miércoles, 2 de julio de 2014

Capítulo 54: Imposible de Shontelle.

Salgo del apartamento cabizbaja, entre Dani y yo se ha roto algo y no me he enterado muy bien cuando ha sido. Estoy en el ascensor con una pequeña parte del armario y un taxi esperándome en la puerta. Me pongo las gafas de sol, no quiero que se note que he llorado, que estoy llorando. 
El señor taxista muy amablemente coge la maleta y la mete en el maletero mientras yo subo a la parte trasera del vehículo. 
-Usted dirá señorita. -Dice cerrando la puerta y abrochándose el cinturón. 
Me quedo unos momentos en silencio, pues realmente no sé dónde ir. 
-Usted tire para adelante que ya le voy indicando. 
-Muy bien. 
El señor taxista eleva el volumen de la radio y distingo la canción de Imposible cantada por Shontelle. Al cerrar los ojos un mar de lágrimas resbala por mi rostro. Espero que el señor taxista no se esté dando cuenta de nada. Y si lo está haciendo, hace bien en seguir conduciendo, que es para lo que está ahí. Oigo la vibración del móvil dentro del bolso, será un WhatsApp. Lo saco y abro la App. Es Dani... 


Dani: Sólo decirte que, te quiero... 


Suspiro, bloqueo el móvil y lo vuelvo a guardar. Ahora no estoy para nada ni para nadie. 
Después de estar como veinte minutos circulando sin rumbo por la ciudad, le digo al señor taxista que me deje en un hotel de tres estrellas que hay cerca del apartamento de Uri. 
Creo que es por compasión y lástima el porqué el señor taxista insiste tanto en acompañarme hasta la recepción cargando él con la maleta y sin pedir propina a cambio. De todos modos, le doy un billete de cinco euros y todos tan felices. 
La mujer que me atiende no es tan agradable, es arisca como ella sola. Me habré equivocado al elegir sitio donde pasar al menos una noche. Como siga hablándome así, pagaré mis platos rotos con ella y ni para la una ni la otra será algo agradable de vivir. 
-Déme su DNI. 
Se lo dejo encima del mostrador, ella lo coge como de mala gana. Si no tienes ganas de trabajar, ¿por qué no te vas un poco a la mierda y le cedes tu puesto a alguien qué realmente desea trabajar para poder llevar un mísero trozo de pan qué sus hijos se puedan meter en la boca? Es mejor que esa pregunta me la quede y no la comparta con nadie. Hoy el horno no está para bollos. Por fin la mujer antipática toma todos mis datos y me da la llave. 
-Habitación doce, en el primer piso, saliendo del ascensor hacia la derecha. 
Hombre gracias muy amable, esperaba que me arrojara la llave a la cara y me dijera que me buscara la vida para encontrar la habitación. 
Entro en la número doce. No está mal; es una habitación pequeña con dos camas, una mesa, una silla, un televisor de la Edad Media, dos mesillas de noche (o eso pretenden ser), y el armario. Luego a la entrada está el pequeño cuarto de baño con su lavabo, ducha y inodoro. Suficiente para el uso que le pretendo dar. Dejo la maleta y el bolso en medio, me descalzo con cuidado, me tumbo sobre una de las camas, no está mal, miro hacia la derecha y me doy cuenta de que unas grandes cortinas cubren toda la pared donde sólo hay una ventana normal y corriente. De repente Morfeo se tumba a mi lado y me abraza muy fuerte. 


Cuando termina de recogerlo todo, Dani sale del apartamento para dar un paseo por si pudiera despejarse aunque sea sólo un par de minutos. Desde que Anna entró en el dormitorio y empezó a hacer la maleta, los demonios lo devoran por dentro. La está perdiendo, está perdiendo a Anna. Ella se ha ido por tiempo indefinido, tal vez unos días, tal vez semanas, meses... para siempre... No, para siempre no. No está dispuesto a creer que esta historia se ha acabado para siempre, hay un bebé en camino. 
-Me cago en la puta. ¡Me cago en la puta! -Da un golpe fuerte en la pared. 
Su culpa, todo esto ha ocurrido por su culpa. Tendría que haberle contado la verdad a Anna, si total, tarde o temprano ella se tendría que enterar de todo, hay cosas que no se pueden ocultar de por vida. ¿Por qué se lo ha tenido qué ocultar? ¿Por qué no se lo contó cuándo debía? Por qué. Por qué. Por qué. Ya no merece la pena perder el tiempo en buscarle respuestas a preguntas que debería haberse hecho hace ya bastante tiempo. Ahora lo que tiene que hacer es encontrar una solución al problema cuanto antes. Tiene que recuperar a Anna y su confianza, tiene que hacer que ella vuelva a estar al cien por cien con él. Como antes, como hace apenas un día, como antes... 
Se sienta en un banco de un pequeño parque en el que tres niños juegan mientras dos madres charlan entretenidas en otro banco. Saca el móvil del bolsillo, busca el número que ha derrumbado el castillo de naipes que había construido con Anna. Le da a la opción de llamar y se lo pone en la oreja. Tras cuatro tonos de llamada, una voz femenina responde al otro lado de la línea: 
-¡Dani! -Parece sorprendida. 
-Helena... -Dice serio. 
-¿Qué... qué ocurre? 
-Tenemos que hablar...
-Ah, pues adelante. 
-No Helena, tenemos que vernos. 
-¿Vernos? No, esta tarde me es imposible, tengo cosas que hacer. 
-Lo sé. 
-Pues quedamos mañana por la... 
-Helena, -la interrumpe él-, esta tarde. 
En el otro lado de la línea sólo se escucha en silencio sepulcral. Dani es consciente de que la ha dejado sin palabras, cosa que entiende perfectamente, pues lo que le ha pedido, es algo fuera de lo normal. 
-¿Estás seguro? 
-Sí. 
-A las seis y media estaré en el parque de la fuente, ¿sabes cuál  te digo no? 
-Sí, lo sé. 
-Pu-pues ahí nos vemos... si cambias de idea, dímelo. 
-De acuerdo. 
-Hasta luego Dani. 
-Hasta luego Helena. -Cuelga. 
Ya está. Lo va a hacer. 
Un golpe lo abstrae de sus pensamientos y hace que mire al frente. La niña más pequeña de los tres pequeños que jugaban, se ha caído del columpio y llora sin consuelo hasta que su madre la coge en brazos y la va tranquilizando. Menuda leche, piensa Dani levantándose del banco y retomando el paseo. 


