domingo, 19 de mayo de 2013

Capítulo 4: Escaparse o quedarse.


-No encuentro las llaves...
-¿Cómo...?
-Que no encuentro las...
-¡Cierra el pico! -Interrumpe el chico alto, rubio, de ojos verdes que me mira furioso desde la puerta del salón. Se acerca a mí con paso decidido, me coge del pelo y me echa la cabeza hacia atrás- Vamos... a... llegar... tarde... por... tu... puta... culpa.
Sus palabras salen de entre sus dientes muy apretados. Empiezo a temblar. Por favor, que no lo haga. Que no lo haga. Que no lo haga. Que no lo haga. Que no lo... Me empuja hacia la cómoda y me doy con la frente en el mago de uno del tercer cajón.
-¡Joder!
Yo contengo las lágrimas. Para. Para. Para. Para. Para por favor... te quiero. Te quiero. Para. Lo siento. Te quiero.
-Lo... lo siento... -Digo con un ilo de voz temblorosa.
Se agacha junto a mí, me coge con una mano la barbilla y hace que lo mire. Me acaricia la cara.
-¿Estás llorando?
Yo niego con la cabeza, pero es obvio que estoy llorando. Se me saltan las lágrimas.
-¿No? ¿No estás llorando? -Su voz es demasiado dulce.
-Es-estoy bien... de verdad...
-Me alegro mi amor... -Sigue acariciándome la cara- Esto... -Me toca la frente donde creo que se ha formado un chichón de los gordos- Te has tropezado con los tacones, porque eres una patosa torpe. ¿Entendido? -Me sigue acariciando la cara y obligándome a que lo mire, las lágrimas me nublan la visión. No soy capaz de contestarle. El llanto atasca mi garganta. No puedo hablar- No te oigo. ¡Responde! -Me sobresalta.
Trago saliva y respondo.
-Entendido.
Me sigue acariciando la cara. Saca un pañuelo y me seca las lágrimas.
-Odio verte llorar mi amor. ¿Lo sabes? ¿A qué sí? Sabes que odio verte llorar.
-S-sí. Lo sé...
-Pues deja de llorar joder, que pareces una niña pequeña joder.
-Pues no me trates cómo tal. -Dios mío, no me creo que le haya dicho eso yo.
Su sorpresa se ve reflejada en sus ojos y enseguida se llenan de rabia y... ¿Odio? Inmediatamente sé que esto no va a acabar bien, al menos para mí. Esto no va a ser bueno. Dios mío. No. No. No. No... Noto cómo un calor terrible invade todo mi ser. Ese silencio que hay durante unos segundos, se vuelven eternos. Esto no va a acabar bien. Quiero levantarme y echar a correr, porque sé que él no va a tolerarme que yo le desafíe. No le gusta que le desafíen, y mucho menos yo. Su novia, su chica, su... en verdad no sé lo que soy para él. Pero, él lo es todo para mí. Es lo único que tengo. Es el dueño de mi vida...
-Deberías usar esa boca para otras cosas en vez de para soltar gilipolleces zorra.
Dicho esto, me da una fuerte bofetada en la mejilla que me tira el suelo y hace que me golpee la cabeza. Pero ahí no termina todo, se levanta y me da varias patadas en las costillas. Abro la boca para intentar coger aire, no puedo respirar...
No. No. No. Por favor, no. Basta por favor. No lo hagas. Por favor. No va a parar Anna, nunca va a parar. Levántate y corre. Corre Anna, sal. Vete de aquí. Vete, no pararé. Siempre te va a hacer daño. Se está convirtiendo en costumbre. Él no te quiere, no te quiere cómo te mereces ser querida. Vete Anna joder, levanta. Vamos.
Mi conciencia libra una lucha con ella misma: Una parte de ella, quiere que aguante, cree que él me está haciendo esto para castigarme, porque no soy lo suficientemente buena para él. Cree que si dejo pasar un tiempo y hago lo que él me pide y me ordena, algún día dejará de agredirme y seremos felices para siempre. Pero otra parte en minoría, no lo aguanta, no aguanta ser menos de lo que se cree que es. Quiere gritar, quiere salir, quiere enfrentarse a ese cabrón y dejarle las cosas claras, quiere tomar las riendas de su vida y triunfar. No quiere ser un mueble más al que se puede follar cuando a él le venga en gana. Es más que eso, es una persona, es una mujer, es toda una mujer, que quiere aprender de sus errores, pero no con él y mucho menos a golpes, quiere ser libre y feliz. Quiere vivir.
