo y me atrae con cuidado hacia si mismo. 
¿Desde cuándo me he convertido en una posesión? 
-Ey, estáis aquí. 
Oigo la voz de Nacho detrás de nosotros. No sabía que venía, y si lo sabía, pues no me acordaba. 
Nos damos la vuelta. Nacho me coge del hombro y me besa en la mejilla. 
-Hola preciosa, ¿cómo estás?
-Bien, ¿y tú? 
-Pues muy bien. 
-Ey Dani. 
-Nachete. 
Ambos chocan la mano. 
No sé porqué, pero muevo la cabeza y me doy cuenta de que Nacho no viene solo.
-Bueno familia, pues os presento a Meri, mi novia. 
¡Oh por favor, qué bonito! 
Dani se acerca a ella, se dan dos besos en la mejilla. Creo que ellos se conocen de antes, porque Dani le susurra algo al oído y ella sonríe. 
Yo me quedo mirándola mientras se presenta a Tina y Fernando, miro a Nacho y veo que no está viviendo el mejor momento de su vida. 
Le toco el brazo y se lo froto con cariño. 
-Enhorabuena. -Le susurro y le sonrío con complicidad. 
Él asiente y sonríe. 
-Gracias. -Susurra. 
Miro a Meri que me tiende la mano, se la estrecho y sonrío con dulzura. Al instante esta chica me cae bien. 
-Soy Anna, encantada. 
-Hola Anna, enhorabuena. -Me sonríe mirándome la tripa. 
Sonrío orgullosa. 
-Muchas gracias. 
Ella me devuelve la sonrisa. 
-Bueno, yo tengo hambre. 
Dice Nacho con la intención de distraer, supongo. 
-Venga, que ya es hora. 
Dani me rodea el hombro con el brazo. 
Entramos a un reservado que hay en el restaurante. Es un pequeño comedor en el que hay una gran mesa redonda bien organizada dispuesta para seis personas y en las paredes hay dispuestos unos aparentemente cómodos sofás.
Dani me coge del brazo y me dispone la silla como un caballero para que me siente. Le sonrío y me siento. Noto que dentro de mí hay una futura persona que ensaya para ser futbolista. Hago una mueca de dolor, me hace daño. 
-¿Estás bien? -Me pregunta Tina. 
Asiento. 
-Da patadas... 
Ella sonríe. 
-Puedes tocar si quieres, a ver si lo notas. 
Ella vuelve a poner la mano sobre mi vientre. El bebé da otra patada. 
-Dios mío... -Dice conmovida. 
Sus ojos brillan de la emoción. 
Dani nos mira. 
-¿Qué pasa? -Pregunta con frialdad. 
-Nada, que está dando patadas. Mira hijo, toca. -Dice Tina ilusionada. 
Dani me acaricia la barriga. 
-Te duele... -Dice serio. 
-Tranquilo. Sabes que es normal. 
Digo para que no se preocupe. Además que no es ninguna mentira, es lo normal, ya nos lo dijo el doctor en varias ocasiones. 
-¿No es lo más bonito qué has sentido en tu vida? -Pregunta Tina. 
-Sí, es muy bonito. 
El tono de Dani se ha vuelto bastante serio. Lo miro, y veo que me mira preocupado. 
-Estoy bien. -Le digo para que no se preocupe por ello. 
-Vale, pero en cuanto te sientas un poco mal lo dices y nos vamos a casa. 
-De acuerdo. 


