domingo, 6 de julio de 2014

Capítulo 55: Millones de millones de millones de gracias.

No puedo creer lo que acabo de presenciar. No, no es posible, seguro que se trata de una broma. Pues qué mal gusto tiene el bromista oye, con estas cosas no se juegan. No. ¿Y si no es una broma? Claro que no, claro que no es una broma. Esto es verdad, está pasando de verdad, ahora mismo. 
No soy capaz de gesticular ni articular palabra. No puedo moverme siquiera, me he quedado completamente inmóvil. 
¿Papá? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? No. Esto no está pasando. No está pasando. No está pasando. No está pasando. Sí está pasando... sí está pasando... sí... está... pasando... 


El pequeño abraza una de las piernas de Dani, su padre. Es el único ajeno a todo lo que está sucediendo. No es consciente de lo que acaba de hacer. No es consciente de que acaba de desvelar el secreto de su padre. No sabe que su madre está aterrada por la idea de que todo el mundo se entere quién es el padre de su hijo. No sabe que acaba de romper la poca confianza que quedaba de Anna hacia Dani.
-Te ha llamado papá... -Dice Anna con la incredulidad arropándole el alma. 
Dani acaricia la cabeza del pequeño. Asiente lentamente con la cabeza. Siente que un puño de acero estruja su corazón. No tenía pensado contárselo de esa manera, bueno, ni siquiera se lo ha podido contar. ¿Y ahora qué? ¿Qué va a pasar? ¿Qué hará ella? ¿Se irá? Sabe que se va a ir. Tal vez no haya sido buena idea ir allí y querer contarle la verdad. No. Claro que ha sido buena idea, bueno, lo correcto. Ella tenía que saberlo. Tendría que habérselo dicho desde un principio. Idiota. Idiota. Idiota... Repite ese mantra en  m su cabeza mientras los segundos se hacen eternos. 
-Tienes un hijo... un niño... un hijo... un niño... un... 
-Sí. -La interrumpe. 
Dani mira a Helena que está junto a ellos sin saber muy bien qué pinta allí. 
-Nosotros mejor nos vamos. -Dice para escaparse de esa situación tan incómoda-. Jorge cariño, venga vamos a merendar. 
Le tiende la mano para que él se vaya con ella, pero no, niega con la cabeza y se abraza fuerte a la cintura de su padre. 
-Yo quiero jugar un ratito con papá. -Lloriquea. 
Helena mira a todas partes nerviosa. Sabe que la rubia va a explotar en cualquier momento y no quiere que su hijo lo presencie. 
-Jorge venga. Luego jugaremos con él. 
-¡QUÉ NO! -Patalea sin soltarse de su padre. 
Él se agacha a su altura y le acaricia la mejilla. 
-Ey campeón. Hazle caso a tu madre, ve con ella. Venga. 
Él niega con la cabeza. Dani intenta improvisar algo para convencer al pequeño cabezota de que vaya con su madre. 
-Pues si no te vas, no podré darte una sorpresa que te he traído. 
-¡¿Una sorpresa?! -Le ilusión queda reflejada un su inocente rostro. 
Dani sonríe al ver la reacción del niño. 
-Sí, una sorpresa, se me ha olvidado en el coche, así que tengo que ir a por ella, pero antes te tienes que ir con tu madre. 
Jorge duda unos segundos, pero al final accede. Le coge  la mano a su madre y empiezan a caminar. Ella va más rápido de lo habitual, quiere salir de allí cuanto antes. Jorge mira hacia atrás y dice a voces: 
-No tardes, ¿vale papá? 
Él le dedica una sonrisa. Hasta que no los pierde de vista, Dani no mira a Anna. Ahora tiene que enfrentarse a ella, a su error, las consecuencias de sus actos. Lentamente gira la cabeza. No es capaz de mirarla a los ojos. No puede. La sensación de los segundos eternos vuelve a invadirles. ¿Quién habla primero ahora? Ella está ahí, aún procesando todo lo que acaba de presenciar. Y éll sin saber qué hacer ni decir. 
Una bofetada es la primera en romper en silencio. Se la ha dado tan fuerte que hasta le duele la mano. Instintivamente Dani se pone la mano en la mejilla que ha recibido el golpe. Ha dolido, ha dolido mucho, unas lágrimas anegan sus ojos, pero no por el dolor físico, sino porque se acaba de dar cuenta de que la ha perdido para siempre. 
-Anna yo... 
-¡CÁLLATE! -Dice poseída por el dolor y la rabia de haber sido engañada como una tonta-. Ni se te ocurra hablar, -dice en voz baja- no quiero escucharte ni aunque me lo pidas de rodillas. Esto ha sido... ha sido... ¿Me lo pensabas contar alguna vez? No, ¿no? ¿Para qué? ¿Cómo he podido confiar en ti? ¿Cómo has podido hacerme esto? ¿Por qué Dani? ¿No confiabas en mí? Es que intento ponerme en tu situación, intento justificarte de alguna manera y no encuentro nada a tu favor. 
Ella empieza a temblar por las emociones que se mezclan por dentro. 
-No quiero saber nada más de ti.
Da media vuelta y empieza a caminar alejándose de aquel hombre de el que aún sigue perdidamente enamorada. 
-Anna por favor... no te vayas... -Dice deshaciéndose en lágrimas y cayendo de rodillas sobre el suelo del parque-. Te quiero joder... te quiero. 


