Me siento cómo en una nube, estoy flotando en el espacio, veo colores, muchos colores, es todo tan extrañamente bello... me encanta la música que se oye a lo lejos, no sé muy bien de donde procede, pero es hipnotizante, aunque no es rítmica cómo todo aquello que suele hipnotizar a la gente. Soy capaz de oír los latidos de mi corazón, soy capaz de sentir mi respiración, pero no sé que es lo que respiro en verdad, si aquí no hay aire, bueno, la verdad es que no lo sé muy bien, no tengo ni idea de donde estoy, ni porque estoy aquí. Voy a llegar tarde al trabajo, voy a llegar tarde. Me van a despedir, Dios mío, no me quiero volver a casa de mis padres a Barcelona. Antes tendrás que volver a tu casa. Me dice una voz que creo que es la de mi conciencia. Pues también es verdad, antes tendré que salir de este sitio tan extraño. No soy capaz de entender qué es lo que está pasando. La verdad es que me estoy empezando a asustar un poco, por no decir que tengo el pánico recorriendo todo mi cuerpo. Noto cómo el pulso se acelera, siento que se me hiela el cuerpo, noto cómo esa tranquilidad de antes se va convirtiendo rápidamente en una inquietud y un pánico que supera todo lo superado hasta este momento a lo largo de la vida en el universo.
Abro los ojos de repente, lo veo todo muy claro, tan claro que apenas veo lo que tengo delante. ¿Estoy llorando? Una mano con un pañuelo húmedo me refresca la cara. ¿Se puede saber donde estoy? ¿Qué ha pasado? El miedo es ahora mi única compañía interna. Empiezo a moverme, mis brazos y piernas empiezan a dar manotazos y patadas al aire, porque los que están presentes en donde quiera que yo esté, se apartan rápidamente.
-¡Joder sujetadla! ¡Tranquilizadla de una vez!
Esos gritos, de voz de hombre, me suben aún más el pánico que llevo ya por dentro y por fuera. ¿Qué coño ha pasado? ¡Quiero irme de aquí por favor! ¡Socorro! Noto cómo mis lágrimas salen a chorretones de mis ojos. Estoy muerta de miedo y nadie se molesta siquiera en decirme donde estoy.
-Ey, tranquila. Tranquila, estás con nosotros. Tranquila, por favor, Anna tranquilízate, venga deja de llorar. Todo está bien. Gracias a Dios tú estás bien. Tranquila. -Noto que una mano muy suave me coge fuerte, de la mano y me la aprieta para tranquilizarme- Ya está ya. Zzz tranquila. -Se nota que sabe controlar su paciencia y sus nervios y me transmite esa tranquilidad a través de sus palabras y su apretón tranquilizador.
Parpadeo un par de veces hasta abrir por completo los ojos, veo una tenue luz que ilumina la estancia donde estoy. Muevo la cabeza lentamente hacia un lado y sé inmediatamente que lo de hace un momento, no ha sido un sueño, bueno, eso de hace un momento... no estoy segura la verdad. Han pasado unos segundos, cuando ya estoy situada (o eso creo) estoy en el hospital. Vale, hasta ahí llego. ¿Pero por qué? Es algo a lo que nadie me puede dar respuesta, porque no me puedo levantar. Estoy unida a miles de cables y la verdad, no tengo el cuerpo para mucho ajetreo y meneo. Que venga alguien pronto ya por favor, quiero saber que ha pasado, que está pasando. ¿Hola? Me siento perdida. De repente, se abre la puerta y oigo una voz:
-Vaya, por fin has despertado. Veo que no estás en modo ataca..
Abro los ojos de repente, lo veo todo muy claro, tan claro que apenas veo lo que tengo delante. ¿Estoy llorando? Una mano con un pañuelo húmedo me refresca la cara. ¿Se puede saber donde estoy? ¿Qué ha pasado? El miedo es ahora mi única compañía interna. Empiezo a moverme, mis brazos y piernas empiezan a dar manotazos y patadas al aire, porque los que están presentes en donde quiera que yo esté, se apartan rápidamente.
-¡Joder sujetadla! ¡Tranquilizadla de una vez!
Esos gritos, de voz de hombre, me suben aún más el pánico que llevo ya por dentro y por fuera. ¿Qué coño ha pasado? ¡Quiero irme de aquí por favor! ¡Socorro! Noto cómo mis lágrimas salen a chorretones de mis ojos. Estoy muerta de miedo y nadie se molesta siquiera en decirme donde estoy.
-Ey, tranquila. Tranquila, estás con nosotros. Tranquila, por favor, Anna tranquilízate, venga deja de llorar. Todo está bien. Gracias a Dios tú estás bien. Tranquila. -Noto que una mano muy suave me coge fuerte, de la mano y me la aprieta para tranquilizarme- Ya está ya. Zzz tranquila. -Se nota que sabe controlar su paciencia y sus nervios y me transmite esa tranquilidad a través de sus palabras y su apretón tranquilizador.
Parpadeo un par de veces hasta abrir por completo los ojos, veo una tenue luz que ilumina la estancia donde estoy. Muevo la cabeza lentamente hacia un lado y sé inmediatamente que lo de hace un momento, no ha sido un sueño, bueno, eso de hace un momento... no estoy segura la verdad. Han pasado unos segundos, cuando ya estoy situada (o eso creo) estoy en el hospital. Vale, hasta ahí llego. ¿Pero por qué? Es algo a lo que nadie me puede dar respuesta, porque no me puedo levantar. Estoy unida a miles de cables y la verdad, no tengo el cuerpo para mucho ajetreo y meneo. Que venga alguien pronto ya por favor, quiero saber que ha pasado, que está pasando. ¿Hola? Me siento perdida. De repente, se abre la puerta y oigo una voz:
-Vaya, por fin has despertado. Veo que no estás en modo ataca..
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