sábado, 15 de febrero de 2014

Capítulo 50: El mejor momento.

Hoy se han ido los padres de Dani, por fin estamos solos, no penséis mal, no es que me caigan mal mis suegros, pero es que hace mucho tiempo que no estaba a solas con Dani en casa, prácticamente desde que salimos para la cena... Mejor no pensar en estas cosas porque es peor. 
He terminado de fregar los platos, los pongo en su sitio y salgo al salón, oigo el agua de la ducha, supongo que Dani se estará duchando. Me acerco muy despacio al baño, ¿le gustará a Dani las sorpresas? Bueno, vamos a verlo... Abro la puerta, me descalzo y me voy desnudando con mucho sigilo. Levanto la cabeza y veo su silueta reflejada en la cortina. Me acerco, abro la cortina muy cuidadosamente, tengo suerte, Dani está de espaldas a mí, y por lo que veo está absorto en sus pensamientos, ya que no se ha percatado de mi presencia, pues punto para mí. Entro en la ducha, me quedo quieta detrás de él, espero unos segundos a ver si se percata de que estoy a menos de medio metro de él,  debe tener los ojos cerrados porque mi sombra se ve reflejada en la pared... bueno, pues habrá que darle a entender que estoy aquí. Pongo mis manos sobre sus hombros, como es de esperar él se sobresalta. 
-¡Dios! -Se da la vuelta sobresaltado-. Anna... -Dice sorprendido. 
Yo le respondo con una sonrisa pícara. 
-Hola... -Digo echándome el pelo para atrás. 
-¿Qué te trae por aquí preciosa?
Su mirada es demasiado intensa para que yo pueda hablar. 
-¿Te has quedado muda? -Insiste. 
Vale Anna, ¿qué te pasa? ¡Dile algo! 
-Pasaba por aquí... y me he dicho... pues voy a visitarle... y he entrado. 
Él sonríe. 
-Vaya, pues gracias por la visita. ¿Te puedo "ofrecer" algo más? 
Me derrito, me tiemblan las piernas, y ese temblor sube por todo mi cuerpo. 
-¿Te has vuelto a quedar muda?
Y dale con la insistencia, aveces creo que le encanta eso de "intimidar". 
-Espero que no te haya comido la lengua el gato, porque me la quiero comer yo. 
Me coge de la barbilla y me mira fijamente. Se acerca a mí y me besa lentamente. Yo le sigo el beso. Me acaricia las caderas con las yemas de los dedos. Siento escalofríos. Con cuidado me apoya en la pared y me acorrala con su cuerpo. 
-Te quiero rubia... -Me susurra al oído. 
Se me cae una sonrisa sobre su cuello. 
-Dani... 
Siento que es el momento de decirle que estoy embarazada. 
-Dime rubia. -Me mira. 
Me quedo mirándole. Ahora que lo pienso... desnudos en la ducha apunto de acostarnos por primera vez después de cuatro meses no es lo ideal para dar una noticia como esta. 
-Ey, ¿estás bien? -Me acaricia la mejilla. 
Asiento. 
-¿Querías decirme algo? 
Pues sí, pero ahora mismo no es el mejor momento, ¿sabes? 
-Pues que estoy muy feliz Dani. -Le miro a los ojos y le beso la mejilla. 
Él me abraza cariñosamente. 
-Yo también lo estoy Anna... -Su voz se quiebra, creo que va a llorar. 
¡No por favor! ¡Ahora también voy a llorar yo! 
Efectivamente un montón de lágrimas anegan mis ojos. 
-No llores... -Me dice besándome la cabeza cariñosamente-. Por favor no llores. 
-No llores tú. -Le digo yo acariciándole la espalda y dándole unos cuantos besos en el hombro. 
-Anna... -Me echa atrás poniendo sus manos sobre mi hombro. Me mira.
Yo le miro. 
-Te quiero Anna, te quiero mucho, te quiero lo más grande, lo eres todo para mí. Sé que estarás harta de oírme decir estas cosas, que estarás cansada de escuchar lo mismo, pero es que es lo que siento aquí, -se señala el pecho-, y lo sabes... lo que no sé yo es cómo demostrarte todo lo que siento por ti, no sé como hacer para que sepas que te adoro... 
Con un dedo le hago callar. 
-Sé que me quieres Dani, lo sé, y no me canso de que me lo repitas cada cinco segundos. -Cierro los ojos-. Echaba de menos que me lo dijeras, también que hiciéramos cosas juntos, o simplemente aburrirnos sin hacer nada... 
Ahora mismo estoy tan abrumada por las emociones que no sé qué le puedo decir, bueno mentira, sí tengo algo que baila en mi boca deseoso de salir, mi embarazo.
-Anna, ¿estás bien? ¿Te pasa algo? Estás rara, dime qué te pasa. 
Es que no es plan de decir nada ahora, a si que opto por abalanzarme sobre él y plantarle un apasionado beso en toda regla. 