Tres días más tarde... 


Leila por fin se ha quedado dormida. La miro. 
-Está creciendo muy rápido. -Digo acariciándole la tripa-. ¿Sabes algo de Daniela? 
Uri que está al volante, asiente con la cabeza. 
-Hablo de vez en cuando con sus primas. Le envío fotos de Leila casi a diario. Quiero que sepa como es su niña.
-Iré a buscarla. Hablaré con ella. Tiene que ver a su hija, la tiene que coger en brazos... No se puede perder algo así, se arrepentirá en un futuro. 
-Deja que las cosas sigan su curso Anna. No quiero que ella se sienta forzada a nada. Si hace algo, que lo haga porque realmente quiere. -Dice serio. 
Pues también tiene razón. 
Me apoyo en el respaldo del asiento trasero del coche. 
Llegamos a la estación. Vamos  bastante justos de tiempo. El tren debe estar apunto de salir. Cargo con la maleta y una tripa bien gorda. Vamos todo lo rápido que podemos. Hay mucha gente que va y viene de un lado a otro. Cada uno lleva consigo su propia historia. Cada uno lleva consigo sus recuerdos, los buenos y malos momentos vividos con esa persona que les ha hecho temblar con simplemente estar en su pensamiento, un roce, una sonrisa, una palabra, un beso... Cada uno lleva consigo la alegría y el dolor dentro de su corazón. Cada uno lleva consigo la ilusión de un futuro mejor, un futuro sin dolor, un futuro con amor. Cada persona es un mundo dicen, pero todos coincidimos en lo que queremos: que alguien nos esté esperando con los brazos abiertos en la otra estación. 
Es hora de separarnos. Una empleada de RENFE, coge la maleta para ayudarme a subirla al tren. 
-Perdone, ¿puede esperarme un segundo? 
Pregunto amablemente a aquella joven de ojos grises. 
-Claro. -Sonríe.
Le correspondo con otra sonrisa. Miro a Uri a Leila. No sé cuando les voy a volver a ver. Los ojos se me llenan de lágrimas por enésima vez en tres horas. 
-Pequeñita... -Le acaricio la cara a Leila. 
Ella levanta una de sus manitas y me toca la muñeca. 
Me acerco y le doy un beso en la frente. 
-Cuida de tu papá, ¿vale? Se buena y no le hagas enfadar, ¿eh? Angelito mío... -Digo acariciándole la cara de tal modo que sonríe. 
Sonrío y miro a Uri.  Él me mira con los ojos llorosos. 
-Ojalá todo hubiera sido diferente... -Digo con la voz quebrada-. Prometo que volveré pronto.
Él se acerca a mí y me besa en la mejilla con cariño. 
-Todo va a salir bien, ya lo verás. -Me susurra. 
-Ave, con destino Barcelona Sants, vía 1, va a efectuar su salida. 
Esa voz repite lo mismo en catalán e inglés. Ahora sí que sí, es hora de separarnos de verdad.  
Ambos nos miramos y nos despedimos con un gesto. 
Antes de subir al tren, vuelvo la vista hacia Uri y Leila. Ella empieza a llorar desconsoladamente. Él la mece para calmarla mientras levanta el brazo que tiene libre y se despide de mí. 
-Adiós. -Susurro y subo al tren. 
Me acomodo en mi asiento., doy gracias a que el otro está vació. Dura muy poco esa pequeña alegría, pues un chico ocupa el otro asiento. 
-Hola. -Me mira y sonríe. 
Lo miro seria y le saludo. 
-Nico. 
-¿Cómo? 
-Mi nombre, es Nico. ¿Y el tuyo? 
-¿Intentas ligar conmigo? -Digo riéndome asqueada. 
Él niega con la cabeza y se ríe. 
-Por la tripita que me traes, dudo que tengas un pene con el que jugar. 
Me río como no lo había hecho durante estos días que a mí me han parecido siglos. 
-Anna. -Le tiendo la mano. 
Él me la estrecha. 
-Encantado. 
Dice sacando una botella de agua y un bocadillo de la mochcila. 
-¿Y a dónde vas Anna? Para viajar en tu estado hay que tener ganas. 
-Pues voy a casa de mis padres. Creo que tengo miedo de criar a mi primer hijo sola. 
-Ah pues te deseo toda la suerte del mundo. Seguro que vas a ser una mamá fuera de seria. 
-¿Y tú? ¿A dónde vas? 
Creo que al pensarlo se le ilumina la cara. 
-Voy a ver a mi futuro marido. -Dice ilusionado. 
Sonrío. 
-¡¿Te casas?!
-¡Sí, en una semana! 
Nos reímos por esa alegría repentina que sentimos. 
-Mira... -Saca el móvil y me enseña la foto de un chico bastante atractivo-, se llama Diego. 
-Creo que muchas chicas lamentarán que sea gay. 
Ambos nos reímos. 
-¿Quieres qué te cuente cuándo lo conocí y cómo lo conocí? Fue todo muy película romántica. 
Sonrío. 
-Vale. 
-Pues mira, era mi primer día en la peluquería y yo estaba muerto de nervios. Imagínate, no conoces a nadie, y nadie te conoce a ti, claro, yo tenía que dar lo mejor de mí... 