Nos despedimos de todos en la puerta del hotel. La velada ha sido bastante agradable. 
-Adiós. -Le doy un beso a cada uno. 
Dani me abre la puerta del coche. Subo con mucho cuidado por el dolor. Me acomodo en el asiento. 
-Adiós Anna, nos vemos mañana. 
Dice Nacho despidiéndose con la mano y sonriéndome. 
-Hasta mañana.
Le mando un beso en el aire. 
-Un placer conocerte. -Me dice Meri risueña. 
Esta chica me ha caído muy bien, seremos buenas amigas seguro. 
-Bueno chicos, hasta mañana. -Sube al coche y cierra la puerta demasiadamente fuerte para mi gusto. 
Dani pone el móvil a cargar y arranca. 
Dani me acaricia la cara para que me despierte. 
-Ya hemos llegado Anna, venga vamos y te acuestas en condiciones. 
Abro los ojos, Dios que agotamiento. 
-Venga que te ayudo a salir. 
Me desabrocha el cinturón y me ayuda a salir. 
-¿Estás bien? -Me pregunta mientras me rodea el hombro con el brazo. 
-Sí, pero tengo ganas de dormir la verdad. 
-Ya, es que llevamos unos días bastante ajetreados, y los que nos queda. Si quieres mañana te puedes quedar en casa descansando. No estás en plan de ir de aquí para alla en tu estado. 
-Sólo necesito descansar unas ocho horas, mañana estaré como nueva, además que de ninguna de las maneras me perdería la entrega de premios de mañana.
Oigo que sonríe. 
-Gracias. 
-No hay de qué amor. 
-Bien, vamos. 
Subimos al apartamento. Dani está demasiado callado, más de lo avitual diría yo, pero siempre lo hace cuando ve que yo no estoy al cien por cien, además que él es humano y debe estar agotado. Casi todas las tareas de la casa las hace él, más su trabajo y compromisos... el pobre no para. 
Entramos en casa. Me quito la chaqueta y la dejo sobre la silla al entrar en el salón. Dani dobla la suya y la deja al lado. 
-Bueno, me voy a dar una ducha. -Digo dirigiéndome hacia el dormitorio. 
-Me has mirado el móvil. 


SIENTO HABER TARDADO TANTO, PERO LAS COSAS DE LA VIDA, YA SABEN. MUCHAS GRACIAS A TODOS POR SEGUIR ESTE RELATO FANFICTICIO, SON USTEDES MUY PACIENTES Y REALMENTE GRANDES POR GASTAR VUESTRO TIEMPO EN LEER ESTO. OS PROMETO QUE NO OS DEFRAUDARÉ. UN ABRAZO Y UN BESO BIEN GRANDE !!!! 

@_TinaGarcia 

lunes, 24 de marzo de 2014

Capítulo 51: Mensajes del desconocido.

Una patada en mi interior me arranca de mi profundo y perfecto sueño. Adiós a la casita con fachada blanca y su piscina. Pero como el que me ha dado la patada es mi hijo o hija, pues le perdono de inmediato. 
Me incorporo de la cama, veo a Dani que sigue en el quinto sueño. Me acaricio la tripa, estoy de seis meses y medio ya, madre mía... seis meses y medio... ¡Dos meses y medio para que salga de cuentas y seré madre! La idea de entusiasma y a la vez me aterra de una manera titánica. 
Dani se mueve y posa su mano sobre mi tripa. 
-Mmm... ¿Quieres zumo?
Me echo a reír. A este hombre se le va mucho la pinza cuando se despierta, a saber con qué estaba soñando. 
Le miro y le acaricio la mano que tiene sobre mi tripa. 
-Si me lo haces me lo tomaré. 
Él me empieza a acariciar la tripa con delicadeza. 
-Bueno, pero porque eres tú, ¿eh? Que si no ni agua te daba. 
Me río otra vez. La forma con la que se expresa y el tono que emplea para soltar esas palabras en el aire es de risa. A causa del embarazo mi movilidad es bastante limitada y no me puedo agachar para besarlo apasionadamente. Parece que él me ha leído el pensamiento porque se incorpora a mi lado, me coge de la cara y me besa como yo quería besarle hace apenas tres segundos. 
-Preciosa. 
Se separa de mí, coge el móvil de la mesita y mira la hora-. Son las siete y media de la mañana. Pues sí que hemos madrugado hoy, ¿no?
-Ha sido nuestro bebé. -Le digo en modo de disculpa, pero en verdad no siento que esto merezca disculpa alguna y sé que Dani lo sabe. 
-Si ahora que no ha nacido nos hace madrugar, cuando nazca ya ni te cuento... -Dice Dani con fingido pánico. 
Me río. 
-Bueno, pues voy a prepararte el zumo. 
-Espera que voy contigo. 
Nos levantamos. Voy detrás de él hacia la cocina. 