-Puf... menudo polvazo tienes rubia. -Me dice Dani poniéndose cómodo sobre la cama. 
Me río. 
-Olé tu finura cariño. 
Él me coge y me tumba encima suya. 
-Y me dirás que no la echabas de menos. 
Le miro. 
-Que va... 
-Pues que pena... -Me empieza a acariciar el cuerpo-. Yo sí que he echado de menos esas caras que pones cuando te acaricio. 
Sonrío. 
-Y yo he echado de menos tus caricias, ¿y por qué no decirlo? También hacer el amor contigo. 
Me sonríe. 
-¿Hacer el amor? Yo de toda la vida lo defino como follar. -Se ríe. 
Me río. 
-Aveces eres muy tonto. 
-¿Yo? ¿Tonto? Que va, yo prefiero definirme más como tontaco. 
-Tienes una cara que se te cae de lo mucho que te pesa. -Le beso muy fuerte. 
Me sigue el beso, después me tumba sobre la cama y me mira. 
-Espérame aquí. 
Se levanta y sale de la habitación. Me incorporo. 
-¿Dónde vas Dani? 
-Espera impaciente. 
-Vale, pero dime qué vas a hacer. 
-Enseguida lo sabrás. 
-Vale. 
No tarda ni un minuto en volver a la habitación con dos copas en la mano y una botella de champán en la otra. ¡Ay Dios! ¡Y querrá brindar! 
-Bueno, pues ya estoy. -Se sienta en la cama, me ofrece una copa y descorcha la botella. 
-Dani... 
Sirve las copas. 
-Vmos a brindar preciosa. -Sonríe y alza su copa-. Por nosotros.
-Escúchame Dani, que es que yo no puedo beber... 
-¿Cómo? ¿Y eso? -Se queda con la copa en la mano-. ¿Qué te ocurre?
-Pues que.... eh.... Dani.... que no puedo beber.
-¿Por qué? Ya sé que el alcohol no te va, pero a ver tan malo no es, además que es un champán que lleva aquí siglos, me lo traje cuando estuve en Francia, es un champán muy rico, muy bueno... 
-Dani no es eso, es que.... 
-¿Tienes fiebre? ¿Te encuentras bien? -Me toca la frente. 
Ay madre, ¿cómo se lo digo? 
-Eh...
-Fiebre no tienes, anda tómatelo, verás que bueno está, un brindis por nosotros, porque seamos felicdes para siempre. Celebremos que estamos de nuevo aquí en casa. 
-Dani, no insistas, que no puedo tomarlo de verdad, no puedo. 
-¿Por qué no puedes? Es champán... del bueno... muy rico. 
-Dani es que...
Me mira, su cara pasa de estar colorada a pálida en menos de tres segundos. 
-Estás... 
Doy por supuesto que lo ha descubierto él solito, a si que asiento.
Él deja su copa en la mesilla de noche, me mira sorprendido. Dejo yo también la copa en la mesilla y le miro. Dani di algo por favor. 
-Entonces yo... 
Asiento. 
-¡Pero eso es una buena noticia! 
Sonrío. 
-¡Lo sé! -Digo emocionada. 
Él sonríe. 
-¡¿De cuánto estás?! 
-Casi cuatro meses... 
-Vamos, uno de nuestros últimos polvos. 
Me mira afirmativamente. Asiento. 
-¿Puedo preguntar por qué no me lo habías dicho antes? 
Esa pregunta me da bastante miedo, la verdad, no sé porqué, pero me da miedo. 
-No lo sé Dani, te lo quería decir, pero nunca era el momento perfecto. No pienses que no te lo quería decir, por que yo sí que te lo iba a decir, quería decírtelo, pero no era nunca el momento perfecto, no lo era. Vale, me oigo yo también y me parece una excusa de lo más barata, pero es la verdad. -Me he puesto bastante nerviosa. 
Dani me coge de las manos. 
-Ey, tranquilízate, ¿vale? Tranquila que no estoy pensando en cosas rara, venga, tranquila. -Me acaricia la cara-. Solo te he preguntado, venga, respira tranquila... 
-Lo siento mucho Dani, debí decírtelo antes. 
Me mira y sonríe. 
-¿Antes cuándo? ¿En el hospital mientras mi quitaban la sonda para mear? ¿O cuándo me ayudaban a lavarme? ¿Ayer en la comida para romper el encanto de la comida y quitarme el protagonismo? Eso no te lo hubiera perdonado nunca tontina. -Me acaricia carñosamente la barbilla-. Y si me lo hubieras dicho antes en la ducha... habrías jodido un polvo legendario, a si que... este es el mejor momento sin duda. 
Hace una pausa, me mira y entrega una de sus sonrisas traviesas y juguetonas. Algo tiene en mente, ¿qué será? 
-Vamos, mejor imposible. -Coge su copa y me mira. 
-Dani, que yo estoy embarazada... que no puedo beber.