El Ave se va alejando de la ciudad donde empezó toda esta historia. Aunque nadie lo sepa, aún no ha llegado el final, pues muchas cosas les quedan por vivir a cada uno de nuestros protagonistas. ¿Qué les tiene escrito el destino a cada uno de ellos? 


Muchitas, muchísimas, muchísisisisisisismas, muchas gracias a todos los que habéis estado leyendo esta historia desde un principio y habéis seguido ahí viviendo cada capítulo como lo he vivido yo. infinitas gracias a todos los que os habéis ido enganchando y me habéis dado la oportunidad de leer las ideas que juegan en mi cabeza. Cuando empezamos esto, no creímos que fuera a llegar hasta donde ha llegado. Realmente no esperaba tanto. Pues que sepáis que vosotros lo habéis hecho posible y actos como el dar click a un enlace y empezar a explorar lo que hay dentro y seguirlo, pues os convierte en grandes. 
Dios mío, es que quiero dar os las gracias, pero es que no sé cómo hacerlo. De verdad, muchas gracias. Millones de millones de millones de gracias. ¡GRACIAS! 

@Tinnadelunna 

miércoles, 2 de julio de 2014

Capítulo 54: Imposible de Shontelle.

Salgo del apartamento cabizbaja, entre Dani y yo se ha roto algo y no me he enterado muy bien cuando ha sido. Estoy en el ascensor con una pequeña parte del armario y un taxi esperándome en la puerta. Me pongo las gafas de sol, no quiero que se note que he llorado, que estoy llorando. 
El señor taxista muy amablemente coge la maleta y la mete en el maletero mientras yo subo a la parte trasera del vehículo. 
-Usted dirá señorita. -Dice cerrando la puerta y abrochándose el cinturón. 
Me quedo unos momentos en silencio, pues realmente no sé dónde ir. 
-Usted tire para adelante que ya le voy indicando. 
-Muy bien. 
El señor taxista eleva el volumen de la radio y distingo la canción de Imposible cantada por Shontelle. Al cerrar los ojos un mar de lágrimas resbala por mi rostro. Espero que el señor taxista no se esté dando cuenta de nada. Y si lo está haciendo, hace bien en seguir conduciendo, que es para lo que está ahí. Oigo la vibración del móvil dentro del bolso, será un WhatsApp. Lo saco y abro la App. Es Dani... 


Dani: Sólo decirte que, te quiero... 