-¡Ahora, si eres tan valiente, te levantas y me vuelves a desafiar zorra! -Dice gritando, se pone depié y me escupe en la cara. Se va.
Se ríe de ti, te insulta, te tiene prohibido hace cosas que te gustan, te humilla, te pega y te escupe.¿De verdad estás dispuesta a soportar este trato todos los días de tu vida?
No sé cuanto tiempo llevo tirada en el suelo. Me duele todo el cuerpo. No sé que hacer. No quiero dejarle, le quiero. Pero, tampoco estoy dispuesta a soportar esto por mucho tiempo. Tengo mis límites también. Cierro los ojos y me quedo traspuesta.
-Eh despierta. Venga.
Un cogín aterriza en mi cabeza y me hace volver al mundo real. Abro los ojos y le veo de pié junto a mí. ¿Seguirá enfadado? La que debería estar enfadada eres tú. Me dice esa voz interior a la que llamamos conciencia. Me levanta despacio, me duele todo. Le miro fijamente. Él me devuelve la mirada como advirtiéndome en plan: no vuelvas a desafiarme, si no quieres que vuelva a pasar lo de antes. Le suelto un bofetón en la cara, todo lo más fuerte que puedo.
-Puta... -Se toca donde le he pegado- ¿Cómo te atreves...? -Me coge del pelo y me tira a la cama- ¡Pero quien coño te crees tú para pegarme a mí zorra!
Se pone encima de mi y me coge del cuello. En sus ojos se le salta la rabia y la ira. No le ha gustado nada que le plantara cara, pero es que estoy harta de que me trate cómo una mierda.
-¡Su-suéltame...! -Intento apartar las manos de él.
-Esta vez te has pasado rubia. Y me las vas a pagar. -Me aprieta el cuello.
Le doy un rodillazo en el estómago. Cae al lado de la cama.
-¡Ah! ¡Puta!
Me levanto corriendo y salgo de la habitación sin darme cuenta de que voy descalza, pero es que ahora eso es lo de menos. No importa cómo vaya vestida, lo que tengo que hacer, es salir de aquí. Esto no es un hogar, esto es el mismísimo infierno en vida.
-¡¿A donde te crees que vas zorra?!
-¡Muérete! -Salgo al rellano y bajo las escaleras a toda prisa con él detrás de mí- ¡Déjame en paz! ¡Déjame en paz! ¡Ayuda por favor! ¡AH! ¡AYUDADME POR FAVOR!
-¡Te voy a matar puta!
Salgo a la calle y empiezo a correr por las calles bajo la lluvia. Joder, el suelo resbala. Mierda. Echo la vista atrás un momento, y lo veo bastante cerca de mí. Mierda. Mierda. Mierda. Mierda. Me va a coger y Dios sabe lo que va a hacer conmigo. ¿Pero es que nadie me oye?
-¡Por favor ayúdenme! -Grito con todas mis fuerzas.
-¡Nadie te va a ayudar pedazo de perra!
Tira de mi pelo y me atrae hacia su cuerpo. Dios mío. ¡Me va a matar! ¡Me va a matar! ¿Donde coño está la policía cuando se le necesita? Me agarra muy fuerte de la cintura, tanto que no puedo apenas moverme. Me tapa la boca ahogando mis gritos.
-Atrévete a desafiarme ahora cielo. Vamos... ¡VAMOS!
Empiezo a llorar desesperadamente. No quiero morir. Por favor Dios, no permitas que esto me pase a mí. No dejes que él se salga con la suya por favor Dios no. No lo dejes hacerme esto y luego que sea juzgado por la justicia injustamente. Por favor Dios, si existes, sálvame.
Él me tira al suelo, y se pone encima de mí. La lluvia me imposibilita la visión y las lágrimas, tampoco lo ponen bastante fácil. Me coge del cuello, mientras rompe el vestido que llevo puesto. Mierda, no. Esto no. Por favor, mátame, pero esto no. ¡No! ¡AYUDA JODER!
-¡Tú! ¡Suéltala!

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