-Soy consciente de ello, vamos a brindar primero, luego ya aprovecharemos esa copa. 
Cojo la otra copa y la chocamos delicadamente. 
-Por nosotros y nuestro pequeño. 
-O pequeña... 
Mi espíritu feminista tiene que salir justo ahora. 
-O pequeña, el caso es que sea del Barça. -Se toma su copa. 
-Tú y el fútbol tenéis una relación que me va a poner celosa. 
-Sabes que soy más de baloncesto rubia. -Me mira-. Pero mi deporte preferido tiene tu nombre y apellidos. 
-Soy un deporte... ¿Soy un deporte?
-Bueno... más o menos. 
Si intenta ser romántico por mal camino va. 
-Explica ese más o menos. 
-Sabes que a mí la teoría se me da bastante mal, soy más de la práctica. 
Pues empieza a dar que no pretende ser romántico, creo que los tiros no van por ahí. Por ese camino sí que tira bien. 
-Trae la copa. -Me la quita de las manos-. Hazme el favor de tumbarte en la cama. 
-Dani, ¿en qué piensas?
Pregunto mientras me tumbo. Él deja la copa sobre la mesilla, se levanta y va hacia mi parte del armario. ¿Se puede saber qué pretende? Me está poniendo nerviosa con tanto misterio. 
-Bueno... -Dice mientras abre las puertas-. Pues creo que esto me valdrá. -Les saca las cintas a dos de mis batas. 
¿Ola k ase? 
Se acerca a mí, me mira y formula esa pregunta de tres palabras que ya de ante mano te alerta de que algo inesperada va a hacer. 
-¿Confías en mí?
Yo asiento. No sabes lo que haces, me recrimina la estúpida voz de me conciencia, Ann. Por si no lo he dicho antes, la llamo Anna, porque no la veo digna de llamarse como yo. Parecerá un argumento incoherente y todo lo que ustedes quieran, pero eso es otra movida, ¿lo tienen claro? 
-Pues...  entonces espera otro segundo. -Vuelve al armario y busca entre los cajones. 
-¿Qué buscas? -Pregunto intentando disimular mi tono de pura curiosidad y nerviosismo. 
-Nada, ya lo he encontrado. -Dice  sacando un pañuelo rojo de uno de los cajones. 
Vale, ¿y todo esto para qué se supone que es?
Se acerca a mí despacio. 
-Anna, pon las manos sobre el cabecero. 
¡¿Como?! Levanto las manos y las pongo donde él dice. Me coge de las muñecas y me las ata con cuidado. ¿Enserio esto es de verdad? Siento como una descarga en mi vientre que recorre de inmediato por todo mi cuerpo. No me sale pronunciar una palabra, sólo sigo con la mirada todos sus movimientos. ¿De verdad me ha atado a cama? Esa pregunta rebota una y otra vez por cada rincón de mi cabeza. Me mira. 
-Te lo pregunto otra vez por si has cambiado de idea, ¿confías en mí? 
Vale Anna, analicemos juntas la situación en la que estamos metidas; estás desnuda sobre la cama, atada al cabezal por las muñecas con una cinta negra de una de tus batas que él te regaló hace ya su tiempo, venga que nos desviamos... ¡El caso es que sostiene en las manos otra cinta y un pañuelo rojo! ¡Algo querrá hacer con estas otras dos prendas! Calma.... ¡AY QUE QUIERE ATARTE A LA CAMA Y HACER COSAS! ¡AY POR FAVOR! 
Asiento con la cabeza a la segunda pregunta. 
¡Tú eres tonta! Me vuelve a recriminar otra vez Ann. 
Dani me coge por los tobillos y los ata a los pies de la cama con la otra cinta. Levanta la vista y me mira fijamente. 
-¿Confías en mí? 
No sé, ¿sí? 
-Sí. -Asiento. 
Se sienta a mi lado, me acaricia el pelo, me tapa los ojos con el pañuelo, me lo ata por la parte de atrás. Cuando termina apoyo la cabeza sobre sa almohada. Ahora estoy totalmente indefensa, desnuda e indefensa ante él, que también está desnudo. ¿Y ahora qué? 


CONTINUARÁ... 
JEJEJ, NO LES VOY A DEJAR ASÍ.... O TAL VEZ SÍ... NO SÉ. 
GRACIAS POR LEER LO QUE ESCRIBO CHICOS, LES QUIERO!!!!

@_TinaGarcia 💙💙💙😘😘😘😘😘

1 comentario:

  1. ERES MALAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA MUY MALAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ESTO NO SE HACE NO HOMBRE NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MALAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA XDDDDDDDDD

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