domingo, 16 de junio de 2013

Capítulo 23: La Venus rubia.

-Dios Daniela, te voy a ganar. -Le dice Dani.
Están preparándose para jugar al jokey de mesa.
-Desea lo con todas tus fuerzas, por que es como solo se va a quedar.
-Luego juego yo contra el que pierda. -Dice Canco.
-Bueno, que empiece la partida.
Los dos empiezan a jugar, ambos están muy picados, no quieren perder. Yo saco el móvil y los grabo sin que ellos se dieran cuenta.
-¡Vas a perder!
-Claro. -Daniela marca- ¡Toma! ¡Uno a cero chato!
-No cantes victoria aún. -Saca la otra pastilla y lanza.
Dani, no tarda ni diez segundos en marcar.
-¡Vamos! ¡Lo mejor! ¡Oh yeah!
-Que estamos empatados pija corta. -Saca la otra pastilla y de un golpe marca- Corrijo. ¡Que te estoy ganando!  ¡Toma que toma!
A Dani, se le nota que no le está haciendo gracia perder.
-No te ilusiones tanto, que quedan aún dos pastillitas. -Saca la otra y golpea.
Daniela la para y de inmediato esta vuelve a Dani y otra vez a Daniela y así hasta que Dani vuelve a marcar.
-¡Vamos! ¡Solo una y estarás perdida!
Ella saca la pastilla y la pone en la mesa de un golpe. A Daniela tampoco le gusta perder.
-Ahora ya esto es personal. -Dice y golpea la pastilla con fuerza.
Dani la para, se tiran así lo que a todos creo nos parece eternidad. Al final, acaba marcando Daniela.
-¡Uh uh! -Se pone a dar saltitos de alegría- Te he ganado, te he ganado, te he ganado. -Se ríe mientras lo picaba.
-Algún día, perderás.
-Ya claro, eso dicen los perdedores. -Se ríe.
-Venga Daniela, ahora yo. -Canco, saca una moneda y la mete en la ranura, para volver a jugar.
Ya han jugado unas diez rondas, yo me estoy aburriendo. Se lo está pasando mejor Daniela, que yo. También es cierto, que ella es muy abierta con la gente y enseguida hace amigos, mientras tanto yo, soy más vergonzosa y me cuesta soltarme con la gente.
-Oye. ¿Estás bien? -Me pregunta Dani cerca del oído.
Doy un respingo. No sabía que estaba tan cerca de mí.
-Sí, sí. -Digo volviendo a mi compostura.
-¿De verdad? -Me coloca la mano en el hombro.
Me dan escalofríos. Menuda reacción tiene mi cuerpo al mínimo contacto con el suyo, y eso que nos separa una fina capa de tela que es mi blusa.
-Sí. -No he sonado convincente, lo sé.
-Ven. Vamos a tomarnos algo. -Silba a los demás- Ey, que me voy a acompañar a Anna a la cafetería, está un poco mareada.
Daniela nos mira.
-¿Estás bien?
-Eh sí, tranquila Daniela.
Ella me mira cómplice y me guiña un ojo. Dani y yo, nos alejamos por el pasillo de mesas de billar, jokey y futbolines que hay en la enorme estancia. Entramos a la cafetería, nos vamos a la mesa más recóndita de todo el loca.
-¿Qué quieres tomar? -Me pregunta.
-Un batido de chocolate frío con nata por encima por favor.
La verdad, es que ahora uno de esos me apetece muchísimo. Con el calor que hace, viene estupendo.
Él va a la barra y pide las bebidas, al rato vuelve y se sienta a mi lado.
-Bien, cuéntame que te ocurre. Es obvio que te ocurre algo.
-¿Y qué quieres que te cuente?
-Lo que te pasa... -Me acaricia la mejilla- Anna. ¿Qué te ocurre?
No sé que contestarle. ¿Qué le digo? ¿Qué estoy enfadada conmigo misma por no ser como es Daniela? ¿De no ser tan divertida como ella? Joder, esto es absurdo.
-Es que... es tan patético... no tiene caso contarlo.
-Mira, el simple hecho de verte de lo más mínimo triste, no me gusta. Sea lo que sea, cuéntamelo por favor.
-No es nada.
-Mientes como el culo Anna.
Lo miro. Agacho la cabeza. Si se lo cuento, se va a alejar de mí.
-Dímelo. -Insiste.
-Soy una marginada social. -Digo bastante corte. Es infantil.
-¿Una marginada social? ¿Por qué dices eso?
-Pues... te dije que era una tontería.
-Pues ahora lo sueltas. Dilo.
-Es que Daniela es tan... y yo soy tan... somos totalmente distintas. Ella cae bien a todos y yo no soy capaz de ser como ella.
-Es que no tienes que ser como ella.
-Pues quiero serlo.
-A mí me gusta como eres.
-Va Dani no mientas.