Leila duerme plácidamente sobre los brazos de su padre. Dani los contempla pensativo. 
Uri levanta la vista. 
-Esta noche no he conseguido que durmiera diez minutos de un tirón. Ha sido interminable. 
-Entonces debes estar agotado. 
-Sí. 
-¿Quieres descansar un rato? Nosotros podemos cuidar de ella. 
Ofrece Dani esa tentadora proposición. A Uri se le ilumina la cara. Pues sí que tiene sueño. Pobre. 
-¿Estáis seguros? 
-Claro hombre. -Dani se levanta, se acerca a Uri y con sumo cuidado coge a la pequeña bella durmiente en brazos. 
-De verdad, lo siento mucho chicos. -Se disculpa Uri. 
-¿Qué sientes? -Pregunto diciendo entre lineas *No digas tonterías*. 
-Que me sabe mal que... 
-Vete a dormir. -Interrumpe Dani mientras mece a Leila entre sus brazos. 
Uri se va a la habitación. Cuando nos quedamos solos le miro durante unos instantes sin que él se dé cuenta. Está embobado contemplando a la criatura. Me estremezco de ternura al imaginar cómo será con su propio hijo o hija. 
-Siempre que la miro pienso en Daniela. -Digo con tristeza en la voz.
Es cierto, siempre que la miro me pregunto dónde estará ella. 
-Yo también. -Me dice con el mismo tono de voz. 
-¿Habrá conocido a otro? -Pregunto. 
La idea de me ha venido de repente y me aterra que así sea. Uri lo está pasando fatal y cada día que pasa la echa más de menos. No sería justo para él. 
-No lo sé Anna. -Acaricia el cabello a la pequeña que solloza débilmente-. Se va a despertar, ¿puedes traer el biberón? Te la daría y lo iría a buscar yo, pero empezría a llorar demasiado fuerte y Uri no podría dormir. 
Razonable idea. Asiento con la cabeza, me levanto y voy a la cocina. Le doy el biberón ya caliente y preparado. Miro como Dani la mantiene calmada, le ha metido el dedo meñique en la boca. 
-Es para que no llore. -Me dice sacándole con cuidado el dedo de la boca y dándole el biberón. 
Sonrío impresionada. Pues sí que le hace ilusión la idea de ser padre. ¡Y ESO ME ENCANTA! ¡ME ENAMORA! ¡TENGO UN TESORO DE NOVIO! Bueno, de prometido. ¡DE PROMETIDO! ¡MI PROMETIDO! 
-¿Qué pasa? -Me pregunta extrayéndome de mi celebración interior. 
Sonrío otra vez como una tonta. Si algo sé hacer a la perfección, es sonreír como una tremenda idiota ante la fascinación que me produce el hombre más fascinante (para mi gusto) del mundo (para mi gusto otra vez). 
-Te veo con un bebé en brazos y me enterneces el alma. No quiero ni imaginar cuando nazca el nuestro. -Mis manos acarician automáticamente mi vientre. 
Curiosamente ahora está tranquilo, no da patadas. 
Dani sonríe. 
-Realmente estoy muy ilusionado con ser padre Anna, y más si ese bebé crece en tu barriga. 
Si es que con él es imposible no sonreír como una colegiala ante su ídolo adolescente. 
-Te quiero. -Le digo. 
-Yo también te quiero Anna. Y lo sabes amor. 
Se acerca a mí con la niña en brazos, con cuidado agacha la cabeza y me da un beso en la mejilla. 
-Eres lo mejor que me ha regalado la vida preciosa. -Me susurra al oído-. 
-Yo también te quiero Dani. 


Salgo de la ducha. Hoy vamos a cenar con los padres de Dani, han venido de León para vernos y para acompañar a Dani a una entrega de premios que hacen mañana. No sé si Dani va a recibir  algo, pero creo que eso a él es lo que menos le importa, aunque está emocionado e ilusionado por algo, que no llego a saber muy bien cuál es el motivo. 
Dani entra a la habitación. Me mira sonriendo. 
-Vales una fortuna Anna, no tardas siete horas en ducharte como todas las mujeres.  
Le miro fingiendo estar ofendida, me saco la toalla y se la tiro en la cabeza. Se ríe, se la quita y me contempla con los ojos brillantes. Se muerde el labio. 
-Estás realmente preciosa rubia... 
No puedo evitar sonrojarme hasta parecer un tomate. 
-Y me gusta ver como te sonrojas, me gusta el efecto que causo sobre ti. 
Madre mía, pero, ¿por qué? Simplemente, ¿por qué? Le miro y me mira juguetón. 
-Bueno rubia, me voy a la ducha. Vístete que ya llegamos tarde y te vas a resfriar y no queremos eso. -Se acerca a mí y me da un fugaz beso en los labios. 
Se mete en el baño, yo me empiezo a vestir, oigo que el móvil empieza a sonar. Lo cojo, pero no es el mío. 
-Dani, tu móvil. -Le digo considerablemente en voz alta, pero con el chorro de agua seguramente no lo oye. 
Me tomó la libertad de cogerlo y miro quien es el que realiza la llamada. No conozco el número, antes de que pueda darle a contestar, cuelga. Dejo el móvil en la mesita, y cuando me voy a ir, le llegan varios mensajes. 
No soy de ese tipo de novias desconfiadas que le miran el móvil a sus parejas, tampoco tengo las contraseñas de sus perfiles de redes sociales, ni otros estilos de tener a tu pareja controlada, pero esta vez siento una gran punzada de curiosidad en el cuerpo. Dani está duchándose, ahora podría mirar sus llamadas y sus mensajes. Eso no es lo que de verdad te interesa, no eres así. Hago caso omiso a Ann. Cojo el móvil, abro los mensajes y veo un montón enviados y recibidos de ese número desconocido que al parecer para Dani no es tan desconocido. Abro los últimos que no estaban abiertos. 