Me despierto sobresaltada por un portazo que han dado fuera. Ahí se pillen los dedos. Me acaricio el vientre. Oigo el timbre del WhatsApp dentro del bolso. No le hago caso. A los pocos minutos lo vuelvo a oír. Ni caso. Esta vez son dos seguidos. Tal vez sea importante, algo urgente, a saber. Me levanto de la cama, cojo el bolso y saco el móvil. Veo varios mensajes y varias llamadas perdidas de Nacho y de Tina. Pues no me he enterado. ¡Ay Dios mío! ¡Los premios! ¿Dani habrá ido? ¿Qué les habrá contado? Les habrá dicho que me encuentro indispuesta, será por eso por lo que me envían los WhatsApps.


Nacho: Anna, ¿dónde estáis? Os estamos esperando. 
Nacho: Anna, ¿cuándo llegáis? 
Nacho: ¿Por qué no cogéis el móvil? 
Nacho: Nos estamos empezando a preocupar. 
Nacho: ¿Estás?


Veo los de Tina. 


Tina: Os estamos esperando. 
Tina: ¿Dónde estáis? 
Tina: Dani no nos coge el móvil y tú tampoco. ¿Qué pasa? 
Tina: Nos estáis empezando a preocupar. 


¿Y ahora qué les digo yo? Si Dani no les ha dicho nada, no estamos en plan de que yo les cuente nada. 
La trompetita del WhatsApp me alerta de que me acaba de llegar uno de Nacho. Mierda, ha visto que estoy en línea. Cierro la aplicación, pongo el móvil en silencio y lo dejo en la mesilla. Al menos que no vea que he leído su último mensaje. Madre mía, ¿y ahora qué hago? ¿Llamo a Dani? Su familia no va a ser la única que se extrañe de su repentina audiencia, pues muchos de sus amigos y compañeros lo esperaban. Sorprendente sería que mañana esto no fuera un tema de conversación. La pantalla del móvil empieza a encenderse y apagarse constantemente, eso significa que alguien me está llamando. Lo miro. El nombre de Dani aparece y desaparece con la luz de la pantalla. ¿Lo cojo? ¿Qué querrá? No, mejor no lo cojo, hoy mejor no hablar con él. Pero la curiosidad aprieta demasiado fuerte y termino por contestar. 
-Dime... -Digo en tono seco. 
-Anna... -Algo me dice en su voz que no esperaba que se lo fuera a coger en el primer intento. 
-Dime. 
-Tenemos que vernos. 
-¿Para qué? 
-Quiero contarte la verdad. 
-¿La verdad? ¿Qué verdad? 
-Te lo tengo que contar en persona. 
Juraría que está asustado, eso me conmueve y me aterra mucho. 
-¿No lo has podido hacer antes cuándo te lo pedí ayer o esta mañana? 
-Anna, estoy dispuesto a contártelo, ¿es que no te basta con eso o qué? 
Se está desesperando, lo estoy desesperando, pero él también me está desesperando a mí. ¿Qué se trae ahora entre manos? 
-Vale Dani vale. Dime. 
-Dime dónde estás, que voy a recogerte. 
-¿A dónde vamos a ir? Puedo ir a tu casa sola. 
-No Anna, iremos a otro sitio. 
-Dime dónde. 
-Está a las afueras de la ciudad, tenemos que ir en coche. 
-Ah.
-Dime dónde estás que voy a por ti. 
Le doy el nombre del hotel y la dirección. 
-Bien, prepárate, en veinte minutos estoy allí. 
-Dani, tu hermano y tu madre intentan contactar con nosotros. Por lo que veo no vamos a ir a la entrega de premios. 
-Ya, les llamaré y me inventaré una excusa. Ahora tengo cosas mucho más importantes en las que pensar. Venga, prepárate que voy a por ti. Un beso. -Cuelga. 
Me quedo un par de minutos sentada en la cama sin hacer absolutamente nada. ¿Qué será lo qué me tiene que decir Dani? Si no es infidelidad, ¿qué es? Un chaparrón de ideas de todo tipo inundan mi cerebro. 
Sobre unos veinte minutos más o menos recibo una perdida de Dani que significa que me está esperando abajo. 
Veo a Dani apoyado en la puerta del copiloto, va con gafas de sol, no querrá que nadie lo reconozca. Me acerco a él. 
-Hola Anna. -Me abre la puerta del coche. 
Le miro seria. 