-Enserio, me gusta como eres. -Me coge de la barbilla, y hace que lo mire- Me encanta como eres. ¿Sabes por qué?
Oh Dios, que ojazos tiene.
-¿Por qué?
-Desbordas inocencia por allá donde vayas.
-¿Desbordo inocencia? -Me sonrojo.
-Sí, te sonrojas con facilidad, eres tímida, dulce, encantadora...
Por favor Dani, aclárame esto.
-No te entiendo...
-Que no es necesario ser como Daniela para gustar a la gente. Me gusta cuando te saco los colores, me gusta que seas vergonzosa, pero luego se te conoce y eres todo un encanto... pareces una niña pequeña un primer día de clase.
Abro mucho los ojos.
-¿Eso cómo me lo tengo que tomar?
Se ríe.
-¿Ves? De eso te hablo. Coges confianza y no te da reparo decir lo que piensas. Tómate tu tiempo y verás como encajas en cualquier lado. Créeme.
-Eres raro.
-¿Por qué?
-Lo eres.
-Yo no soy raro.
-Cállate.
-Vale.
Nos sirven las bebidas. Él se ha pedido una coca-cola. Cojo la caña y voy cogiendo pequeñas cantidades de nata y me las voy metiendo en la boca.
-Dios, moriría por ser nata.
-¿Por qué?
-Para rozar tus labios.
Vale... vale... vale... ¡MADRE MÍA!
Lo miro y veo que me está mirando. Oh Dios.
Me viene a la mente la charla con Daniela de antes de salir de casa. Bueno, tal vez tenga razón.
-Tienes un poco de nata en la comisura... -Susurra.
Parpadeo rápidamente. Me hago a la idea de lo que tengo que hacer.
-Pues ayúdame a quitármela.
Él abre la boca sin saber qué decir ni qué hacer. Ay Dios esto me encanta.
-Está bien.
Coge una servilleta del servilletero. ¿Qué haces? ¡No! ¡Eso no!
De repente se acerca a mí. Me coge de la cara y me chupa la comisura de la boca. Ay madre... Ay madre... ¡AY MADRE!
-Así mejor. Limpia. -Se separa de mí un poco y observa mi reacción.
No tengo palabras, no tengo sangre, no me late el corazón, los pulmones me han dejado de funcionar y el tío es un puro peligro. Ahora lo sé.
-Otra vez... -Le pido.
¡Esas palabras se han escapado! ¡No las quería decir! Pues ahora te jodes, por que no las puedes recuperar y han sido recibidas y van a ser atendidas.
En cuento me quiero dar cuenta, está mordiéndome tortuosamente el labio inferior. Deberían subir más el aire acondicionado. ¿No? Se vuelve a separar un poco.
Yo me acerco y me lanzo a sus labios. Lo beso con ganas. ¿Con ganas? Pero, si no le has dejado ni respirar... Ann, hay momentos en los que de verdad, sobras. Pues tampoco le ha molestado que lo bese, me ha recibido con mucho gusto. Qué educado.
Nos separamos. Madre mía, desprendemos fuego. Me está mirando intensamente. Me atraviesa con esos ojos verdes que no me los quito de la cabeza desde la primera vez que me crucé con ellos.
-Esto... no me lo esperaba. -Me confiesa.
Le da un buen sobro a su coca-cola y yo a mi batido. Nos viene bien algo frío para bajarnos la temperatura a los dos. Nos viene bien.
-Yo tampoco... -Le digo habiendo digerido el delicioso chocolate.
-Me ha gustado.
-Y a mí. ¿Nos habrá visto alguien?
-No lo sé.
-Bueno, es algo que da igual. Que se mueran de envidia. -Digo mientras nace en mí un orgullo malicioso.
Me acerco más a él (más de lo que estábamos) le acaricio el cuello. Esto me sorprende más a mí que a ti Dani, yo no soy así.
-Joder Annita... esa faceta la tenías bien guardada... -Está sorprendido.
-Y tan guardada. Tanto, que no sabía ni que existía.
Le beso el cuello. Esta vez me toca a mí. Noto como su pulso se acelera. Es el efecto Simon. Yo provoco estas cosas, yo soy la Venus Rubia y voy a por todas contigo, solo y únicamente contigo.




ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAPÍTULO DE HOY GENTE VALIENTE. SEGUIDME EN LA CUENTA DE TWITTER @YourDanna SERÁ DIVERTIDO.


4 comentarios:

  1. Siguiente por dios cada dia te.superas mas me encanta como escribea :*

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  2. Quuiero siguieente cieelops !! Me encanta

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  3. Quiero el siguiente cap!! Genial genial genial!!
    PD: Soy @sylvyarueda

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