*Hola, ¿cómo estas?* 
*Te he llamado y no me lo has cogido* 
*Espero que estés bien*

Dejo de oír el agua de la ducha, a si que dejo el móvil en la mesita y sigo a lo mío. Dani sale del baño con la toalla envuelta por debajo de la cintura. Me mira. 
-¿Estás bien? 
No sé qué decirle, ¿debería contarle lo que acabo de ver? ¿Tendría qué disculparme por haberle cogido el móvil sin su permiso? ¿Tal vez pedirle explicaciones? ¿Y si todo está en mi cabeza y la lío? Son tantas preguntas... Opto por el momento guardar silencio. 
-He tenido un pequeño mareo. 
-Pero, ¿estás bien mi amor? -Se acerca a mí y me coge de los hombros por si acaso me da por desplomarme. 
Vale, lo que estoy haciendo está mal, pero es lo primero que se me ha ocurrido. ¿Y quién dice qué a lo mejor él tampoco está haciendo las cosas bien? ¿Qué está pasando? Hay muchos mensajes entre Dani y esa persona. Se conocen, es obvio que se conocen, pero Dani no la ha guardado como contacto, ¿por qué? Al final va a resultar que me estoy mareando de verdad con tantas incógnitas sin resolver. 



SIENTO HABER TARDADO TANTO EN SUBIR UN NUEVO CAPÍTULO, PERO ESTAS ÚLTIMAS SEMANAS HE PERDIDO A DOS FAMILIARES MUY SEGUIDAMENTE Y BUENO, HEMOS TENIDO COSAS QUE HACER. APROVECHO ESTE BLOG PARA DECIRLES A MIS DOS TÍAS FALLECIDAS QUE SIEMPRE LAS TENDRÉ EN EL CORAZÓN Y QUE NUNCA LAS VOY A OLVIDAR. GRACIAS POR TODO. POR CIERTO, HE PERDIDO TODOS LOS NÚMEROS Y APENAS TENGO A MIS ANTIGUOS CONTACTOS, A SI QUE SI ALGUIEN ME QUIERE HABLAR, PUES ME LO DICEN EN TWITTER O YO QUE SÉ. UN BESO GRANDE GRANDE. 

@_TinaGarcia 

sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 50: El mejor momento.