-Dani. -Subo al coche. 
Tengo la sensación de que no nos vemos desde hace mucho tiempo, y apenas han pasado unas horas. 
El trayecto es eternamente largo, incómodo y silencioso. Me fijo en la canción que está sonando en la radio y otra vez es Imposible de Shontelle. 
-Ya estamos llegando... -Dice Dani cuando entramos a un pueblo. 
Entonces una tsunami de intriga y nervios arrasa con todo lo demás y ocupa todo lo que soy. 
-¿Por qué me has traído aquí? 
Él se queda unos instantes sin decir nada. 
-Enseguida lo verás. 
Joder que no me diga eso que me pongo más nerviosa. 
-Dani, ¿qué está ocurriendo? 
Sus manos rebelan que él también está nervioso.
-Dani... -Digo con el corazón en Euskadi. 
-En un minuto lo sabrás. 
Aparca el coche. Salimos del coche. No sé qué pintamos aquí. 
-Dani... 
-¡Anna por favor cállate ya! 
Realmente está nervioso. Se apoya en el coche con ambas manos y respira hondo varias veces. 
-¿Estás bien? -Pregunto asustada. 
Él se tranquiliza. Se acerca a mí, me coge de la mano con ambas manos y la pone contra su pecho. Noto que el pulso va demasiado acelerado. Pobrecito, esto debe ser grabe o fuerte... ay no sé... 
-Anna, quiero que sepas que yo a ti nunca te he querido hacer daño. Quiero que sepas que tú has sido lo mejor que la vida me ha podido regalar. Quiero que sepas que gracias a ti he descubierto la felicidad y el poder amar de verdad. Ahora lo que te voy a mostrar, va a cambiarlo todo. Sólo espero que algún día, puedas perdonarme el error que he cometido al ocultarte algo tan importante como esto. 
-Dani... me estás asustando de verdad... -Apenas puedo hablar por el mido. 
-En nada lo sabrás... Vamos. -Dice cogiéndome de la mano mientras empezamos a caminar. 


No tardamos en llegar a un parque donde hay una fuente enorme en medio. Nos paramos en la entrada. Una mujer morena con el pelo rizado se levanta de un banco y se acerca a nosotros. Parece que también está nerviosa, o eso supongo yo al ver la cara que pone al vernos entrar. Él me suelta de la mano y da un paso hacia adelante como para acercarse a ella. La mujer se detiene a un metro más o menos de él. 
-Dani... 
-Helena... 
Unos momentos muy incómodos cubren en ambiente, hasta que una pelota cae al lado mía. Un niño pequeño, de unos cinco o seis años corre hacia ella. El pequeño levanta la vista y al ver a Dani se le ilumina la cara. 
-¡Papá! -Corre hacia Dani-. ¡Has venido! 
¿Cómo...? Esto no puede estar pasando. Esto no puede... estar... pasando. 



DIOS MÍO ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO ESTE CAPÍTULO QUE ME HA COSTADO TANTO ESCRIBIR. LA IDEA YA LA TENÍA CLARA DESDE HACE TIEMPO, PERO A LA HORA DE EXPRESARME ME HA COSTADO UNA ETERNIDAD HORRIBLE. MUCHAS GRACIAS POR VUESTRA PACIENCIA Y VUESTRO APOYO. GRACIAS POR LEER LAS IDEAS QUE RONDAN MI CABEZA. GRACIAS POR TODO, DE CORAZÓN OS LO DIGO. GRACIAS. 
POR CIERTO, PERDONARME SI HAY ALGUNA FALTA DE ORTOGRAFÍA, LO HE HECHO LO MEJOR QUE HE PODIDO. GRACIAS. 

@Tinnadelunna

3 comentarios:

  1. Dios, me ha encantado el capítulo *-* no me esperaba que Dani tuviera otro hijo
    Espero el siguiente ansiosa :)

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  2. GUAU Que fuerte todo, lo del hijo madre mia!!! Ö
    No tardes tanto en escribir el siguiente quebme desespero jo. Siguiente ya de ya pls :)

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  3. Valentina, soy Alba la del grupo, escribe el siguiente porfaaaaaaaaaas no me dejes así, que me da un jamacuco de esos tooh' chungos, pues eso, besos <3

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