Suspiro, bloqueo el móvil y lo vuelvo a guardar. Ahora no estoy para nada ni para nadie. 
Después de estar como veinte minutos circulando sin rumbo por la ciudad, le digo al señor taxista que me deje en un hotel de tres estrellas que hay cerca del apartamento de Uri. 
Creo que es por compasión y lástima el porqué el señor taxista insiste tanto en acompañarme hasta la recepción cargando él con la maleta y sin pedir propina a cambio. De todos modos, le doy un billete de cinco euros y todos tan felices. 
La mujer que me atiende no es tan agradable, es arisca como ella sola. Me habré equivocado al elegir sitio donde pasar al menos una noche. Como siga hablándome así, pagaré mis platos rotos con ella y ni para la una ni la otra será algo agradable de vivir. 
-Déme su DNI. 
Se lo dejo encima del mostrador, ella lo coge como de mala gana. Si no tienes ganas de trabajar, ¿por qué no te vas un poco a la mierda y le cedes tu puesto a alguien qué realmente desea trabajar para poder llevar un mísero trozo de pan qué sus hijos se puedan meter en la boca? Es mejor que esa pregunta me la quede y no la comparta con nadie. Hoy el horno no está para bollos. Por fin la mujer antipática toma todos mis datos y me da la llave. 
-Habitación doce, en el primer piso, saliendo del ascensor hacia la derecha. 
Hombre gracias muy amable, esperaba que me arrojara la llave a la cara y me dijera que me buscara la vida para encontrar la habitación. 
Entro en la número doce. No está mal; es una habitación pequeña con dos camas, una mesa, una silla, un televisor de la Edad Media, dos mesillas de noche (o eso pretenden ser), y el armario. Luego a la entrada está el pequeño cuarto de baño con su lavabo, ducha y inodoro. Suficiente para el uso que le pretendo dar. Dejo la maleta y el bolso en medio, me descalzo con cuidado, me tumbo sobre una de las camas, no está mal, miro hacia la derecha y me doy cuenta de que unas grandes cortinas cubren toda la pared donde sólo hay una ventana normal y corriente. De repente Morfeo se tumba a mi lado y me abraza muy fuerte. 


Cuando termina de recogerlo todo, Dani sale del apartamento para dar un paseo por si pudiera despejarse aunque sea sólo un par de minutos. Desde que Anna entró en el dormitorio y empezó a hacer la maleta, los demonios lo devoran por dentro. La está perdiendo, está perdiendo a Anna. Ella se ha ido por tiempo indefinido, tal vez unos días, tal vez semanas, meses... para siempre... No, para siempre no. No está dispuesto a creer que esta historia se ha acabado para siempre, hay un bebé en camino. 
-Me cago en la puta. ¡Me cago en la puta! -Da un golpe fuerte en la pared. 
Su culpa, todo esto ha ocurrido por su culpa. Tendría que haberle contado la verdad a Anna, si total, tarde o temprano ella se tendría que enterar de todo, hay cosas que no se pueden ocultar de por vida. ¿Por qué se lo ha tenido qué ocultar? ¿Por qué no se lo contó cuándo debía? Por qué. Por qué. Por qué. Ya no merece la pena perder el tiempo en buscarle respuestas a preguntas que debería haberse hecho hace ya bastante tiempo. Ahora lo que tiene que hacer es encontrar una solución al problema cuanto antes. Tiene que recuperar a Anna y su confianza, tiene que hacer que ella vuelva a estar al cien por cien con él. Como antes, como hace apenas un día, como antes... 
Se sienta en un banco de un pequeño parque en el que tres niños juegan mientras dos madres charlan entretenidas en otro banco. Saca el móvil del bolsillo, busca el número que ha derrumbado el castillo de naipes que había construido con Anna. Le da a la opción de llamar y se lo pone en la oreja. Tras cuatro tonos de llamada, una voz femenina responde al otro lado de la línea: 
-¡Dani! -Parece sorprendida. 
-Helena... -Dice serio. 
-¿Qué... qué ocurre? 
-Tenemos que hablar...
-Ah, pues adelante. 
-No Helena, tenemos que vernos. 
-¿Vernos? No, esta tarde me es imposible, tengo cosas que hacer. 
-Lo sé. 
-Pues quedamos mañana por la... 
-Helena, -la interrumpe él-, esta tarde. 
En el otro lado de la línea sólo se escucha en silencio sepulcral. Dani es consciente de que la ha dejado sin palabras, cosa que entiende perfectamente, pues lo que le ha pedido, es algo fuera de lo normal. 
-¿Estás seguro? 
-Sí. 
-A las seis y media estaré en el parque de la fuente, ¿sabes cuál  te digo no? 
-Sí, lo sé. 
-Pu-pues ahí nos vemos... si cambias de idea, dímelo. 
-De acuerdo. 
-Hasta luego Dani. 
-Hasta luego Helena. -Cuelga. 
Ya está. Lo va a hacer. 
Un golpe lo abstrae de sus pensamientos y hace que mire al frente. La niña más pequeña de los tres pequeños que jugaban, se ha caído del columpio y llora sin consuelo hasta que su madre la coge en brazos y la va tranquilizando. Menuda leche, piensa Dani levantándose del banco y retomando el paseo. 