Hoy se han ido los padres de Dani, por fin estamos solos, no penséis mal, no es que me caigan mal mis suegros, pero es que hace mucho tiempo que no estaba a solas con Dani en casa, prácticamente desde que salimos para la cena... Mejor no pensar en estas cosas porque es peor. 
He terminado de fregar los platos, los pongo en su sitio y salgo al salón, oigo el agua de la ducha, supongo que Dani se estará duchando. Me acerco muy despacio al baño, ¿le gustará a Dani las sorpresas? Bueno, vamos a verlo... Abro la puerta, me descalzo y me voy desnudando con mucho sigilo. Levanto la cabeza y veo su silueta reflejada en la cortina. Me acerco, abro la cortina muy cuidadosamente, tengo suerte, Dani está de espaldas a mí, y por lo que veo está absorto en sus pensamientos, ya que no se ha percatado de mi presencia, pues punto para mí. Entro en la ducha, me quedo quieta detrás de él, espero unos segundos a ver si se percata de que estoy a menos de medio metro de él,  debe tener los ojos cerrados porque mi sombra se ve reflejada en la pared... bueno, pues habrá que darle a entender que estoy aquí. Pongo mis manos sobre sus hombros, como es de esperar él se sobresalta. 
-¡Dios! -Se da la vuelta sobresaltado-. Anna... -Dice sorprendido. 
Yo le respondo con una sonrisa pícara. 
-Hola... -Digo echándome el pelo para atrás. 
-¿Qué te trae por aquí preciosa?
Su mirada es demasiado intensa para que yo pueda hablar. 
-¿Te has quedado muda? -Insiste. 
Vale Anna, ¿qué te pasa? ¡Dile algo! 
-Pasaba por aquí... y me he dicho... pues voy a visitarle... y he entrado. 
Él sonríe. 
-Vaya, pues gracias por la visita. ¿Te puedo "ofrecer" algo más? 
Me derrito, me tiemblan las piernas, y ese temblor sube por todo mi cuerpo. 
-¿Te has vuelto a quedar muda?
Y dale con la insistencia, aveces creo que le encanta eso de "intimidar". 
-Espero que no te haya comido la lengua el gato, porque me la quiero comer yo. 
Me coge de la barbilla y me mira fijamente. Se acerca a mí y me besa lentamente. Yo le sigo el beso. Me acaricia las caderas con las yemas de los dedos. Siento escalofríos. Con cuidado me apoya en la pared y me acorrala con su cuerpo. 
-Te quiero rubia... -Me susurra al oído. 
Se me cae una sonrisa sobre su cuello. 
-Dani... 
Siento que es el momento de decirle que estoy embarazada. 
-Dime rubia. -Me mira. 
Me quedo mirándole. Ahora que lo pienso... desnudos en la ducha apunto de acostarnos por primera vez después de cuatro meses no es lo ideal para dar una noticia como esta. 
-Ey, ¿estás bien? -Me acaricia la mejilla. 
Asiento. 
-¿Querías decirme algo? 
Pues sí, pero ahora mismo no es el mejor momento, ¿sabes? 
-Pues que estoy muy feliz Dani. -Le miro a los ojos y le beso la mejilla. 
Él me abraza cariñosamente. 
-Yo también lo estoy Anna... -Su voz se quiebra, creo que va a llorar. 
¡No por favor! ¡Ahora también voy a llorar yo! 
Efectivamente un montón de lágrimas anegan mis ojos. 
-No llores... -Me dice besándome la cabeza cariñosamente-. Por favor no llores. 
-No llores tú. -Le digo yo acariciándole la espalda y dándole unos cuantos besos en el hombro. 
-Anna... -Me echa atrás poniendo sus manos sobre mi hombro. Me mira.
Yo le miro. 
-Te quiero Anna, te quiero mucho, te quiero lo más grande, lo eres todo para mí. Sé que estarás harta de oírme decir estas cosas, que estarás cansada de escuchar lo mismo, pero es que es lo que siento aquí, -se señala el pecho-, y lo sabes... lo que no sé yo es cómo demostrarte todo lo que siento por ti, no sé como hacer para que sepas que te adoro... 
Con un dedo le hago callar. 
-Sé que me quieres Dani, lo sé, y no me canso de que me lo repitas cada cinco segundos. -Cierro los ojos-. Echaba de menos que me lo dijeras, también que hiciéramos cosas juntos, o simplemente aburrirnos sin hacer nada... 
Ahora mismo estoy tan abrumada por las emociones que no sé qué le puedo decir, bueno mentira, sí tengo algo que baila en mi boca deseoso de salir, mi embarazo.
-Anna, ¿estás bien? ¿Te pasa algo? Estás rara, dime qué te pasa. 
Es que no es plan de decir nada ahora, a si que opto por abalanzarme sobre él y plantarle un apasionado beso en toda regla. 


