Los pasos es aquello que te permite avanzar o retroceder en cualquier acción durante nuestra vida. Nos pueden importar muy poco, nos pueden marcar momentos inolvidables tanto malos cómo buenos, nos pueden hacer llegar y nos pueden hacer equivocarnos. Están presentes en todo momento, en lo más mínimo, aunque no seamos capaces de darnos cuenta de ello. En verdad, nunca nos permitimos el lujo de tener un rato para pensar en cada acción que cometemos a lo largo de la vida, o cómo poco a lo largo del día. No sé, yo antes de dormir, me pongo a reflexionar de cómo me ha ido el día, de lo que he hecho bien y de lo que no debería haber hecho mal, pero sé que muchos prefieren vivir el momento y dejarse de reflexiones para vivir al límite. Dicen que es bueno no darles tantas vueltas a las cosas, que hay que dejarlas correr y continuar con nuestras vidas. No es mala idea la verdad, pero también hay que tener en cuenta, que si nos ponemos a reflexionar sobre nuestros actos y las consecuencias que han nacido de ellos, podemos darnos cuenta del tipo de personas que somos y puede cambiar el prototipo de persona que quieres llegar a ser en la vida, porque puedes pensar en cosas que has hecho y de las cuales a la hora de pensar en ellas, no te parecen adecuadas y las querrías borrar de tu pasado e incluso a poder arrepentirte. Aveces arrepentirte no está mal. No es malo reconocer los errores. Lo que quiero llegar a concluir es que, no merece la pena ir corriendo para vivir, si no te tomas un tiempo para recordarlo.
Mis pies, apenas tocan el suelo, voy corriendo lo más rápido que puedo, necesito llegar pronto, si no me despedirán y la cosa no está para quedarse sin trabajo. Miro el reloj y son las 8:57 solo tengo tres minutos para llegar a en punto. Tomo más velocidad cuando me doy cuenta de que no voy a llegar a en punto ni de casualidad. Soy una chica joven, con el pelo largo rubio, ojos azules y verdaderamente tengo un cuerpo al que le doy caña para que no se deteriore y me convierta en vejestorio a los cuarenta años. No quiero ser de esas. Anna Simon es el nombre que pone en la etiqueta cosida en la camiseta azul marino del uniforme de camarera del Restaurante Madrid City. Se trata de un restaurante bastante bien situado en el centro de la cuidad de Madrid, que dispone de una prestigiosa y exigente clientela de peces gordos, políticos y gente famosa. Por lo que el hecho de que yo trabaje allí, carga una enorme responsabilidad sobre mí. Ser puntual, higiénica, presentable al público y guapa, ser muy guapa. Vamos que entras allí y ves a auténticos modelos sirviendo platos de comida exquisita y caros licores.
Mis pies, apenas tocan el suelo, voy corriendo lo más rápido que puedo, necesito llegar pronto, si no me despedirán y la cosa no está para quedarse sin trabajo. Miro el reloj y son las 8:57 solo tengo tres minutos para llegar a en punto. Tomo más velocidad cuando me doy cuenta de que no voy a llegar a en punto ni de casualidad. Soy una chica joven, con el pelo largo rubio, ojos azules y verdaderamente tengo un cuerpo al que le doy caña para que no se deteriore y me convierta en vejestorio a los cuarenta años. No quiero ser de esas. Anna Simon es el nombre que pone en la etiqueta cosida en la camiseta azul marino del uniforme de camarera del Restaurante Madrid City. Se trata de un restaurante bastante bien situado en el centro de la cuidad de Madrid, que dispone de una prestigiosa y exigente clientela de peces gordos, políticos y gente famosa. Por lo que el hecho de que yo trabaje allí, carga una enorme responsabilidad sobre mí. Ser puntual, higiénica, presentable al público y guapa, ser muy guapa. Vamos que entras allí y ves a auténticos modelos sirviendo platos de comida exquisita y caros licores.
Vale, pensar también en eso, me hace acelerar más el ritmo, creo que me voy a morir de tanto correr, nunca había corrido tanto ni tan rápido para ir a ningún lado, soy más de gimnasia rítmica y baile. Bajo los últimos escalones del parque, para cruzar, me adentro en lo que es el centro, donde están las tiendas exclusivas donde solo entran esos que cobran más de dos mil al mes, vivir aquí es caro, es realmente y exageradamente caro y estresante, muy estresante. Voy esquivando a cada persona que se me cruza por el camino, joder aquí todos parecen tener prisa. Miro la hora otra vez, las 8:59 genial, llego tarde. Y de repente todo se vuelve oscuro y dejo de sentir lo que sea que estuviese sintiendo anteriormente.
Hola!
ResponderEliminarLo cierto es que he descubierto este blog por casualidad, y he leído el prólogo de vuestra historia, y me dan ganas de continuar leyendo. Me recuerda en cierta forma a Canciones para Paula (una trilogía que me encantó y que he leído ya tres veces jaja) así que leeré vuestra historia, ah, y por supuesto y sin leerla, os animo a que continuéis escribiendo, que seguro que es genial, y no me gustaría quedarme sin saber el final!
Un saludooo.