Me despierto sobresaltada por un portazo que han dado fuera. Ahí se pillen los dedos. Me acaricio el vientre. Oigo el timbre del WhatsApp dentro del bolso. No le hago caso. A los pocos minutos lo vuelvo a oír. Ni caso. Esta vez son dos seguidos. Tal vez sea importante, algo urgente, a saber. Me levanto de la cama, cojo el bolso y saco el móvil. Veo varios mensajes y varias llamadas perdidas de Nacho y de Tina. Pues no me he enterado. ¡Ay Dios mío! ¡Los premios! ¿Dani habrá ido? ¿Qué les habrá contado? Les habrá dicho que me encuentro indispuesta, será por eso por lo que me envían los WhatsApps.


Nacho: Anna, ¿dónde estáis? Os estamos esperando. 
Nacho: Anna, ¿cuándo llegáis? 
Nacho: ¿Por qué no cogéis el móvil? 
Nacho: Nos estamos empezando a preocupar. 
Nacho: ¿Estás?


Veo los de Tina. 


Tina: Os estamos esperando. 
Tina: ¿Dónde estáis? 
Tina: Dani no nos coge el móvil y tú tampoco. ¿Qué pasa? 
Tina: Nos estáis empezando a preocupar. 


¿Y ahora qué les digo yo? Si Dani no les ha dicho nada, no estamos en plan de que yo les cuente nada. 
La trompetita del WhatsApp me alerta de que me acaba de llegar uno de Nacho. Mierda, ha visto que estoy en línea. Cierro la aplicación, pongo el móvil en silencio y lo dejo en la mesilla. Al menos que no vea que he leído su último mensaje. Madre mía, ¿y ahora qué hago? ¿Llamo a Dani? Su familia no va a ser la única que se extrañe de su repentina audiencia, pues muchos de sus amigos y compañeros lo esperaban. Sorprendente sería que mañana esto no fuera un tema de conversación. La pantalla del móvil empieza a encenderse y apagarse constantemente, eso significa que alguien me está llamando. Lo miro. El nombre de Dani aparece y desaparece con la luz de la pantalla. ¿Lo cojo? ¿Qué querrá? No, mejor no lo cojo, hoy mejor no hablar con él. Pero la curiosidad aprieta demasiado fuerte y termino por contestar. 
-Dime... -Digo en tono seco. 
-Anna... -Algo me dice en su voz que no esperaba que se lo fuera a coger en el primer intento. 
-Dime. 
-Tenemos que vernos. 
-¿Para qué? 
-Quiero contarte la verdad. 
-¿La verdad? ¿Qué verdad? 
-Te lo tengo que contar en persona. 
Juraría que está asustado, eso me conmueve y me aterra mucho. 
-¿No lo has podido hacer antes cuándo te lo pedí ayer o esta mañana? 
-Anna, estoy dispuesto a contártelo, ¿es que no te basta con eso o qué? 
Se está desesperando, lo estoy desesperando, pero él también me está desesperando a mí. ¿Qué se trae ahora entre manos? 
-Vale Dani vale. Dime. 
-Dime dónde estás, que voy a recogerte. 
-¿A dónde vamos a ir? Puedo ir a tu casa sola. 
-No Anna, iremos a otro sitio. 
-Dime dónde. 
-Está a las afueras de la ciudad, tenemos que ir en coche. 
-Ah.
-Dime dónde estás que voy a por ti. 
Le doy el nombre del hotel y la dirección. 
-Bien, prepárate, en veinte minutos estoy allí. 
-Dani, tu hermano y tu madre intentan contactar con nosotros. Por lo que veo no vamos a ir a la entrega de premios. 
-Ya, les llamaré y me inventaré una excusa. Ahora tengo cosas mucho más importantes en las que pensar. Venga, prepárate que voy a por ti. Un beso. -Cuelga. 
Me quedo un par de minutos sentada en la cama sin hacer absolutamente nada. ¿Qué será lo qué me tiene que decir Dani? Si no es infidelidad, ¿qué es? Un chaparrón de ideas de todo tipo inundan mi cerebro. 