-Puf... menudo polvazo tienes rubia. -Me dice Dani poniéndose cómodo sobre la cama. 
Me río. 
-Olé tu finura cariño. 
Él me coge y me tumba encima suya. 
-Y me dirás que no la echabas de menos. 
Le miro. 
-Que va... 
-Pues que pena... -Me empieza a acariciar el cuerpo-. Yo sí que he echado de menos esas caras que pones cuando te acaricio. 
Sonrío. 
-Y yo he echado de menos tus caricias, ¿y por qué no decirlo? También hacer el amor contigo. 
Me sonríe. 
-¿Hacer el amor? Yo de toda la vida lo defino como follar. -Se ríe. 
Me río. 
-Aveces eres muy tonto. 
-¿Yo? ¿Tonto? Que va, yo prefiero definirme más como tontaco. 
-Tienes una cara que se te cae de lo mucho que te pesa. -Le beso muy fuerte. 
Me sigue el beso, después me tumba sobre la cama y me mira. 
-Espérame aquí. 
Se levanta y sale de la habitación. Me incorporo. 
-¿Dónde vas Dani? 
-Espera impaciente. 
-Vale, pero dime qué vas a hacer. 
-Enseguida lo sabrás. 
-Vale. 
No tarda ni un minuto en volver a la habitación con dos copas en la mano y una botella de champán en la otra. ¡Ay Dios! ¡Y querrá brindar! 
-Bueno, pues ya estoy. -Se sienta en la cama, me ofrece una copa y descorcha la botella. 
-Dani... 
Sirve las copas. 
-Vmos a brindar preciosa. -Sonríe y alza su copa-. Por nosotros.
-Escúchame Dani, que es que yo no puedo beber... 
-¿Cómo? ¿Y eso? -Se queda con la copa en la mano-. ¿Qué te ocurre?
-Pues que.... eh.... Dani.... que no puedo beber.
-¿Por qué? Ya sé que el alcohol no te va, pero a ver tan malo no es, además que es un champán que lleva aquí siglos, me lo traje cuando estuve en Francia, es un champán muy rico, muy bueno... 
-Dani no es eso, es que.... 
-¿Tienes fiebre? ¿Te encuentras bien? -Me toca la frente. 
Ay madre, ¿cómo se lo digo? 
-Eh...
-Fiebre no tienes, anda tómatelo, verás que bueno está, un brindis por nosotros, porque seamos felicdes para siempre. Celebremos que estamos de nuevo aquí en casa. 
-Dani, no insistas, que no puedo tomarlo de verdad, no puedo. 
-¿Por qué no puedes? Es champán... del bueno... muy rico. 
-Dani es que...
Me mira, su cara pasa de estar colorada a pálida en menos de tres segundos. 
-Estás... 
Doy por supuesto que lo ha descubierto él solito, a si que asiento.
Él deja su copa en la mesilla de noche, me mira sorprendido. Dejo yo también la copa en la mesilla y le miro. Dani di algo por favor. 
-Entonces yo... 
Asiento. 
-¡Pero eso es una buena noticia! 
Sonrío. 
-¡Lo sé! -Digo emocionada. 
Él sonríe. 
-¡¿De cuánto estás?! 
-Casi cuatro meses... 
-Vamos, uno de nuestros últimos polvos. 
Me mira afirmativamente. Asiento. 
-¿Puedo preguntar por qué no me lo habías dicho antes? 
Esa pregunta me da bastante miedo, la verdad, no sé porqué, pero me da miedo. 
-No lo sé Dani, te lo quería decir, pero nunca era el momento perfecto. No pienses que no te lo quería decir, por que yo sí que te lo iba a decir, quería decírtelo, pero no era nunca el momento perfecto, no lo era. Vale, me oigo yo también y me parece una excusa de lo más barata, pero es la verdad. -Me he puesto bastante nerviosa. 
Dani me coge de las manos. 
-Ey, tranquilízate, ¿vale? Tranquila que no estoy pensando en cosas rara, venga, tranquila. -Me acaricia la cara-. Solo te he preguntado, venga, respira tranquila... 
-Lo siento mucho Dani, debí decírtelo antes. 
Me mira y sonríe. 
-¿Antes cuándo? ¿En el hospital mientras mi quitaban la sonda para mear? ¿O cuándo me ayudaban a lavarme? ¿Ayer en la comida para romper el encanto de la comida y quitarme el protagonismo? Eso no te lo hubiera perdonado nunca tontina. -Me acaricia carñosamente la barbilla-. Y si me lo hubieras dicho antes en la ducha... habrías jodido un polvo legendario, a si que... este es el mejor momento sin duda. 
Hace una pausa, me mira y entrega una de sus sonrisas traviesas y juguetonas. Algo tiene en mente, ¿qué será? 
-Vamos, mejor imposible. -Coge su copa y me mira. 
-Dani, que yo estoy embarazada... que no puedo beber.
-Soy consciente de ello, vamos a brindar primero, luego ya aprovecharemos esa copa. 
Cojo la otra copa y la chocamos delicadamente. 
-Por nosotros y nuestro pequeño. 
-O pequeña... 
Mi espíritu feminista tiene que salir justo ahora. 
-O pequeña, el caso es que sea del Barça. -Se toma su copa. 
-Tú y el fútbol tenéis una relación que me va a poner celosa. 
-Sabes que soy más de baloncesto rubia. -Me mira-. Pero mi deporte preferido tiene tu nombre y apellidos. 
-Soy un deporte... ¿Soy un deporte?
-Bueno... más o menos. 
Si intenta ser romántico por mal camino va. 
-Explica ese más o menos. 
-Sabes que a mí la teoría se me da bastante mal, soy más de la práctica. 
Pues empieza a dar que no pretende ser romántico, creo que los tiros no van por ahí. Por ese camino sí que tira bien. 
-Trae la copa. -Me la quita de las manos-. Hazme el favor de tumbarte en la cama. 
-Dani, ¿en qué piensas?
Pregunto mientras me tumbo. Él deja la copa sobre la mesilla, se levanta y va hacia mi parte del armario. ¿Se puede saber qué pretende? Me está poniendo nerviosa con tanto misterio. 
-Bueno... -Dice mientras abre las puertas-. Pues creo que esto me valdrá. -Les saca las cintas a dos de mis batas. 
¿Ola k ase? 
Se acerca a mí, me mira y formula esa pregunta de tres palabras que ya de ante mano te alerta de que algo inesperada va a hacer. 
-¿Confías en mí?
Yo asiento. No sabes lo que haces, me recrimina la estúpida voz de me conciencia, Ann. Por si no lo he dicho antes, la llamo Anna, porque no la veo digna de llamarse como yo. Parecerá un argumento incoherente y todo lo que ustedes quieran, pero eso es otra movida, ¿lo tienen claro? 
-Pues...  entonces espera otro segundo. -Vuelve al armario y busca entre los cajones. 
-¿Qué buscas? -Pregunto intentando disimular mi tono de pura curiosidad y nerviosismo. 
-Nada, ya lo he encontrado. -Dice  sacando un pañuelo rojo de uno de los cajones. 
Vale, ¿y todo esto para qué se supone que es?
Se acerca a mí despacio. 
-Anna, pon las manos sobre el cabecero. 
¡¿Como?! Levanto las manos y las pongo donde él dice. Me coge de las muñecas y me las ata con cuidado. ¿Enserio esto es de verdad? Siento como una descarga en mi vientre que recorre de inmediato por todo mi cuerpo. No me sale pronunciar una palabra, sólo sigo con la mirada todos sus movimientos. ¿De verdad me ha atado a cama? Esa pregunta rebota una y otra vez por cada rincón de mi cabeza. Me mira. 
-Te lo pregunto otra vez por si has cambiado de idea, ¿confías en mí? 
Vale Anna, analicemos juntas la situación en la que estamos metidas; estás desnuda sobre la cama, atada al cabezal por las muñecas con una cinta negra de una de tus batas que él te regaló hace ya su tiempo, venga que nos desviamos... ¡El caso es que sostiene en las manos otra cinta y un pañuelo rojo! ¡Algo querrá hacer con estas otras dos prendas! Calma.... ¡AY QUE QUIERE ATARTE A LA CAMA Y HACER COSAS! ¡AY POR FAVOR! 
Asiento con la cabeza a la segunda pregunta. 
¡Tú eres tonta! Me vuelve a recriminar otra vez Ann. 
Dani me coge por los tobillos y los ata a los pies de la cama con la otra cinta. Levanta la vista y me mira fijamente. 
-¿Confías en mí? 
No sé, ¿sí? 
-Sí. -Asiento. 
Se sienta a mi lado, me acaricia el pelo, me tapa los ojos con el pañuelo, me lo ata por la parte de atrás. Cuando termina apoyo la cabeza sobre sa almohada. Ahora estoy totalmente indefensa, desnuda e indefensa ante él, que también está desnudo. ¿Y ahora qué? 


CONTINUARÁ... 
JEJEJ, NO LES VOY A DEJAR ASÍ.... O TAL VEZ SÍ... NO SÉ. 
GRACIAS POR LEER LO QUE ESCRIBO CHICOS, LES QUIERO!!!!

@_TinaGarcia 💙💙💙😘😘😘😘😘