Sobre unos veinte minutos más o menos recibo una perdida de Dani que significa que me está esperando abajo. 
Veo a Dani apoyado en la puerta del copiloto, va con gafas de sol, no querrá que nadie lo reconozca. Me acerco a él. 
-Hola Anna. -Me abre la puerta del coche. 
Le miro seria. 
-Dani. -Subo al coche. 
Tengo la sensación de que no nos vemos desde hace mucho tiempo, y apenas han pasado unas horas. 
El trayecto es eternamente largo, incómodo y silencioso. Me fijo en la canción que está sonando en la radio y otra vez es Imposible de Shontelle. 
-Ya estamos llegando... -Dice Dani cuando entramos a un pueblo. 
Entonces una tsunami de intriga y nervios arrasa con todo lo demás y ocupa todo lo que soy. 
-¿Por qué me has traído aquí? 
Él se queda unos instantes sin decir nada. 
-Enseguida lo verás. 
Joder que no me diga eso que me pongo más nerviosa. 
-Dani, ¿qué está ocurriendo? 
Sus manos rebelan que él también está nervioso.
-Dani... -Digo con el corazón en Euskadi. 
-En un minuto lo sabrás. 
Aparca el coche. Salimos del coche. No sé qué pintamos aquí. 
-Dani... 
-¡Anna por favor cállate ya! 
Realmente está nervioso. Se apoya en el coche con ambas manos y respira hondo varias veces. 
-¿Estás bien? -Pregunto asustada. 
Él se tranquiliza. Se acerca a mí, me coge de la mano con ambas manos y la pone contra su pecho. Noto que el pulso va demasiado acelerado. Pobrecito, esto debe ser grabe o fuerte... ay no sé... 
-Anna, quiero que sepas que yo a ti nunca te he querido hacer daño. Quiero que sepas que tú has sido lo mejor que la vida me ha podido regalar. Quiero que sepas que gracias a ti he descubierto la felicidad y el poder amar de verdad. Ahora lo que te voy a mostrar, va a cambiarlo todo. Sólo espero que algún día, puedas perdonarme el error que he cometido al ocultarte algo tan importante como esto. 
-Dani... me estás asustando de verdad... -Apenas puedo hablar por el mido. 
-En nada lo sabrás... Vamos. -Dice cogiéndome de la mano mientras empezamos a caminar. 


No tardamos en llegar a un parque donde hay una fuente enorme en medio. Nos paramos en la entrada. Una mujer morena con el pelo rizado se levanta de un banco y se acerca a nosotros. Parece que también está nerviosa, o eso supongo yo al ver la cara que pone al vernos entrar. Él me suelta de la mano y da un paso hacia adelante como para acercarse a ella. La mujer se detiene a un metro más o menos de él. 
-Dani... 
-Helena... 
Unos momentos muy incómodos cubren en ambiente, hasta que una pelota cae al lado mía. Un niño pequeño, de unos cinco o seis años corre hacia ella. El pequeño levanta la vista y al ver a Dani se le ilumina la cara. 
-¡Papá! -Corre hacia Dani-. ¡Has venido! 
¿Cómo...? Esto no puede estar pasando. Esto no puede... estar... pasando. 



DIOS MÍO ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ESTE CAPÍTULO QUE ME HA COSTADO TANTO ESCRIBIR. LA IDEA YA LA TENÍA CLARA DESDE HACE TIEMPO, PERO A LA HORA DE EXPRESARME ME HA COSTADO UNA ETERNIDAD HORRIBLE. MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA PACIENCIA Y VUESTRO APOYO. GRACIAS POR LEER LAS IDEAS QUE RONDAN MI CABEZA. GRACIAS POR TODO, DE CORAZÓN OS LO DIGO. GRACIAS. 
POR CIERTO, PERDONARME SI HAY ALGUNA FALTA DE ORTOGRAFÍA, LO HE HECHO LO MEJOR QUE HE PODIDO. GRACIAS. 

@Tinnadelunna